La división del bloque oficialista en el Senado: Cristina Kirchner y un divorcio ficticio para ganarle una pulseada a la Corte y la oposición
Los bloques Nacional Popular y de Unidad Ciudadana nacieron hace dos semanas; desde entonces, no han dado una sola señal de funcionamiento autónomo
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“Si hubo divorcio, nadie lo notó”, dice el senador oficialista que no comulga con el kirchnerismo y reconoce, algo molesto por lo que le pareció una maniobra burdamente ejecutada, que la división en dos bloques del Frente de Todos en la Cámara alta es pura ficción y que sólo tuvo por finalidad arrebatarle a la oposición un sitial en el Consejo de la Magistratura y, de paso, replicar lo que Cristina Kirchner considera como un ataque político de la Corte Suprema de Justicia.
La maniobra fue ejecutada tan a la apuradas y sin cuidar las formas que las pruebas están a la vista. No sólo porque hasta ahora ninguno de los dos bloques han celebrado reuniones por separado, ni hay tampoco alguna declaración de principios por la que decidieron separarse o constancia alguna de cómo fueron elegidas sus respectivas autoridades, sino que los legisladores oficialistas siguen conviviendo como si la escisión nunca hubiera ocurrido.
Más aún. La semana pasada comenzó en Tucumán lo que bautizaron como “La Peña de los Senadores”. Se trata de una propuesta de Edgardo Kueider (Entre Ríos) que tiene por objetivo que los legisladores oficialistas puedan palpar en el propio territorio las necesidades del interior del país.
Al viaje no solo fueron senadores oficialistas de ambos bloques, como sus respectivos presidentes, José Mayans (Nacional y Popular), y Juliana Di Tullio (Unidad Ciudadana), sino que en cada actividad que participaron nunca faltó la mención a la “unidad” del oficialismo.
Pero hay más. La constitución de los dos nuevos bloques -Unidad Ciudadana, de neto perfil kirchnerista, y Nacional y Popular, con predominio de senadores con terminal política en los gobernadores-, quedó reflejada en sendas notas elevadas por sus presidentes que ingresaron a la Secretaría Parlamentaria del Senado el mismo día y a la misma hora: el 18 de abril a las 10.30.
Más curioso aún que la ya de por sí notable coincidencia de que el formoseño Mayans y la bonaerense Di Tullio presentarán las notas a la misma hora, es que lo hayan hecho un lunes a la mañana, cuando la actividad en el Senado es prácticamente nula.
Por si esto fuera poco, hay más datos que aportan a la teoría conspirativa. Por ejemplo, que ambas notas fueran difundidas a la prensa casi de manera simultánea por la oficina de Mayans, que supuestamente había quedado al frente de uno de los dos sectores; y por el vocero de la vicepresidenta, oficina que debería tener una postura neutral en el asunto.
Además, la comunicación se hizo dos días después de que ambas notas fuera supuestamente presentadas y de que el secretario Parlamentario, Marcelo Fuentes, le comunicara a Cristina Kirchner, como presidenta del Senado, con lujo de detalles, qué bloques ocupaban la primera, segunda y tercera minorías del cuerpo para evitar cualquier confusión. Cuentas claras conservan la amistad, como dice el viejo refrán; aunque tampoco se descarta la necesidad de constituir pruebas para presentar ante una eventual judicialización del tema, como finalmente ocurrió.
De hecho, en la apelación que presentaron hoy en la Justicia, los senadores opositores Luis Juez y Humberto Schiavoni advierten posibles irregularidades en esas notas, además del hecho de que -enfatizan- no fueron ingresadas por la Mesa de Entradas de la Cámara alta.
Hasta el momento, no se tiene conocimiento de quiénes integran la mesa de conducción del bloque de Unidad Ciudadana. Es regla que los bloques de más de diez integrantes elijan, al menos, un vicepresidente y un secretario y, además, pidan un lugar para fijar como sede de la bancada y lugar de reunión.
Como informó LA NACION, la decisión de partir el bloque oficialista para arrebatarle al Pro una poltrona en el Consejo, para la que proponía al cordobés Luis Juez, se tomó en la tarde de ese lunes 18 de abril y fue una jugada de último minuto de la vicepresidenta, que delegó en Mayans y Di Tullio.
Tanto, que la división del bloque tuvo “dos versiones” como consecuencia del apuro a la hora de repartir senadores en cada bloque. En la primera, los dos representantes que en ese momento tenía el oficialismo en el Consejo habían quedado uno en cada bancada, por lo que le correspondía al bloque Nacional Popular, que con 21 integrantes fue diseñado para fungir de primera minoría, la elección de un segundo consejero.
Pero alguien se dio cuenta, aunque hay quienes aseguran que fue por la filtración de la jugada en los medios en la noche del martes 19 de abril, que el senador que Cristina Kirchner quería mandar al Consejo, el rionegrino y dirigente de La Cámpora Martín Doñate, había quedado en el bloque de Unidad Ciudadana, en el que también figuraba Mariano Recalde (Capital), quien ya ocupa un lugar en el organismo encargado de seleccionar y sancionar a los jueces.
Así fue como, en la versión definitiva del armado de los bloques, difundida el miércoles 20 de abril, Recalde terminó protagonizando un enroque con la puntana María Eugenia Catalfamo, que haba sido incluida en el bloque Nacional y Popular, para liberarle así el cupo como tercera minoría a Unidad Ciudadana.
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