La CGT logró consenso interno y define para agosto su primer reclamo callejero contra el Gobierno
Los gremios acordaron una movilización de protesta para el mes próximo por la suba de la inflación; se descartó un paro y no habrá acto ni oradores; podrían adherir las dos CTA, la izquierda y los piqueteros
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Silvina Batakis no llegó a los diez días como ministra de Economía y ya huele el distanciamiento del sindicalismo peronista. La cúpula de la CGT se reunirá de manera informal el jueves en la sede de UPCN para definir la fecha y la modalidad de una protesta para advertir sobre los riesgos de una inflación desbocada. Será un reclamo contra el Gobierno y los empresarios. Así lo reconocieron a LA NACION referentes de las tres tribus que confluyen hoy en la central obrera: “los Gordos” (grandes gremios de servicios), el moyanismo y el barrionuevismo.
No será un paro, a pesar de que hay sectores internos que así lo propusieron, como algunos gremios vinculados al transporte. Será una movilización y los impulsores la proyectan para la primera quincena de agosto. El punto de encuentro podría ser el Obelisco, ya que no hay consenso para activar el reclamo en la Plaza de Mayo porque sería apuntar directamente contra el Presidente, según informaron fuentes cegetistas. Los sindicalistas más conservadores temen provocarle un traspié político a un Gobierno que perciben débil.
“Será tan masiva como la fue la del 18 de octubre de 2021, por el Día de la Lealtad″, advirtió un gremialista que participa activamente de la organización. No habrá oradores ni escenario. La modalidad del reclamo dista mucho de la prosapia sindical, acostumbrada a manifestaciones ruidosas musicalizadas con bombos y trompetas, que solo callan cuando algún dirigente con ascendencia lo pide desde un micrófono. Ninguno de los integrantes del triunvirato de mando logra hoy el suficiente consenso interno para satisfacer a todas las tribus que conviven bajo el mismo techo.
“La crisis social y económica que atraviesa el país es por culpa de la política. El Gobierno y la oposición deben ahora resolver este problema”, señaló Sergio Romero, jefe de la Unión de Docentes Argentinos y uno de los dirigentes que participó el martes de una reunión preliminar en la que se terminó de consensuar con los diferentes sectores. Ese mismo día, Pablo Moyano dejó en evidencia que el malestar no es solo contra los empresarios. “Yo hablo con el Presidente y los ministros, pero no hay respuestas: la inflación sigue y se come el bolsillo de los laburantes. Tengo una buena relación, hablamos, pero no me puedo juntar a hablar todos los días, no me puedo juntar para la foto, necesitamos respuestas”, presionó el referente de los camioneros.
En el Gobierno tomaron nota del malestar sindical y al menos desde la retórica se trabaja para neutralizar la protesta. El ministro de Trabajo, Claudio Moroni, reforzó ayer en Radio Nacional su compromiso de revisar todas las paritarias que queden por debajo de la inflación. La pauta anual de referencia que se fijó en 60 por ciento ya quedó desactualizada para los gremios cegetistas, que sostienen, de acuerdo a informes de consultoras, que el alza de los precios podría estar entre 80 y 90% en 2022. Actualmente hay dos paritarias paralizadas por la incertidumbre que sembró la salida de Martín Guzmán. Una es la del Personal Legislativo, en cuya negociación ofician Cristina Kirchner y Sergio Massa como empleadores. La otra es la revisión de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que selló en marzo un aumento de 45% (18% en abril, 15% en julio, 12% en octubre y revisión en noviembre) al que busca añadirle un 20%.
Una carta que Alberto Fernández tiene guardada para seducir a la CGT es la de los fondos a las obras sociales sindicales. Circula un borrador con un decreto presidencial para crear un Fondo Nacional para la Cobertura de Prestaciones Básicas a favor de las Personas con Discapacidad que se constituiría con recursos provenientes del Tesoro de la Nación. De concretarse, las obras sociales sindicales se ahorrarían unos $35.000 millones anuales, según los cálculos de especialistas . Esto fue parte de la negociación de los gremios y Fernández para no suspender el acto de homenaje a Perón, hace 12 días, en la sede de Azopardo.
Gestiones con los piqueteros
Habrá dos movidas previas a la cegetista que anticipan el escenario de conflictividad. La primera será el miércoles próximo, cuando el Polo Obrero inaugure su alianza con Juan Grabois en reclamo de un salario universal, una demanda que cuenta con el aval de la CGT. La otra será el martes 26 de julio, por el aniversario de la muerte de Eva Perón. Ese día los movimientos sociales aliados activarían una marcha de homenaje que contaría con la adhesión de algunos gremios, que harán un pequeño acto en Azopardo. El Movimiento Evita, la agrupación que lidera Emilio Pérsico, no resolvió aún la magnitud de la movida. Los detiene encender cualquier chispa que amenace con romper la frágil tregua que sellaron Alberto Fernández y Cristina Kirchner para mantener unido al Frente de Todos.
Los movimientos sociales aliados y de izquierda, y también las dos vertientes de la CTA, esperan que la CGT defina en el calendario la fecha de su protesta. Hace varias semanas que se activaron gestiones para coincidir todos en una movilización callejera. Las palabras del supermercadista Federico Braun, que dijo con tono informal que su empresa, La Anónima, “remarca precios todos los días”, sirvieron de atajo para unificar posturas. Ahora movimientos sociales, piqueteros y sindicalistas están dispuestos a movilizarse juntos contra “los formadores de precios”, pero también contra el Gobierno.
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