La designación de Martín Menem en Diputados: una buena noticia y un alivio para Cristina Kirchner y su escudería
Los efectos colaterales de esta decisión de Javier Milei ya se insinúan; los libertarios, sin experiencia ni votos, deberán valerse por sí mismos para asegurar la sanción de las leyes
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De confirmarse el nombre de Martín Menem -un hombre sin rodaje político y mucho menos parlamentario- como presidente de la Cámara de Diputados, Cristina Kirchner y su escudería en el Congreso tendrán fundados motivos para festejar.
“La presidencia provisional del Senado, como la presidencia de la Cámara de Diputados, le corresponden a un o a una representante de La Libertad Avanza, fuerza política que por amplia mayoría obtuvo la representación popular para desempeñarse al frente del Poder Ejecutivo”, aseveró la vicepresidenta el martes pasado, un mensaje que se interpretó, a priori, como un freno a las osadías de sus laderos en el Senado, reacios a ceder sus posiciones de poder.
Tal vez hubo otra intención, más allá de este insinuado altruismo, detrás de las palabras de Cristina. Ella jamás lo confesará, pero en su tropa se regocijan con la idea de enfrentar a un oficialismo novato, sin músculo parlamentario y, para peor, desprovisto de aliados incondicionales luego de que Milei tensionara su relación con Mauricio Macri y desautorizara a Guillermo Francos, su armador con el peronismo no kirchnerista.
La insistente versión de que Menem, recién venido de La Rioja, sería el bendecido por Milei para conducir la Cámara de Diputados no cayó bien en el conglomerado de dirigentes y legisladores que, amén de sus intereses políticos y personales, habían comprometido su apoyo a la sostenibilidad del frágil gobierno libertario. Cristian Ritondo, apadrinado por Mauricio Macri, prometía arrimarle un piso mínimo de 90 diputados; Florencio Randazzo, apalancado por Francos, venía tejiendo diálogos subterráneos con legisladores y gobernadores del PJ; ambos apuntaban a crear un espacio peronista federal que, despojado del yugo kirchnerista, coopere en la sanción de las futuras leyes.
Frente a estas dos opciones, Milei no elegiría ninguna y abrazaría a un libertario de pura cepa para sortear la presión. De confirmar esta decisión, que anteanoche comunicó informalmente a los miembros de su futuro gabinete, el presidente electo estaría accediendo a los reclamos de su exigua tropa de diputados y senadores, renuentes a estar subordinados a un dirigente que no es de su palo.
Los efectos colaterales de esta decisión, si bien aun no fue confirmada, ya se insinúan. Los libertarios, sin experiencia ni votos, deberán valerse por sí mismos para asegurar la sanción de las leyes.
“La tarea de buscar los votos será de ellos (por los libertarios). Nosotros no vamos a poner palos en la rueda ni mucho menos, vamos a colaborar para dotar de gobernabilidad a la nueva gestión, votaremos las leyes que apunten al cambio pero vamos a sostener nuestro bloque Pro -advierten en la bancada macrista-. La responsabilidad de construir las mayorías es del nuevo presidente, que sería Menem, y del presidente del bloque, Oscar Zago. Nosotros levantaremos la mano en aquellas iniciativas que nos parezcan lógicas y que sostengan a nuestros gobernadores. Lo demás, veremos.”
¿Ruptura en Pro?
El bloque que conduce Ritondo mantendrá este miércoles una reunión con los diputados entrantes. Será un encuentro que se anticipa ríspido. Patricia Bullrich, confirmada al frente del Ministerio de Seguridad, se habría comprometido ante Milei que aportaría su tropa de diputados -que orillaría la decena- para votar las leyes del nuevo gobierno, sin condicionamientos. Un virtual cogobierno.
No es la postura que declaman los legisladores que responden a los gobernadores de Pro; el macrismo, despechado por el ninguneo a Ritondo, tampoco sería de la partida. ¿Ruptura en puerta?
En el campamento de Randazzo, mientras tanto, están a la expectativa. “El Flaco nunca pidió el cargo (de presidente de la Cámara de Diputados); fueron ellos, Milei y Francos, los que lo fueron a buscar”, sostienen.
“Más allá de quien conduzca la Cámara, Randazzo va a mantener una actitud de colaboración con el gobierno de Milei. Es el compromiso que asumió con (Juan) Schiaretti. Pero una cosa es ‘colaborar’ y otra cosa es calzarse el traje de presidente de la Cámara, buscar acuerdos y garantizar los votos. Esa no va a ser su responsabilidad”, advierten.
En las huestes de Unión por la Patria no disimulan cierto alivio. Randazzo, ungido como brazo ejecutor de Francos en Diputados, amenazaba con horadarle el bloque y restarles votos de los gobernadores peronistas. En esa pecera nadan entre 20 y 30 votos. El primer salto ya lo dio el salteño Gustavo Sáenz, quien anticipó que armaría rancho aparte con sus pares de Neuquén, Río Negro y Misiones: serían tres legisladores menos.
¿Serían de la partida otros gobernadores? El santiagueño Gerardo Zamora y Osvaldo Jaldo, de Tucumán, no escatimaron guiños a la nueva gestión tras compartir una primera reunión con Francos el miércoles pasado. Los siete diputados que responden a Sergio Massa, por su parte, amagan con conformar un bloque aparte, aunque dentro de la bancada. Por ahora. Los primeros movimientos sísmicos provocados por el fenómeno Milei comenzaron a sacudir la tropa peronista kirchnerista, aunque por ahora sin ruptura a la vista.
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