La estrategia oculta detrás de las marchas del "Sí, se puede", según los analistas
El nivel de acompañamiento militante que el macrismo logró en las marchas del "Sí, se puede" tienen detrás estrategias que van más allá de la búsqueda del voto para intentar dar vuelta los resultados de las PASO y lograr la reelección de Mauricio Macri. Según analistas, la presencia multitudinaria de adeptos al Gobierno en la calle esconde dos mensajes más. Uno está dirigido hacia adentro de Cambiemos; el otro, al propio Alberto Fernández y la tropa kirchnerista.
Pero también tiene enfrente un desafío: no será fácil mantener ese nivel de movilización más allá del 27 de octubre, si se confirma la victoria del kirchnerismo y la épica de la campaña se esfuma.
"Las marchas que encabeza Macri tienen sentido estratégico para él en este momento. Por un lado, plantea la discusión del post-macrismo, de quién va a estar al frente del Pro", dice Ana Iparraguirre, directora de Dynamis Consulting y experta en campañas electorales.
En un escenario de derrota de Macri en las elecciones, Cambiemos quedará conformado por una primera minoría que, de repetirse los resultados del 11 de agosto, contará con un tercio de los votos. La incógnita es, dice Iparraguirre, quién será el dueño de esos votos.
Para el consultor Sergio Berensztein, el Presidente es el que tiene la respuesta a esa pregunta. Al ser la figura que hoy demuestra tener el mayor poder de convocatoria, el Presidente deberá tomar la decisión de permanecer en el centro de la escena si pierde las elecciones o de apartarse y dejar el lugar a otras figuras como Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal o a algún dirigente de la UCR. "Si Macri quiere ser líder de la oposición puede preocupar a otros dirigentes, puede dividir a esa oposición", señala.
Berensztein considera que desde las PASO Cambiemos atraviesa "un proceso singular e interesante de cambio de estrategia y cultura política" al haber pasado de una estrategia de "contacto personal entre el líder y el ciudadano" como en los timbreos a "un baño de interacción entre Macri y la gente". Según su análisis, ese cambio tuvo su disparador en la marcha espontánea a la Plaza de Mayo el 24 de agosto en apoyo al Presidente y en "el enganche con las redes latentes" que quedaron de la discusión de la 125, hace más de diez años, y que se sintieron interpeladas con las recientes propuestas polémicas del kirchnerismo que afectarían al sector, como la suba de retenciones, el regreso de la Junta Nacional de Granos o la expropiación de tierras.
Además de enviar un mensaje a quienes pretendan disputar su liderazgo, la convocatoria de Macri a la militancia en distintas ciudades del país, que tuvo su punto más alto en la masiva marcha del sábado último en el Obelisco, también es un mensaje hacia el kirchnerismo.
"El mensaje a Alberto es que hay una minoría activa dispuesta a salir a la calle y va a haber causas para ese sector, que tiene ideas y valores detrás de los cuales está dispuesto a movilizarse. Fernández habla de subir impuestos, de aumentar las retenciones. Esas son todas cuestiones que ya movilizaron a la clase media en el pasado", completa Iparraguirre, quien cree que el enojo de esa porción de la población en el futuro dependerá "menos de cuán activo esté Cambiemos y más de cuánto avance Alberto en temas que afecten a ese sector".
En esa línea, Juan Negri, profesor de ciencia política en la Universidad Nacional de San Martín y la Universidad Di Tella, considera que Macri no solo empieza a construirse como referente opositor, sino que hacia afuera envía el mensaje de que él "tiene con qué hacer oposición", para lo que usa un "lenguaje peronista" pese a que el macrismo no cuenta con las herramientas que siempre tuvo el PJ para movilizar a la militancia.
Pero para evaluar la supervivencia de ese poder de convocatoria todavía tienen que pasar las elecciones y debe verse cómo resuelve el macrismo la desaparición de la épica que hoy nutre su campaña.
"Podría ocurrir que no pueda mantener ese nivel de actividad en las calles. (...) Imagino que intentará lograrlo con un mensaje épico que pueda seguir movilizando a ese sector de la población. El mensaje, hoy, es fidelizar a un electorado golpeado, mantenerlo con vida lo más posible y mantener la estructura de fiscales para que sientan que están luchando por algo", describe Negri, que advierte por la pérdida de entusiasmo fuera de la campaña. "Una causa heroica puede mantener vivo ese fuego, pero corre un riesgo. En ciclos electorales eso disminuye. Además, su electorado tradicionalmente vio con malos ojos esas estrategias de movilización. Creo que el Gobierno tiene que apuntar a las causas anticorrupción, al respeto por las libertades básicas y las mejoras institucionales. Así, creo que podría tener éxito, aunque no estoy seguro", agrega
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