La CGT se divide por el apoyo a la protesta del gremio de Camioneros
La foto de la fractura de la CGT que hace poco más de un mes dejó como saldo el rechazo a la reforma previsional se repetirá dentro de tres semanas con un nuevo reclamo contra el Gobierno en la calle.
Sin el apoyo de “los Gordos” (grandes gremios de servicios) ni de los autodenominados “independientes”, y en medio de la escalada de tensión entre Hugo Moyano y Mauricio Macri, el consejo directivo de la central obrera decidió ayer adherir a la marcha que el gremio de los camioneros convocó para el próximo jueves 22 “contra los despidos, los tarifazos y la situación económica en general”.
La decisión se tomó durante una reunión encabezada por dos de los tres triunviros de la CGT: Juan Carlos Schmid, que responde a Moyano, y Carlos Acuña, ladero de Luis Barrionuevo. Faltó Héctor Daer, el referente de “los Gordos” en la conducción de la CGT, que había dejado trascender su rechazo a la movilización no bien se anunció, hace una semana.
Tampoco estuvieron Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra), Armando Cavalieri (Comercio), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), ni los representantes del transporte Omar Maturano (maquinistas) y Roberto Fernández (UTA). Todos ellos aspiran a afianzarse como el ala “dialoguista” de la CGT y no quieren saber nada con tensar la cuerda con la Casa Rosada. Desconfían de las motivaciones de Moyano para lanzar una protesta contra el Gobierno en pleno enfrentamiento con Macri mientras avanzan varias causas judiciales en su contra.
Pese al vacío, Schmid y Acuña consiguieron quorum y respaldo suficiente para aprobar la adhesión a la marcha del 22. La reunión en el cuarto piso de la sede de Azopardo duró poco más de tres horas. Ante sus pares, Pablo Moyano, número dos de los camioneros y principal promotor de la protesta, desparramó optimismo. Dijo que será la movilización “más grande” de la historia de su gremio. Horas antes, lo mismo les había dicho al jefe de la CTA, Hugo Yasky, y al líder del Suteba, Roberto Baradel, que acordaron su apoyo a la protesta (ver aparte).
Schmid hizo un esfuerzo por destacar que el apoyo a la marcha fue decidido por la mayoría del consejo directivo –27 de sus 35 miembros– y por minimizar la ausencia de gremios importantes. En esa línea, volvió a negar que la CGT esté fracturada. “Hace un año que se agita el tema de la fractura, que no es verdad. Hasta ahora intentamos actuar en conjunto”, se despachó. Y evitó explayarse cuando le preguntaron por los que no estaban. “Los compañeros ausentes tendrán que dar sus explicaciones”, esquivó.
En rigor, no es la primera vez que la CGT avanza dividida. En diciembre último, ni los camioneros ni la UTA adhirieron al paro contra la reforma previsional.
En lo formal, la cita de ayer sirvió además para ratificar el documento que, con Moyano y Barrionuevo a la cabeza, surgió de la reunión de gremialistas en Mar del Plata hace dos semanas. La declaración contiene críticas a la gestión económica de Macri y acusa al Gobierno de querer “deslegitimar” a las organizaciones sindicales.
Además, Schmid aprovechó para desplegar una defensa contundente del gremialismo en medio de la seguidilla de detenciones de dirigentes sindicales y para respaldar, en particular, a Moyano.
“Repudiamos los casos de corrupción, pero no representan al universo sindical. No podemos guiarnos por la situación particular de 30, 40 o 50 tipos en un universo de 38.000 compañeros. Lo que ocurre en los gremios con la corrupción es lo mismo que ocurre en la sociedad”, planteó el jefe de Dragado y Balizamiento.
Cuando le preguntaron por las acusaciones contra Moyano por supuesto lavado, fraude y negocios con la barra de Independiente fue tajante: “A Moyano lo banco como bancaría a cualquier ciudadano al que le dicen que mató a fulano de tal hasta tanto se demuestre lo contrario”.
Por otro lado, ratificó el rechazo a la pauta de 15 por ciento con la que el Gobierno pretende limitar las paritarias. “Deben ser libres de cualquier referencia”, advirtió. Y recordó que cada vez que el Gobierno tomó sus previsiones de inflación para intentar encorsetar los aumentos, “esas referencias terminaron siendo superadas”.
Además, Schmid dejó claro que la CGT no facilitará el debate de la reforma laboral, pese al acuerdo con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca. “La reforma laboral la impulsa el Gobierno, no la CGT. La tiene que defender el Gobierno”, alertó uno de los tres jefes cegetistas. El tema promete exponer las diferencias internas. Una vez más.ß
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