La demanda de un “candidato único” amenaza a Alberto Fernández con bajarlo de la carrera por la reelección
Sectores del kirchnerismo, el massismo y los gobernadores del PJ son partidarios de no hacer PASO como quiere el Presidente; será parte de la discusión en la mesa nacional del frente
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“Si hay una síntesis, será una buena noticia”. La definición, en boca de un dirigente de alto nivel en la coalición de gobierno, condensa la postura del kirchnerismo, del massismo y de la mayoría de los gobernadores del PJ, sobre la necesidad de que el Frente de Todos (FDT) lleve un candidato único a las elecciones presidenciales de este año si pretende continuar en el poder. Y anticipa la disputa interna que se abrirá ante la resistencia de Alberto Fernández a que sus aliados le bajen el pulgar a una PASO peronista y lo dejen afuera de la carrera por la reelección.
En la antesala de la convocatoria a la mesa política nacional, que se concretará esta semana luego de que Fernández sintió el impacto de la cumbre de Merlo bajo la égida del kirchnerismo y la participación del ministro de Economía, Sergio Massa, la discusión entre una candidatura o fórmula única y la posibilidad de que se enfrenten dos líneas internas en las primarias de agosto será uno de los puntos centrales del temario para fijar “reglas de juego” básicas que le permitan al FDT mantener la tregua interna que alcanzó en los últimos días.
El fantasma de la ruptura, que visitó a la coalición de gobierno tras la derrota en las elecciones de medio término en 2021 y que volvió a merodearla a fin de 2022 cuando el kirchnerismo entró en ebullición tras la condena a Cristina Kirchner en la causa Vialidad, es paradójicamente el último dique de contención para funcionarios y dirigentes que no aceptarán mansamente un regreso al llano. Y que, en última instancia, le reclamarán al Presidente que “no ponga en riesgo la unidad” manteniendo sus aspiraciones a la reelección que, con encuestas en mano, juzgan desconectadas de la realidad.
No obstante, Fernández persiste en su intención de no caer en el síndrome del “pato rengo” –esto es, la imposibilidad de revalidar el poder y tener un plazo de caducidad política–y proyecta una convocatoria amplia a la mesa política, que incluirá lógicamente a los gobernadores del PJ pero que se extenderá a sindicalistas de la CGT y a piqueteros oficialistas para tratar de diluir la presión del kirchnerismo. Por caso, el Movimiento Evita de Emilio Pérsico lo respaldará –por motivaciones propias– en su intención de mantener las PASO como una instancia para dirimir las candidaturas del FDT, incluso la presidencial.
El gran problema que enfrenta el Presidente es que no solo el kirchnerismo busca desplazarlo de la carrera por su propia sucesión. También la mayoría de los gobernadores del PJ se pronunció por la eliminación o suspensión de las PASO, mientras que Massa se mantiene públicamente ajeno a la discusión electoral pero, puertas adentro, empieza a dar definiciones que alimentan la candidatura mayor. En Merlo, según revelaron fuentes partidarias a LA NACION, afirmó: “No estoy en la política para hacer autopsias”.
Con esa frase, el ministro de Economía y jefe del Frente Renovador –una de las fuerzas que integran el Frente de Todos, por la cual se sentará a la mesa nacional de la coalición– pretendió desmarcarse de los dirigentes oficialistas que, por lo bajo, “dan por muerto” al peronismo en términos electorales. O que optan por la estrategia defensiva del repliegue en la provincia de Buenos Aires. Y si es posible, con el nombre de Cristina impreso en la boleta legislativa.
En la misma línea se manifiesta Gabriel Katopodis, el ministro de Obras Públicas que acompaña al Presidente en actos por todo el país pero que, a la vez, participa como secretario general del PJ bonaerense que encabeza Máximo Kirchner: “La provincia de Buenos Aires va a tener mucho que ver con el resultado nacional, pero no debe ser un refugio, sino una palanca para el triunfo que necesitamos en el Frente de Todos”, dijo en una entrevista con FM Milenium, en la que también sugirió que le interesaría “ser parte” del proceso electoral bonaerense.
En algunos sectores del oficialismo, sobre todo los más cercanos al Presidente, no cayó bien que el gobernador Axel Kicillof se apresurara a montar un operativo reeleccionista desde la Costa atlántica, ni tampoco que en la cumbre de Merlo reclamara focalizar la campaña del FDT en territorio bonaerense, como si se desentendiera de la elección presidencial. Aunque esa actitud, en rigor, es la que sostiene la mayoría de los gobernadores del PJ, que anticipan los comicios de sus provincias para despegarse de los avatares de la política nacional.
El plan de las 9 elecciones
Sin embargo, la mesa política que entrará en funciones a fin de mes –el 24 de febrero en la histórica sede del PJ nacional sobre la calle Matheu porteña- hará un análisis inverso al establecido: establecerá el “plan de las nueve elecciones” que se desarrollará entre el próximo domingo y el 14 de mayo y que, en términos políticos, presentará como un recorrido en el que “no habrá una ola amarilla”, en referencia al color histórico de Pro, el partido predominante en la principal coalición opositora Juntos por el Cambio (JxC).
El paquete de las nueve elecciones se abrirá el próximo domingo en La Pampa, donde habrá PASO para gobernador y diputados locales, y se cerrará el 14 de mayo en la misma provincia, con la elección general, en la que el peronismo buscará a retener el poder. En el medio habrá comicios en Río Negro y Neuquén (16 de abril), y en Misiones, Jujuy, Salta, San Juan y Tucumán (7 de mayo). Pese a que la mesa nacional aun no fue tendida, este calendario ya viene siendo motivo de conversaciones entre el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, y los ministros Massa y Wado de Pedro.
Massa, incluso, planteó en Merlo que se debe hacer un “trabajo articulado con las provincias” para ayudar a los gobernadores oficialistas en su intento por evitar una derrota electoral. La semana que pasó actuó en consecuencia: recibió en el quinto piso de Economía a Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Sergio Uñac (San Juan) y Mariano Arcioni (Chubut). Entre los funcionarios y dirigentes que pregonan la idea del “candidato único” –aún a pesar de que eso podría significar el ocaso político del Presidente- sobresale un argumento: “Así vamos a ser realmente competitivos”, sostienen.
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