La elección de la bronca versus el miedo
La sucesión de escándalos que golpean al oficialismo, especialmente en su bastión bonaerense, refuerza uno de esos ejes: la obscenidad potencia el malestar
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La dicotomía emocional que viene ordenando el comportamiento electoral de la ciudadanía solo tiene motivos para consolidarse. El enojo versus el miedo, o la bronca con la dirigencia política y el temor a Milei, tuvieron estos días aceleradores profundos.
La sucesión de escándalos que golpean al oficialismo, especialmente en su bastión bonaerense, refuerza uno de esos ejes: la obscenidad potencia el malestar.
La intención de concentrar el affaire Bandido en Martín Insaurralde y sobreactuar irritación contra el ahora exjefe de gabinete bonaerense es, por eso, la forma que eligió la dirigencia de Unión por la Patria para procurar encapsular una situación que tiene y amenaza tener muchas más derivaciones. La indignación es expresada por los dirigentes tanto como por voceros y periodistas que nunca han ocultado su afinidad con el oficialismo. El juicio moral busca disimular la conveniencia política. De macho alfa del peronismo bonaerense pasó a chivo expiatorio.
La vida de lujos y excesos impagables con el patrimonio declarado por Insaurralde no eran una sorpresa para la mayoría de la nomenclatura peronista. Lo que los dejó y los mantiene atónitos es la torpeza con la que actuó, para permitir que descorriera un velo ante la ciudadanía, que podía sospecharlo pero nunca lo había visto explícitamente. Salvo aquellos que alguna vez han concurrido a restaurantes que suele frecuentar la farándula, donde se lo podía ver a Insaurralde acompañado de popes del juego, como Daniel Mautone, consumiendo botellas de champagne francés con la despreocupación por el costo y las miradas de quien se empina una sidra.
En el oficialismo lo que domina ahora es un estado de zozobra e intranquilidad como pocas veces se ha observado. La magnitud del escándalo del Bandido se potencia con la secuencia del caso del puntero peronista Julio “Chocolate” Rigau que disponía a discreción de medio centenar de sueldos de la Legislatura bonaerense. Otro epicentro del poder controlado por Insaurralde.
La preocupación es agravada por la incertidumbre. Las teorías conspirativas no alcanzan a explicar ni a dilucidar quién estaría detrás de estos hechos, pero sobre todo no sirven para saber si, como se pronostica en muchas conversaciones, habrá nuevas revelaciones. La certeza de que abundan dirigentes, funcionarios y/o candidatos que podrían haber sido registrados en acciones injustificables hace que la probabilidad de que suceda sea demasiado elevada. Eso es lo que los desvela. Todos rezan para que Insaurralde pueda llevarse toda la marca, no aparezcan nuevos reels de Instagram ni surjan otras complicaciones de la investigación al removido jefe de Gabinete.
En la esfera de la política y en la de las apuestas las hipótesis sobre el productor de los álbumes de fotos y videos que hundieron a Insaurralde son motivo de discusión y acusaciones cruzadas. Mientras entre los políticos las miradas se dirigen hacia agentes del juego que podrían haber sido afectados, desde este sector sospechan de la disputa política, aunque las fronteras en este terreno suelen ser difusas. Insaurralde era un vértice en el que convergían ambos mundos.
“Esto tiene que venir de la política”, sostiene una fuente del negocio del juego en territorio bonaerense y argumenta: “Cuando alguien del sector tuvo algún conflicto con Insaurralde no encontró a nadie que se sumara a darle pelea. ‘Yo con Martín no me meto’, decían todos, aunque muchos eran tipos que enfrentaron a gente poderosa”, recuerdan.
El efecto electoral que puede tener esta serie de escándalos es, así, la principal causa de escozor y bronca, en especial, en el entorno del binomio Axel Kicillof-Verónica Magario, que después de las PASO creían tener asegurada la reelección. A la natural preocupación por los votos que pudieran fugarse alimentando la prédica anticasta de Milei, se suma la irritación por tener que padecer los daños infligidos por alguien a quien nunca quisieron cerca (por razones muy diferentes). Insaurralde les fue impuesto por Cristina y Máximo Kirchner después de la catástrofe electoral en las PASO de 2021. Si los hábitos y amistades de Insaurralde contrastaban con los del gobernador, la histórica disputa de poder entre Lomas de Zamora y La Matanza enemistaba a la vicegobernadora con el compañero de aventuras náuticas de la instagramer Sofía Clerici.
Como el enojo con la madre Kirchner no les está permitido expresarlo es transferido (potenciado) a su hijo. De todas maneras, la figura de la vicepresidenta no queda a salvo. La obscenidad de los gastos y hábitos de Insaurralde repone las imágenes del hijo de Lázaro Báez contando cientos de miles de dólares, los bolsos de José López, las inversiones por más de 70 millones de dólares descubiertas a Daniel Muñoz, el fallecido exsecretario de Néstor Kirchner, o la caja con cinco millones de dólares a nombre de Florencia Kirchner.
Para peor, el álbum de Clerici dejó una perlita que para la mayoría paso inadvertida, pero que para algunos suspicaces dio lugar a una pregunta inquietante: ¿Se trató de una casualidad o de un mensaje?. Los regalos mostrados por la acompañante de Insaurralde coinciden exactamente con dos de los bienes de lujo que son una debilidad de Cristina Kirchner: la cartera Louis Vuitton y el reloj Rolex de oro. Los objetos de consumo que habrían compartido Insaurralde y Máximo Kirchner no son de conocimiento público, pero tampoco serían desconocidos. Enigmas para expertos. Mejor que todo quede en el affaire del Bandido.
El poder de Insaurraldo sigue
La búsqueda de no expandir los círculos concéntricos que rodean al escándalo parecen explicar también que aún nadie, empezando por Kicillof, haya cortado ningún cable del circuito del poder de Insaurralde. En la Legislatura provincial, en los organismos de control, en la Justicia y en la administración del juego en territorio bonaerense siguen todas las personas que él sembró o que mantuvo de la herencia recibida de los popes de Lomas de Zamora que le precedieron.
Federico Otermín permanece al frente de la Cámara de Diputados bonaerense y como candidato a intendente para suceder a Insaurralde. Ni el MarbellaGate ni el ChocoGate alteraron sus planes ni parece haberlo obligado a dar explicaciones.
El Instituto del Juego de la Provincia de Buenos Aires continúa en manos de Omar Galdurralde, pero sobre todo se mantiene allí quien dicen es el operador más eficaz de Insaurralde: el director de Legales, Sebastián Silvestre.
Quienes conocen bien este polo de poder afirman que Silvestre integra el comando superior de operaciones del exjefe de Gabinete junto con el vocal del Tribunal de Cuentas de la Provincia Juan Pablo Peredo, a cargo del área de Reparticiones Autárquicas y Entes Especiales del organismo de control. En la página del tribunal se afirma que Peredo es especialista en “articulación e intermediación financiera entre los sectores público y privado”. No parece faltar transparencia allí, aunque el sitio no dice que anteriormente fue director de Relaciones Externas de Codere, una de las licenciatarias de salas de juego, hasta que la compañía fue adquirida por un fondo de inversión de Estados Unidos. Todos puestos claves
Ellos y los amigos intendentes de Insaurralde miran con extrema preocupación las balas que pican cerca y lamentan que los exponga públicamente. Entre esos jefes comunales descuellan dos hombres también de muy buen pasar, aunque de orígenes distintos, como, Gastón Granados, de Ezeiza, y Federico de Achával, de Pilar. Este es miembro de una de las familias más poderosas del juego, exsocia de Cristóbal López y cuyo negocio fue beneficiado por uno de los últimos dos decretos de Néstor Kirchner antes de dejar la Presidencia, que le extendió la concesión del Hipódromo de Palermo y los “obligó” a ampliar la cantidad de máquinas tragamonedas.
Las revelaciones que surgen de las causas judiciales abiertas, de cuyo final nadie puede augurar el éxito, no permiten clausurar el escándalo, pero, al menos por ahora, lo mantienen en el campo (es una metonimia) de Insaurralde, se confortan en UP.
A pesar de que algunos encuestadores ya advierten que el electrocardiograma electoral empezó a alterarse tanto con la nueva disparada del dólar como con los casos Insaurralde y Chocolate. Y, como ya pasó, beneficiarían a Milei. Quienes miden para el candidato presidencial Sergio Massa, sin embargo, le llevaron noticias más tranquilizadoras: “No impactó tanto como esperábamos: Milei sigue estable y, en cambio, se cae Patricia Bullrich”, afirman.
La escasa explotación de ambos casos por parte del candidato de Bullrich a gobernador, Néstor Grindetti, sorprendió hasta a dirigentes de ese espacio. Más comprensivos de la mesura son los rivales internos de Grindetti, que explican que el aporte de legisladores y trabajadores de la Legislatura a su campaña habría tenido un importante peso (o varios). El vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense es Adrián Urreli, exjefe de gabinete de Grindetti en Lanús. Las heridas que dejaron las PASO no parecen haber cerrado.
El desperdicio de ocasiones propicias parece así estar signando la campaña de los candidatos de JxC. Se vio en el debate presidencial con Bullrich, en el que, para usar una imagen boxística, debía lograr subirse al ring donde ya estaban Massa y Milei, para luego demostrar capacidad de combate y, por último asestar, un golpe efectivo. No ocurrió.
Al mismo tiempo que sorprende la escasa apropiación de estos hechos, se destaca cómo alimentan en JxC la ilusión de que les dé una nueva oportunidad. Aunque no faltan dudas. “El escándalo de Insaurralde es para las filas de Bullrich la esperanza que le provocan nueve minutos adicionales a un equipo que no pateó al arco en todo el partido. Ahora tiene que ir a buscarlo y no seguir esperando a ver si le dan un penal”, señala con filo futbolero el consultor Patricio Hernández. ¿Habrá que esperar al próximo domingo?
El silencio de Milei frente a estos escándalos es igual de estridente. No parece convenirle sumarmás pólvora a ese explosivo, como si temiera una deflagración descontrolada. Las admisiones de la ayuda del peronismo, no solo del massismo, a su construcción electoral podrían recobrar vida, verosimilitud y capacidad de daño si los libertarios buscaran acá más para su ataque a “la casta”. El riesgo es grande.
Escándalos, más disparada del dólar y la inflación, al unísono, vuelven a ser en estos días los motores que hacen mover hacia arriba a Milei. No obstante, su consolidación abrió preguntas que revelan temores fundados ante la representación de una probable presidencia suya.
La contención emocional y aparente autoridad en materia económico que buscó mostrar en el primer debate tuvo su contraparte en la condenable reposición negacionista del plan sistemático de comisión de crímenes de lesa humanidad de la última dictadura militar, ya comprobado y condenado por la Justicia. Una violación del pacto democrático suscripto por los argentinos que le podría poner un techo más duro a su intención de voto.
Milei, además, no pierde ocasión de mostrar su intolerancia hacia quienes lo cuestionan así como la distancia con quienes no forman parte de su círculo íntimo. Tampoco termina de despejar las muchas dudas sobre lo que hará en caso de llegar a la Presidencia, ni siquiera en el área de su conocimiento, como es la economía. Mientras tanto, parece alentar un mayor deterioro de la situación económica. Todo eso hizo este jueves en la reunión a la que convocó a empresarios y financistas en Mar del Plata en paralelo al Coloquio de IDEA.
Demasiados elementos para alimentar la disputa entre el enojo y el temor como emociones dominantes a la hora de emitir el voto. La campaña electoral todavía tiene mucho para dar. Y sorprender.