Cristina Kirchner convirtió su defensa en un vehemente alegato político
Cristina Kirchner hizo del banquillo un atril. Citada como acusada, a días de asumir la vicepresidencia, convirtió su indagatoria en un discurso de denuncia: acusó a fiscales y jueces de ser parte de una "clase magistral de lawfare" en su contra.
No solo a los jueces que encabezaban la audiencia de este primer juicio en su contra. También a los que hicieron que el proceso hubiera llegado a esta instancia y a los que avanzaron contra ella en otros casos, como Claudio Bonadio. "Siempre me tocan Ercolini (Julián, instructor de este caso) y Bonadio. Siempre me tocan los que me van a condenar", dijo. Entre los responsables de su suerte y la de sus exfuncionarios apuntó incluso, por inacción, contra la Corte Suprema.
De este "lawfare de manual" fueron culpables, según Cristina Kirchner, "el gobierno que se va" y los medios de comunicación. "Se investiga y se condena por los medios de comunicacion. Ellos solo ponen la firma", dijo, en referencia a los magistrados de Comodoro Py.
Pero el cerebro de la maniobra fue, según la expresidenta, el gobierno de Mauricio Macri; fundamentalmente, "la mesita judicial". También participaron, dijo, Laura Alonso, la titular de la Oficina Anticorrupción ("Laurita Alonso, la no abogada que asumió en la OA") y el responsable de la UIF, Mariano Federici, a quien la expresidenta acusó de haber estado vinculado a delitos financieros durante su paso por la gestión privada. También cargó contra la cúpula de la AFI, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani.
"La mesa judicial es un escándalo", afirmó. "Una vergüenza. Nunca lo escuché en un gobierno democrático. Decidían quién iba preso, a quién había que apretar", dijo, y citó como parte de ese grupo a Daniel Angelici, presidente de Boca.
"A mí, que estoy acá, acusada de asociación ilícita, de ser la jefa de una banda, ¿me pueden decir dónde se reunía (la asociación ilícita)? Porque yo, de la mesa judicial, sí puedo. Sus reuniones fueron ampliamente publicitadas en largas crónicas periodísticas", enfatizó.
La primera hora de la declaración estuvo íntegramente dedicada a la denuncia de lawfare, una acusación que en los últimos tiempos trascendió fronteras, con la que el kirchnerismo explica los avances judiciales también en otros países de la región.
"El jefe de Gabinete es quien ejecuta el presupuesto de la nación Argentina. Van a tener un problema, porque van a tener que citar al presidente de la República. Pero será interesante escuchar lo que tiene para decirles", dijo Cristina
Cuando la expresidenta empezó su declaración, dijo que tenía bronquitis y pidió que el tribunal resolviera el ruido de un taladro porque ella no podía levantar la voz. Dos horas después, su vehemencia era tal que su micrófono no tenía ninguna razón de ser. Golpeaba la mesa. Ya no hablaba para los jueces. Apuntaba con el dedo a "ellos", los que "endeudaron al país".
Sin interrupciones
Los jueces nunca la interrumpieron. El presidente del tribunal solo intervino para decirle que ellos no podían contestarle a ella, cuando Cristina Kirchner les preguntó cuántas audiencias les había llevado leer la acusación en su contra.
En un único momento, ella pidió disculpas por su "vehemencia", y recomendó a todos los presentes la lectura de un pasaje de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, sobre "los nerviosos y las nerviosas", pero nunca abandonó el tono de denuncia.
La suya no fue una defensa técnica. Ella advirtió que no lo sería. Dijo que esa defensa la había hecho ya Nelson Periotti, el exresponsable de Vialidad Nacional,y que en el derecho administrativo rige la delegación. Que, por eso mismo, un presidente no puede pretender saber lo que pasa en una mesa de entradas de un ministerio.
Ese comentario apunta a un aspecto central de su defensa: para condenarla, el tribunal deberá probar no solo que hubo ilegalidades en el manejo de la obra pública, sino además, que ella estuvo detrás.
El papel de Alberto
La expresidenta dijo que ella tampoco era responsable del presupuesto. Fue en uno de los pasajes en los que habló del presidente electo, su compañero de fórmula, Alberto Fernández. "El responsable en materia administrativa y penal es el jefe de Gabinete porque es quien ejecuta el presupuesto de la nación Argentina. Van a tener un problema, porque van a tener que citar al presidente de la República. Pero será interesante escuchar lo que tiene para decirles".
Dijo que nunca fue amiga de Lázaro Báez y trató de desligar a su esposo fallecido de cualquier sospecha sobre la relación con el empresario
En cuanto a este expediente en sí, dijo también que mal podía Néstor Kirchner haber ideado con Lázaro Báez un plan para cuando llegara a la Casa Rosada porque su presidencia fue algo inesperado. "Llegó de casualidad. Ni pintar su nombre sabían en la provincia de Buenos Aires y Ustedes dicen que [Néstor Kirchner y Báez] tenían de antemano un plan maestro". Sobre Báez, afirmó además que nunca había sido "amigo" de ella.
Pero casi todas sus afirmaciones fueron de un tono más general. "Hubo un plan de persecución", dijo. Afirmó que la perseguían por ser una líder popular y que por eso mismo avanzaban también contra sus hijos. "Contra los peronistas pasan estas cosas", sostuvo. "¿Y qué hizo la Corte?", preguntó. Según la expresidenta, el máximo tribunal también fue responsable de "lo que pasó en estos cuatro años en la Argentina por una doctrina, la doctrina Irurzun [citada en los fundamentos de muchas prisiones preventivas], dispuesta en la mesa judicial del gobierno que se va".
Ya había sugerido, en el inicio de su presentación, que seguramente el tribunal que le había tocado fallaría en su contra, pero al final, sin la menor intención de cuidar las formas, les dijo: "Este es un tribunal del lawfare. Que seguramente tiene la condena escrita. ¿Preguntas? Preguntas tienen que contestar ustedes, no yo".
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