La despedida secreta de Alberto Fernández a Néstor Kirchner, gracias a un favor de Florencio Randazzo
El actual presidente estaba enfrentado con los Kirchner cuando en 2010 murió su exjefe; el operativo para que pudiera entrar al velatorio en la Casa Rosada cuando no estuviera Cristina
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Alberto Fernández creyó que era mentira. Cuando lo llamaron desde el Sur para avisarle que Néstor Kirchner había muerto pensó que era una trampa para hacerlo aparecer como el autor de una “operación”, difundiendo la falsa noticia de su muerte. Pero dudó. Al hombre que lo llamó se lo notaba realmente afectado. Fernández contactó entonces a Florencio Randazzo, que era ministro del Interior. Randazzo le dijo que no sabía nada. Llamó entonces a Daniel Scioli, que le confirmó la noticia.
“Para mí fue un baldazo de agua fría, fue tan shokeante que no sabía qué hacer. Agarré mi auto y estuve dos horas andando solo por Buenos Aires en el auto”, relató Fernández en 2019, entrevistado para el documental sobre él que hizo de LA NACION. La salida de Fernández del gobierno de Cristina Kirchner, dos años antes, había sido traumática. Para entonces era todo un enemigo político del kirchnerismo.
La historia suena impactante a 11 años de distancia, el día en que el ahora Presidente homenajeó en redes sociales, primero, y en un acto multitudinario, después, a Néstor Kirchner.
El político que mayor confianza había construido con el matrimonio Kirchner en Buenos Aires, que había sido armador del sueño presidencial de Néstor, renunció a la jefatura de gabinete el 23 de julio de 2008 en una carta donde solicitaba la oxigenación de un gobierno que acababa de ser derrotado por el voto “no positivo” de Cobos en el Senado que tumbó la resolución 125 de retenciones móviles.
"Cuando deciden velarlo a Néstor, decido llamarlo a Florencio y decirle: 'Mirá, Florencio, quiero ir a verlo, a despedirme de Néstor. Decime cómo puedo hacer", contó Fernández que le dijo a Randazzo. Consiente de que podía no ser bienvenido, relata que le aclaró: "No quiero ni salir en los medios ni generar un mal momento ni generar un momento difícil para Cristina. Solo quiero ir a verlo a Néstor".
“Me dijo: en media hora venite. Fui, entré por una puerta del costado y me paré detrás del cajón de Néstor. Recé un Padre Nuestro y me fui”, recordó Fernández.
Según el Presidente, en esa época él no tenía diálogo con Cristina Kirchner, pero sí con Néstor. “Yo había hablado con él un mes antes [de su muerte], después de un acto que se hizo en Luna Park”, contó el Presidente. En aquel último diálogo también hubo tensión. “Yo no lo veía bien porque él había tenido un episodio de salud y lo veía muy demacrado. Yo había dicho públicamente que no le exigieran a Néstor, que su salud evidentemente necesitaba reposo y él me llamó muy enojado. ‘No digas eso porque van a decir que estoy mal’, me dijo. Después, ya no hable más”.
Ese homenaje íntimo se mantuvo en reserva durante años. Fernández siempre se lo agradeció a Randazzo, de quien fue jefe de campaña en 2017, la última vez que enfrentó a Cristina Kirchner antes de la reconciliación que lo llevaría a la Presidencia de la Nación.
Hace 11 años partía la persona que le dio al pueblo argentino una vida mejor y a mí, una amistad sin igual.
— Alberto Fernández (@alferdez) October 27, 2021
Su recuerdo nos guía y nos convoca.
Hoy y siempre, #TodosConNéstor.#NéstorVive pic.twitter.com/9UhXSoaS0h
Randazzo, hoy candidato bonaerense opositor, nunca terminó de digerir el regreso de Fernández al kirchnerismo. Lo apoyó tibiamente en las elecciones presidenciales y hasta sonó para ser ministro. Pero tomó distancia apenas empezó la gestión y decidió armar su proyecto político fuera de la estructura del Frente de Todos.
En su libro “Salvo que me muera antes”, el periodista Ceferino Reato cuenta detalles adicionales de esa despedida íntima, citando al propio Fernández: “Parrilli me armó una guardia de unos veinte chicos de La Cámpora como si yo hubiera ido a tirarme encima del ataúd. Alicia Kirchner me envió luego un mensaje de agradecimiento por haber ido. A la salida, me lo encontré a José López, el secretario de Obras Públicas, con quien siempre me llevé mal por su pertenencia al ministerio de Julio De Vido. López venía del Peronismo Revolucionario, era de los montoneros tardíos.
-¿Qué hacés, traidor? ¿Cómo te da la cara para venir acá? -me dijo.
-Mirá, el tiempo dirá quién es el traidor -le contesté”.
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