La ex senadora Seguí asumió al frente de Nación Fideicomisos
Ulloa, ex gerente general, se resistía a irse
Con el mismo silencio que reina en los pasillos envueltos en boisserie y gruesas alfombras del primer piso del Banco Nación, hace una semana tuvo lugar la asunción de Malvina Seguí como presidenta de Nación Fideicomisos.
Esta sociedad anónima del banco saltó a la fama con el caso Skanska por haber pagado las obras de ampliación de los gasoductos Norte y Sur.
Seguí, ex senadora peronista por Tucumán y directora del banco desde hace cuatro años, cuenta con el visto bueno de la presidenta del banco, Gabriela Ciganotto, una funcionaria de confianza de Cristina Fernández de Kirchner, quien tampoco habría sido ajena a la designación de Seguí en un puesto sensible.
Seguí no reemplaza a Néstor Ulloa, gerente general de Nación Fideicomisos hasta el miércoles pasado, cuando el presidente Néstor Kirchner dispuso por decreto su cese junto con el del titular del Enargas, Fulvio Madaro.
Ocurre que el protagonismo de Ulloa impidió que muchos supieran que Nación Fideicomisos contaba con un presidente, el jujeño Marcelo Quevedo Carrillo -también director del Banco Nación-, y que este presidente, en medio del silencio, había renunciado una semana antes del cese de su amigo Ulloa, aunque aún integra el directorio del banco.
"Ulloa era el hombre que decidía en Nación Fideicomisos. Muy inteligente, muy trabajador, en realidad, hiperactivo", lo recuerda un alto funcionario del banco, que lamenta que esta institución "se desentendiera de Nación Fideicomisos".
"Se negaba"
Otra fuente del banco cuenta que Seguí reemplazó a Quevedo Carrillo el miércoles pasado al mediodía.
"Al rato -agrega esta fuente-, con la anuencia de Ciganotto y del directorio del banco, Seguí le propuso a Ulloa que pidiera una licencia como gerente general. La reunión duró varias horas y Ulloa se negaba. Era como si no dependiera del banco."
-¿Dependía de hecho del ministro de Planificación, Julio De Vido?
-No sé, a veces repetía: "Me llaman, me llaman", y parecía aludir a gente de De Vido. De todos modos, el decreto que Kirchner firmó aquella noche tornó innecesaria la licencia.
Por medio de uno de sus defensores, LA NACION procuró en vano obtener la versión de Ulloa.
Si la investigación judicial se centra en el pago de presuntos sobreprecios a las empresas constructoras que ampliaron los gasoductos Norte y Sur en 2005, Ulloa tiene una carta fuerte para jugar: el visto bueno para pagar, igual que los montos, competía a las licenciatarias privadas Transportadora de Gas del Norte SA y Transportadora de Gas del Sur SA y, básicamente, al Enargas.
Por ahora, no está definido quién reemplazará a Ulloa.
Cerca de Seguí buscan alguien "con perfil de auditor" y tampoco descartan una gerencia colectiva.
A la ex senadora la esperan días agitados. Nación Fideicomisos, de donde sale el dinero que financia la ampliación de las redes de gas y electricidad, está casi paralizado. Pero Seguí tiene experiencia en tormentas. Integró el Tribunal de Cuentas de Tucumán, fue fiscal de Estado provincial y presidió la Comisión de Juicio Político de la Legislatura, que enjuició y suspendió al represor Domingo Bussi.
En Tucumán, diseñó y llevó adelante una reforma policial.
En Nación Fideicomisos, tendrá que revisar lo actuado en los gasoductos Norte y Sur y, al mismo tiempo, deberá analizar todo lo referido a la nueva ampliación de los gasoductos: el Plan 2006-2008, que opaca las obras anteriores porque en este caso se trata de ampliaciones de toda la red por 2300 millones de dólares, que se financiarán con el mismo sistema que las de 2005.
A ese presupuesto de 2300 millones, hace poco el Enargas quiso agregarle 900 millones de dólares de un plumazo, hasta que el escándalo Skanska lo obligó a quitar esa suma, que se esfumó en los papeles tan rápido como había aparecido.
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