La cocinera de De Vido intentó justificar su fortuna al afirmar que es prostituta desde los 15 años
En el inicio del juicio por lavado de dinero en su contra, Nélida Caballero declaró que conocidos banqueros y empresarios del transporte le regalaron autos de alta gama y dinero para comprar un campo
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Nélida Caballero, la cocinera del exministro de Planificación Julio De Vido, intentó justificar su fortuna en el inicio del juicio oral en su contra al afirmar que trabaja como prostituta, al mismo tiempo que como empleada doméstica, que gracias a ese oficio se convirtió en una empresaria acaudalada y que entre sus clientes tuvo a poderosos banqueros y empresarios del transporte que le compraron autos de alta gama y le dieron dinero para adquirir un campo en Formosa.
Caballero, de 45 años, prestó declaración indagatoria por Zoom ante el tribunal oral federal 7, integrado por los jueces Fernando Canero –presidente–, Germán Castelli y Enrique Méndez Signori, ante quienes dio detalles minuciosos de su vida como trabajadora sexual, empresaria y ganadera.
Los jueces ahondaron en el interrogatorio y pusieron de manifiesto que estas afirmaciones no se compadecen con lo que la mujer venía declarando en la etapa de instrucción del juicio, donde se le encontraron más de 2 millones de pesos sin justificación, un campo en Formosa, le secuestraron cinco vehículos de los ocho que adquirió incluidas una Toyota Hilux 4x4, un cuatriciclo, una coupé Peugeot RCZ Triptronic y una utilitaria Strada. En su momento, el sueldo registrado por Caballero rondaba los 1000 pesos mensuales.
En tribunales, la estrategia de Caballero trajo como un eco la declaración judicial de Sofía Clerici, investigada tras el escándalo del yate con Martín Insaurralde. Clerici justificó parte de su patrimonio, incluidos los US$600.000 secuestrados en su domicilio, por su trabajo como “acompañante de viajes”. La modelo dijo que no era prostituta, pero a través de un escrito incluyó en la causa un reclamo de la OIT a los gobiernos para que reconozcan a la prostitución como actividad registrada.
Caballero, que dijo que la conocen como “La Negra” o “La Brava”, sorprendió a todos en el tribunal cuando le preguntaron por su empleo o profesión: “Trabajo en casas de familia y trabajo de prostituta, con eso me mantengo”, dijo la mujer, que empezó a contar su historia y relató que su padre la violó a los 13 años.
Relató que ella se fue de la casa y se mudó con su tía, y empezó con la prostitución “a consecuencia de eso”. Hasta que quedó embarazada de su hija. “Nunca quise que le falte nada”, dijo, y contó que pasó necesidades al punto de no tener para comer dos veces al día.
Declaró que en Formosa conoció a Wilfredo Leguizamón, que le propuso hacer un video pornográfico teniendo relaciones con ocho personas al mismo tiempo, que se publicó en un sitio web. Nombró por su nombre a cada uno de los actores y al cameraman del video. “Me pagaban muy bien, me alcanzaba para pagar un año y medio la cuota del terreno”, dijo.
“Me hice bastante conocida en el rubro de la prostitución”, continuó. Fernández Canero le preguntó si quería seguir declarando a puerta cerradas, dada la intimidad de sus revelaciones, pero la mujer replicó: “No tengo nada que ocultar y quiero contar cómo empezó esto”. Dijo que al hacerse conocida por ese video tuvo muchos clientes, personas mayores, gente de la vida rural de Formosa, ganaderos, veterinarios que le propusieron seguir teniendo sexo.
En 2004, contó que su primo Timoteo Paniagua, que vivía en El Calafate, le propuso mudarse allí donde iba a hacer más dinero. Y fue a trabajar en el pub La Toldería. “Ahí conozco turistas y empecé a relacionarme con la gente de la empresa que hacia el gaseoducto. Sacaba 500 pesos la noche”, recordó. De noche era trabajadora sexual y de día, niñera de tres niños y empleada en casa de familia.
En 2006, la mujer empezó a trabajar en la Posada Los Álamos, uno de los hoteles de lujo de El Calafate, y allí conoció a De Vido y su mujer, Alessandra Minnicelli. Dijo que empezaron mal, porque ella arrojó a la basura una tirita que se usa para hacer un test de insulina, por lo que Minnicelli la insultó y se enojó. “Hablando para limar asperezas, le doy mi teléfono, se arregló la situación, me perdonó y al mes llama y me ofrece trabajar en Buenos Aires”, relató, para explicar cómo se convirtió en cocinera en el departamento del piso décimo de la avenida del Libertador del matrimonio De Vido, en Palermo.
Contó que un conocido la chantajeó con el video porno y que Minnicelli le aconsejó que fuera a Formosa y le contara la verdad a sus hijos para desactivar la extorsión. Así lo hizo y allí conoció a un viejo conocido, “El Beto García”, que le propuso abrir una agencia de venta de pasajes de micro en Clorinda. Una agencia oficial de Transportes Plaza. “Tenía mucha plata de la indemnización, de la prostitución”, dijo. Abrió además un lavadero para lavar los ómnibus que llegaban a Clorinda. Dentro de Planificación funcionaba la Secretaría de Transporte, en ese entonces a cargo de Ricardo Jaime, condenado por corrupción.
Al mismo tiempo, contó que en una cita en el Motel la Luna un cliente le propuso otro negocio: abrir una agencia de quiniela. Así lo hizo y lo dejó a cargo a un policía formoseño, su amante, con quien tenía una “relación intermitente” y que era a su vez su apoderado. Dijo que mantenía todas sus ocupaciones “empresaria, empleada doméstica y prostituta”. Eso le permitió comprar en una concesionaria de Quilmes el cuatriciclo a su hijo, declaró.
El negocio iba de maravilla y ella viajaba a Buenos Aires a cobrar los cheques del servicio de lavado de los micros. Allí, en un galpón en Barracas, es donde declaró haber conocido en un asado al empresario de transporte que desde ese día en que la llevó a un hotel alojamiento del barrio se convirtió en su amante durante cuatro años.
“Estaba muy deteriorado, tomaba viagra para consumar el acto”, recordó. “Estaba encantado conmigo, un hombre súper mayor, pero me dijo que quería tener una relación. Yo no iba a desaprovechar esa oportunidad. En 2010 le digo que necesito un auto y él me dice que no había problema. Tenía mucha plata”, recordó.
La mandó a una agencia de Pilar, donde sacó un Peugeot 207 y el empresario pago la cuenta. Como ella no sabía manejar, el auto quedó en un galpón hasta que sacó el registro de conducir en el ACA.
En esos años es cuando compró un campo en Formosa por 180.000 pesos. “Era una linda oportunidad. Mi papa tenía un campito y donó un toro y cuatro vacas”, dijo, y contó que las llevó allí. Ante las preguntas de los jueces, dijo que 100.000 pesos le dio el empresario de transporte y el resto era plata suya, de la prostitución.
En esa época fue cuando compró la camioneta Fiat utilitaria con sus ahorros de la prostitución, un plazo fijo en el Banco Galicia y el sueldo que le pagaban en lo de De Vido. “En la casa, nada. De la puerta de la casa para afuera, hacé lo que quieras”, afirmó que le dijo Minnicelli, que toleraba su doble vida.
En la casa de De Vido fue donde conoció a otro importante amante, esta vez un banquero. Dijo que le abrió la puerta y le preguntó por su acento si era paraguaya. Caballero le dijo que era formoseña. “Le encantó mi cola, me dijo que era grandota y me pidió el teléfono”, relató.
A la semana la llamó. “Yo le había dicho que la cola no estaba hecha, pero sí a la venta. Me dijo que estaba dispuesto a pagar. Me pasó a buscar con un Mercedes Benz y me llevó a un hotel sobre General Paz, donde me dijo que Natalia Oreiro había filmado una película. Es un cliente del que no me puedo olvidar. Ahí comencé a andar con él”, recordó, y dijo que cobró 30.000 pesos por esa noche. También recibió alhajas y hasta le pagaba el servicio de su peluquero de confianza, Rubén, en Cabello y Libertador. “Era un hombre muy elegante, olía bien, siempre bien despilado [sic]”, lo recordó.
Relató que con el capital que juntó de sus múltiples negocios compró un Peugeot RCZ, una cupé deportiva llamativa al extremo. “Quería cumplir una fantasía que tenía”, afirmó, y contó que en una ocasión estacionó el auto en la costanera de Formosa y se acercó un diputado. Le pidió que le llevara algo a De Vido, pero ella se negó. El legislador se enojó. “Menospreciando mi trabajo, me pone el precio a mi cuerpo, cuando yo soy el que le pone el precio. ‘Te pago 3000 y vamos al telo’, me dijo, y yo le dije que la puta no es para todos y menos para un tacaño”, relató.
Sus inversiones siguieron en 2015, cuando le compró un auto a su hija que terminaba el colegio.
Los jueces ahondaron el interrogatorio y por sus preguntas se quedaron con más dudas que certezas ante su defensa: argumentar que la prostitución fue la que la hizo millonaria. “Hasta el día de hoy yo no dejé, sigo en el rubro”, les contó a los jueces, que luego escucharon la declaración de su pareja, Omar Lavergne, y de su hija, Camila Caballero.
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