La cúpula del Episcopado argentino ya está en el Vaticano y concelebró con el papa Francisco su misa matutina

ROMA.- Tal como se había anunciado, los obispos que integran la renovada comisón ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), que se encuentran de visita en el Vaticano, concelebraron esta mañana junto a su compatriota, el papa Francisco , la tradicional misa matutina de Santa Marta.

Con paramentos verdes, el presidente de la CEA y obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, el vicepresidente primero y arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, el vicepresidente segundo y obispo de La Rioja, Marcelo Colombo, y el secretario general y obispo de Chascomús, Carlos Malfa, concelebraron desde la primera fila de la pequeña capilla de la residencia del Papa.

Durante la homilía, inspirado en el Evangelio del día, el ex arzobispo de Buenos Aires reflexionó sobre la muerte y cómo pensar en ella salva de la ilusión de sentirse dueños del tiempo, según informó Vatican Media. “Yo no soy dueño del tiempo y repetir esto ayuda”, aconsejó Francisco, quien explicó que esto “nos salva de esa ilusión del momento, de tomar la vida como una cadena de anillos de momentos, que no tiene sentido”. “Yo estoy en camino y debo seguir adelante” -continuó el Papa-, pero también considerar que “la muerte es una herencia”, no una herencia material, sino testimonial. “Y preguntarnos ¿qué herencia [dejo] si Dios me llama hoy? ¿Qué herencia dejaré como testimonio de vida? Es una buena pregunta para hacernos. Y así, prepararnos para que ninguno de nosotros quede como una reliquia”, sugirió.

Terminada la celebración eucarística, que comenzó como siempre puntual, a las 7 (hora local), el Papa, ya sin paramentos, saludó en la puerta de la capilla, muy afectuosamente, a los cuatro prelados argentinos, uno por uno. El Pontífice volverá a verlos pasado mañana, cuando los recibirá en audiencia oficial –a las 11 hora local (7 en la Argentina)- en la Biblioteca Privada del Palacio Apostólico, para un “encuentro fraterno, con agenda abierta”, según anticiparon a LA NACION.

Los integrantes de la nueva cúpula del Episcopado, elegida en noviembre pasado, viajaron a Roma para mantener reuniones en los varios dicasterios (ministerios) del Vaticano, que culminarán con un encuentro con el jefe máximo de la Iglesia. Se trata de una forma de colegialidad y una praxis consolidada, que tiene como fin que haya un buen diálogo e intercambio de información entre la administración central y los diversos episcopados del mundo, para que puedan resolverse de la mejor manera los problemas pendientes.

La agenda de los obispos

Hoy, después de la misa con el Papa, los obispos argentinos se aprestaban a reunirse con el cardenal italiano Lorenzo Baldisseri, titular de la Secretaría del Sínodo de Obispos, que está preparando para octubre un novedoso Sínodo sobre los Jóvenes –que será precedido por un encuentro de jóvenes de todo el mundo- y otro Sínodo para la Amazonía, previsto para octubre de 2019. Los prelados visitarán luego la Pontificia Comisión para América Latina y la Congregación para los Obispos, que maneja el cardenal canadiense Marc Ouellet. Por la tarde, irán a la Congregación para la Doctrina de la Fe, liderada por el jesuita español Luis Ladaria y a la segunda sección de la Secretaría de Estado, a cargo del arzobispo británico Paul Gallagher, “canciller” del Vaticano, que estuvo en noviembre pasado en la Argentina.

Mañana, la cúpula del episcopado argentino volverá a la Secretaría de Estado para reunirse con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado y número dos de Francisco; por la tarde, hará lo propio con el cardenal ghanés Peter Turkson, al frente del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano e Integral.

Ayer, la comisión ejecutiva visitó la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica –responsable de los religiosos de todo el mundo y liderada por el cardenal brasileño Joao Braz de Aviz-, la Congregación del Clero, que maneja el cardenal italiano Beniamino Stella, y la Congregación para la Educación Católica.

“Fueron encuentros muy buenos, de mucha riqueza, tanto por lo que nosotros pudimos plantear en los distintos dicasterios, como por las respuestas de diálogo”, contó monseñor Malfa a LA NACION. “Todos quedamos muy bien impresionados por la capacidad de escucha de los cardenales y de los equipos –agregó- , con la cordialidad con la que nos recibieron y la libertad con la que pudimos plantear las distintas cuestiones”.

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