Coronavirus en la Argentina: Larreta limita el diálogo con la Nación al combate contra la pandemia
"Discutir no es pelear. Vamos a dialogar porque la pandemia está por encima de todo. La gente está angustiada y necesita soluciones". La definición surgió ayer desde un despacho importante de la sede porteña de Parque Patricios, y refleja el pensamiento de Horacio Rodríguez Larreta en relación a la continuidad de la dañada relación política con el Gobierno, luego del decreto del presidente Alberto Fernández que le recortó fondos de la coparticipación y de cara a una nueva prórroga de la cuarentena por el coronavirus a partir del lunes.
En la sede de Parque Patricios, dejaron en claro que la intención es "seguir trabajando en conjunto" con el Gobierno, aunque la colaboración empiece y termine con la lucha contra el coronavirus.
No habrá "rebelión" y "autonomía" al estilo de las medidas implementadas por el intendente radical de Tandil, Miguel Angel Lunghi, contra la administración bonaerense, aún si la Nación negara cualquier posibilidad de reaperturas en la ciudad, porque "no es el estilo de Horacio", según comentó uno de sus funcionarios de confianza.
De todos modos, y como parte de un contexto de innegable tensión, nadie imagina hoy otra foto conjunta con Fernández y Axel Kicillof como muestra de renovada unidad frente al virus.
"Vamos a seguir dialogando y coordinando", dijo en su informe diario el ministro de Salud,Fernán Quirós, en un anticipo de los días que se vienen. La ronda de consultas comenzará mañana, con una reunión entre el jefe de gabinete nacional, Santiago Cafiero y su par porteño, Felipe Miguel, del que también participará su par bonaerense, Carlos Bianco. "Ahí medimos las diferencias relativas entre las tres administraciones. No creemos que haya grandes diferencias", comentaron desde el gobierno porteño.
A partir de esa primera reunión, Quirós volverá a juntarse con el ministro de Salud nacional, Ginés González García, y su par bonaerense, Daniel Gollán. "Siempre trabajaron bien en conjunto", comentaron desde el Ministerio de Salud nacional, más allá de las críticas que desde la Casa Rosada se hicieron ante cada avance concretos de la ciudad, como la autorización para los runners, la apertura de los bares o la venia para abrir locales comerciales "en plena avenida Santa Fe", como puntualizara el propio Presidente unos días antes de hablar de la "opulenta Buenos Aires".
La ciudad, que como anticipó LA NACION insistirá con la reapertura parcial de escuelas y la autorizaciones para jardines y terrazas de los bares, confía en que no habrá "animosidad" a la hora de negociar los nuevos términos de las restricciones. "Suponemos que habrá un grado de razonabilidad del otro lado, con los números sobre la mesa y sin sorpresas", advierten cerca de Rodríguez Larreta, quien el viernes dejó en claro su enojo con la Nación por haber sido advertido "un minuto antes" por Fernández sobre el recorte que se le venía encima, una "poda" que alcanzará-si el recurso ante la Corte no prospera-a $12.000 millones este año, y podría ser de $53.000 millones en 2021 según cálculos del Ministerio de Hacienda porteño que encabeza Martín Mura.
En relación a las aperturas, en la ciudad creen que el momento es propicio para seguir avanzando. Quirós habló en la conferencia de prensa de "nueve semanas de meseta alta", de entre 1100 y 1300 casos, números que en la administración porteña califican de "controlables". Nadie descarta, de todos modos, un endurecimiento en los permisos por "cuestiones políticas", y dan como risueño ejemplo las dificultades que tuvo por la mañana la viceministra de Salud, Carla Vizzotti, cuando debía anunciar que era Santa Fe, y no Buenos Aires, la segunda provincia en cantidad de casos reportado durante el domingo. "Tal vez un diablo político le decía que no lo dijera y por eso se trabó", bromeaban desde la administración porteña, sin dejar de reconocer el "enorme trabajo" de Vizzotti, y despegarla de la distancia política que hoy divide al Gobierno nacional del porteño.
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