La CGT va unida al paro, pero la continuidad del plan de lucha genera diferencias
Algunos sindicatos de peso iniciaron ya contactos con el Gobierno para negociar acuerdos luego de la huelga general del 6 de abril; la Casa Rosada busca más pactos de productividad
La Casa Rosada y un grupo importante de sindicatos de la CGT ya activaron diferentes canales de diálogo para recomponer el vínculo después del paro general previsto para el 6 de abril. De los intercambios informales, tanto funcionarios como gremialistas coincidieron en que difícilmente la central obrera pueda mantener a su tropa unida para continuar con la hoja de ruta del plan de protestas contra la gestión de Mauricio Macri .
Todavía con margen para atenuar el impacto de la huelga, el Gobierno avanza con su estrategia de negociar por separado con cada dirigente gremial el reparto de los fondos de las obras sociales, los aumentos salariales y distintos acuerdos sectoriales, al estilo del sellado con los petroleros para la explotación de Vaca Muerta y el dirigido a dar impulso al sector automotor.
En esa línea se pactó el jueves pasado, de manera exprés, la paritaria del Sindicato de Empleados de Comercio con una suba de 20 por ciento.
El trato de los mercantiles, que es el gremio de servicios más importante, será la pauta de referencia que intentará trazar el Ministerio de Trabajo. Replicarían una paritaria con esas características los estatales de la UPCN, los albañiles de la Uocra, los colectiveros de la UTA y los maquinistas de La Fraternidad. Habría una salvedad: todos ellos sellarán su paritaria después de la huelga.
El ministro del Interior y Obra Pública, Rogelio Frigerio , apura para antes del paro el anuncio de un plan de 100.000 viviendas que involucraría a la Uocra. Gerardo Martínez , jefe de la Uocra, regresó el viernes al país después de haber estado 18 días en Ginebra, en la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Su ausencia habría dilatado el anuncio oficial. Martínez consideró la iniciativa como "positiva" y espera que sirva de impulso para reactivar la economía. No dio más detalles. Pero un allegado del gremialista desestimó que el apretón de manos con el ministro Frigerio pueda concretarse antes del 6 de abril.
Como sucedía antes de definir la fecha de la protesta, la CGT está lejos de mostrar una postura uniforme. El llamado al paro sirvió para forzar una unidad todavía frágil. El mismo día en que el triunvirato de mando anunció la convocatoria por decisión "unánime", el petrolero Guillermo Pereyra dijo que no adherirá. Ahora, el cierre de la paritaria de Comercio genera incertidumbre sobre el alineamiento de Armando Cavalieri , quien ratificó a LA NACION que su gremio participará del paro. También hay dudas sobre la adhesión de la UTA.
Cavalieri es uno de los referentes del bastión de "los Gordos" (los grandes gremios de servicios). Ni él ni su sector estuvieron del todo convencidos de avanzar con el plan de lucha. Sucedió lo mismo con el denominado grupo de los independientes, que integran Martínez (Uocra) y los estatales Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (AYSA). Casualmente, "los Gordos" y los "independientes" son los interlocutores más aceitados que tiene el Gobierno desde que se oficializó la fecha de la medida de fuerza.
Combativos y no tanto
"Después del paro nos tenemos que sentar con el Gobierno a debatir el perfil industrial del país", dijo Cavalieri a LA NACION. Su frase contrarresta el mensaje más combativo que exhiben los laderos de Hugo Moyano y Luis Barrionuevo . Juan Carlos Schmid , uno de los integrantes del triunvirato, no desestimó profundizar la pelea. "Dependerá más de ellos que de nosotros. Dependerá de la reactivación económica y que la gente tenga dinero en los bolsillos", señaló el dirigente portuario.
Las diferencias en la CGT se acentuarán después del paro. Las paritarias y las elecciones legislativas de octubre serán dos condicionamientos que avivarán las tensiones y que podrían generar fugas.
Después del 6 de abril quedarán en evidencia dos facciones. Una más dialoguista y que no está dispuesta a una escalada de paros y protestas, un estigma que acecha a los gobiernos no peronistas. En este sector se amontonan "los Gordos", los "independientes" y hasta aliados de Barrionuevo.
En la vereda de enfrente se distinguen algunos gremios del transporte, como los camioneros de Moyano, y los sindicatos más cercanos al kirchnerismo, como la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y las organizaciones que se agrupan en la Corriente Federal, que encabeza el bancario Sergio Palazzo. El alineamiento con el kirchnerismo es lo que impide por ahora una cohesión mucho mayor en este sector.
Pablo Moyano compartirá hoy un panel con Palazzo y el ceteísta Pablo Micheli en la Legislatura porteña. "El movimiento obrero frente al ajuste" se titula la jornada, que es organizada por el legislador Gustavo Vera, quien se atribuye ser uno de los voceros en el país del papa Francisco. Como sucedió el año pasado, la Iglesia Católica también tendrá un rol clave para determinar si la conflictividad crecerá después del 6 de abril.
Dividir y debilitar
El gobierno de Macri apuesta a abrir divisiones en el gremialismo con el objetivo de quitarle así poder de fuego. Avanza para ello con una agenda de negociaciones sectoriales con el apuro de un reloj que corre hacia el primer paro general de la CGT. Busca evitar la imagen de otra plaza llena unida por las consignas contra la falta de logros en la política económica de la Casa Rosada.
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