La CGT rechaza el proyecto de reducción de la jornada laboral que impulsa un sector del kirchnerismo
El estatal Andrés Rodríguez se diferenció y pidió aumentar la producción; la central obrera no apoyará las iniciativas de Yasky y Palazzo
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Desde la cúpula de la CGT tomaron distancia de la propuesta de reducir las horas de la jornada laboral legal en el país. Así, la central obrera marcó sus diferencias con las dos iniciativas que presentaron Hugo Yasky y Claudia Ormaechea, dos diputados nacionales del Frente de Todos vinculados al kirchnerismo.
En la Argentina, por la ley 11.544, la jornada laboral legal es de 48 horas semanales como máximo. Yasky, dirigente de la CTA, propuso reducirla a 40 como atajo para formalizar miles de empleos. Ormaechea, directiva de la Asociación Bancaria, planteó llevarla a 36, con el argumento de “bajar el ausentismo y cuidar la salud y el estrés de los trabajadores”.
Andrés Rodríguez, jefe de los estatales de UPCN y número tres de la CGT, se opuso abiertamente a la iniciativa de sus dos colegas sindicales. “Al contrario, me parece que hay que crear el mayor empleo formal posible y que la gente tenga esa posibilidad de trabajar, no solo por el ingreso sino para tener mayor estabilidad laboral. Hay que crear empleo aumentando la producción”, dijo Rodríguez en declaraciones a Radio Zónica. Y añadió: “No lo tratamos al tema, pero es probable que lo tratemos el miércoles de forma orgánica en la reunión de consejo directivo. De cualquier manera, en este momento hay que reactivar el trabajo y me parece que es un debate muy prematuro achicar la jornada laboral”.
El rechazo de la CGT se suma al desacuerdo planteado recientemente por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien consideró “impensable” darle curso a las dos propuestas planteadas por los legisladores oficialistas. También cosechó rechazos en el ámbito empresario. El textil Teddy Karagozian, CEO del Grupo TN&Platex, señaló: “Reducir la jornada laboral es, como dijo el ministro [Matías] Kulfas, una barbaridad atómica y un despropósito”.
Yasky y Ormaechea son dos de los 12 diputados nacionales de origen sindical que habitan la Cámara baja. La propuesta de Yasky, presentada el año pasado y sin avances en la comisión de Legislación del Trabajo, impulsa la reducción de la jornada laboral legal de 48 a 40 horas semanales. Apuesta así a que se formalicen miles de empleos y surge como una reacción al aumento del desempleo. “El objetivo del proyecto es reducir la carga de horas semanales para que más trabajadores que están en la informalidad sean contratados y pasen a la esfera formal”, argumentó Yasky a LA NACION cuando el año pasado presentó la iniciativa. El jefe de la CTA de los Trabajadores es uno de los dirigentes gremiales de trato cotidiano con Alberto Fernández y Máximo Kirchner, y buscará en la próximas elecciones legislativas revalidar su banca por el Frente de Todos.
Ormaechea, en tanto, asumió su banca el año pasado y responde a Sergio Palazzo, el jefe del gremio de los bancarios que se postula también para ser diputado nacional de la mano del kirchnerismo. Argumentó, en declaraciones radiales, que su iniciativa generaría puestos de trabajo “en algunos sectores” y que fomentaría “el mercado interno, el turismo y la recreación”. Palazzo, su jefe gremial y político, es uno de los sindicalistas que más frecuenta Cristina Kirchner y que tiene intenciones de competir por el liderazgo de la CGT, una pulseada que se dirimirá a finales de octubre. “El proyecto de reducción de jornada laboral fue planteada en distintos estamentos. Unos plantean 4 días a la semana. Otros plantean 6 horas de trabajo. Yo trato de darle impulso, porque es una de las formas de generar empleo”, dijo hoy Palazzo en El Destape.
La CGT reunirá el miércoles próximo a su consejo directivo de manera presencial por primera vez en el año. Hubo antes encuentros, pero únicamente con la cúpula y la denominada mesa chica. Además, nunca se habían congregado en la sede de Azopardo al 800.
La renovación en la CGT
La cúpula de la CGT, encabezada hoy por Héctor Daer y Carlos Acuña, pretende renovar autoridades a finales de octubre. Debió hacerlo en agosto del año pasado, pero el Ministerio de Trabajo restringió las elecciones y asambleas sindicales por el avance de la pandemia y prorrogó todos los mandatos.
Sin un referente gremial capaz de alinear a las diferentes tribus sindicales, la conducción cegetista podría repetir su formato de triunvirato o liderazgo colegiado. Daer, referente del sector de “los Gordos” (grandes gremios de servicios) pretende continuar como secretario general. Acuña, el hombre designado por Luis Barrionuevo, no estaría convencido de continuar. Palazzo, de la mano del kirchnerismo, quiere asegurarse un lugar en la cúpula. ¿Y qué hará Hugo Moyano? Dio luz verde para que sus hijos Pablo y Facundo construyan un frente que sirva de contrapeso y que pueda competir para ganar la futura de la conducción de la CGT. El primer paso del moyanismo será quedarse el 7 de octubre con la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), hoy en manos del portuario Juan Carlos Schmid.
Alberto Fernández, en tanto, insiste cuando habla con los gremialistas con su deseo imposible de forzar la unidad. El Presidente pretende reunir bajo una misma conducción a Daer con Pablo Moyano y Palazzo. También pidió sumar a Yasky, de la CTA. Una alternativa que sugirió el bancario Palazzo es instrumentar un liderazgo rotativo, algo que hoy parece difícil de consensuar.
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