La CGT renueva autoridades y toma distancia del kirchnerismo
Sin un líder único, la conducción recaerá en un triunvirato que integrarán Daer, Acuña y Pablo Moyano; serán relegados Palazzo, Vanesa Siley y Walter Correa, los dirigentes más cercanos a la vicepresidenta
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Después de meses de negociación entre las diferentes tribus sindicales y sin un único líder que pueda alinear a la tropa, la CGT acordará hoy continuar con un triunvirato de mando en el que estarán al frente Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano. Se relegó a último momento del trío de mando a Antonio Caló, a partir de las gestiones internas de Luis Barrionuevo. Al jefe de la UOM, a quien internamente lo identifican con el kirchnerismo, lo ubicarían en la secretaría gremial a modo de compensación y para evitar una fractura con los industriales.
En la nueva CGT aparece como principal novedad el regreso de un Moyano en la cima. Pablo, que pegó el portazo de la central obrera en 2018 justamente por diferencias con Daer y Acuña, seguirá ahora la huella de su padre, que estuvo en el mando 12 años, entre 2004 y 2016. Su vuelta es parte del acuerdo que selló con “los Gordos” (grandes gremios de servicios), el barrionuevismo y el sector autodenominado “independiente” (Uocra, UPCN y Obras Sanitarias).
Otro rasgo distintivo del recambio es que no habrá lugares de privilegio para los dirigentes sindicales más cercanos al kirchnerismo. El bancario Sergio Palazzo, que pretendía ser uno de los secretarios generales, no estará en la cúpula; el gremio judicial de la cristinista Vanesa Siley no será por ahora incorporado a la central y el diputado Walter Correa, que intentó modificar la fecha de la renovación de autoridades para después de las elecciones legislativas a pedido de Máximo Kirchner, no ocuparía ni siquiera una vocalía. El desplante podría derivar en la salida en bloque de la Corriente Federal, que agrupa a diez gremios y cuyo líder es Palazzo, candidato a diputado nacional en la lista del Frente de Todos y uno de los interlocutores sindicales de Cristina Kirchner.
El proceso de reunificación contaría con la participación de 238 sindicatos y 2030 congresales con poder de voto. “Es una unidad casi plena”, se entusiasman los organizadores del congreso sindical, que se desarrollará en Parque Norte. En 2016, cuando también se adoptó una conducción de tres cabezas, se unieron 124 de las 213 organizaciones confederadas. Es decir, quedaron afuera 89 gremios. Muchos de esos ahora regresarían.
La unidad que se viene en la CGT es parte de la contribución gremial a la agitada turbulencia que sacude al peronismo desde la derrota electoral en las primarias. Pero también es una reacción de la corporación sindical a un contexto de incertidumbre inflacionaria y cambiaria que nadie sabe cómo puede terminar. En reserva, en la CGT advierten sobre los riesgos institucionales de una fractura en el Gobierno y gestionan con gobernadores del PJ una eventual red de contención para sostener a Alberto Fernández en caso de un divorcio con La Cámpora. En ese sentido se resolvió la movilización del miércoles próximo, tres días después de las elecciones, con la excusa de conmemorar el Día de la Militancia.
El quiebre entre la CGT y el kirchnerismo se dio durante las horas más dramáticas del miércoles posterior a la caída en las PASO. Lo que era una cumbre sindical de asuntos burocráticos para organizar los padrones y debatir sobre el cupo femenino derivó en una reacción corporativa para respaldar al Presidente. Hubo un rechazo unánime a la renuncia en tropa de los funcionarios kirchneristas del gabinete y denunciaron un vaciamiento de poder por parte de La Cámpora. Los acusaron de desestabilizadores. En una extraña sintonía, auxiliaron públicamente a Fernández Daer, referente de “los Gordos” (grandes gremios de servicios) y Hugo Moyano, su rival histórico.
La de hoy será la tercera vez en sus 91 años de historia que la CGT resuelve una conducción de tres cabezas. La primera vez fue en 2003 (Hugo Moyano, José Luis Lingeri y Susana Rueda) y la segunda en 2016 (Daer, Acuña y Juan Carlos Schmid). Sin embargo, hay otro antecedente más lejano de conducciones colegiadas, con más de un referente, como sucedió en los 60, “con la comisión de los 20″, en la que hubo ocho secretarios generales, entre ellos Augusto Timoteo Vandor, según recordó en diálogo con LA NACION Santiago Senén González, creador del Archivo del Sindicalismo Argentino de la Universidad Torcuato Di Tella.
Un “pacto ético” con Moyano
La convivencia del moyanismo con el resto de los gremios en la nueva CGT es todavía una incógnita. En las negociaciones previas se avanzó en una suerte de “pacto ético” con Moyano para intentar que el jefe camionero desista de su política de confrontación por el encuadramiento de los trabajadores, según confiaron a LA NACION fuentes cegetistas. Con la excusa de que el personal que cumple tareas de logística debería estar alcanzados por el convenio colectivo 40/89, Moyano mantiene disputas con por lo menos seis sindicatos, entre ellos, el de Comercio, el más numeroso del país, y la Unión Carga y Descarga, que talla en los centros de distribución de Mercado Libre.
Para mediar con Moyano, en la nueva CGT se dispondría que Carlos Sueiro, del gremio de Aduana, continúe al frente del estratégico comité arbitral, el tribunal que interviene en las disputas entre sindicatos por temas de encuadramiento. El resto de los sillones serán ocupados por un dirigente de cada sector para intentar lograr cierta parcialidad.
El aeronáutico Juan Pablo Brey, uno de los dirigentes de mayor confianza de los Moyano, reconoció “las diferencias históricas” con el resto de los sectores sindicales y dijo que el triunvirato será un paso intermedio para alcanzar una conducción con un líder único. “La unidad está en proceso, tenemos que tratar de que haya un solo hombre al frente. Vamos a tener que discutir adentro y no sacar los trapitos al sol. Algunos tenemos un estilo más confrontativo, y estamos al lado de los trabajadores. Y otros son más dialoguistas. Habrá que convivir”, dijo Brey el viernes en radio Zónica.
Cupo femenino y movimientos sociales
La CGT avanzará hoy en el debate para ampliar de 25 a 43 los cargos del consejo directivo y darle mayor protagonismo a las mujeres. En ese esquema, cada gremio tendría dos cargos que serían ocupados por un representante varón y una mujer, según contaron a LA NACION fuentes sindicales que participan del rearmado.
La ley 25.674 establece un mínimo de 30% de cupo femenino en las conducciones gremiales. Desde la entrada en vigencia de la normativa, hace 18 años y durante el último tramo del gobierno de Eduardo Duhalde, hasta la actualidad son escasísimas las excepciones que la aplican.
Quedará en stand by por el momento la inclusión formal de los movimientos sociales. A futuro se prevé crear una suerte de Observatorio Social del que participarán los dirigentes sociales, sobre todos los de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. En el corto plazo, la buena sintonía y la alianza seguirá escenificada en la calle: la CGT y los movimientos sociales marcharán el miércoles próximo para apoyar al Presidente. Será tres días después del veredicto de las urnas.
Tampoco habrá avances en la inclusión de la CTA. El desplante de la CGT hacia los directivos de la central obrera alternativa que surgió en los 90 renovó las tensiones entre los sectores. Así lo reflejó Hugo Yasky, jefe de una de las vertientes ceteístas y diputado nacional kirchnerista. “Lo de la CGT es más de lo mismo lamentablemente. La unificación con la CTA hubiera beneficiado a todos, a los que están adentro y a los que estamos afuera. Salvo la inclusión de Pablo Moyano, es un guiso recalentado”, dijo hoy Yasky en Radio El Destape.
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