La CGT dio una demostración de fuerza para reclamarle al Gobierno por el impacto de la inflación en los salarios
Se movilizó para reivindicar las paritarias y presionar al Presidente para que controle la suba de los precios; “Alberto, poné lo que tengas que poner”, dijo Moyano, que también apuntó contra los empresarios
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En su primera gran desafío contra el Gobierno, la CGT hizo hoy una demostración de fuerza con una masiva movilización para exigir un mayor control de la inflación y reivindicar a las negociaciones paritarias como mecanismo de actualización salarial. Participaron más de 100.000 personas, según los organizadores. Mientas que fuentes del Ministerio de Serguridad porteño aseguraron que se trató de la marcha más multitudinaria de lo que va del año, aunque evitaron precisar una cifra de asistentes.
Los sindicatos responsabilizaron al Gobierno y a los empresarios por la inflación, a la que proyectan en 90 por ciento para 2022. La advertencia más dura fue lanzada por Pablo Moyano, que le reclamó al presidente Alberto Fernández mayor compromiso para controlar la suba de los precios. “Alberto, poné lo que tengas que poner para terminar con los especuladores. No podemos seguir con estos niveles de inflación. Saca ese bono y esa suma fija, y mantené las paritarias libres. También que las asignaciones familiares sean para todos”, desafió el número dos del gremio de los Camioneros e integrante del triunvirato de mando cegetista, quien montó un acto propio en el cruce de 9 de Julio y avenida Belgrano. Unas horas más tarde, Moyano buscó relativizar su mensaje y afirmó que la CGT “sigue bancando al Presidente”, aunque volvió a presionarlo para que tome medidas. Hasta le sugirió estatizar la comercialización de granos para recaudar dólares y reforzar las reservas del Banco Central.
La demanda de paritarias libres fue repetida también por Héctor Daer y Carlos Acuña, los otros miembros de la cúpula, que negocian con el ministro de Economía, Sergio Massa, un eventual aumento salarial por decreto, siempre y cuando no altere el curso de las negociaciones sectoriales ya vigentes con los empresarios, según averiguó LA NACION de fuentes oficiales y sindicales. La semana pasada Massa se reunió cara a cara con una comitiva de la CGT y se barajó la posibilidad de otorgar un bono por decreto que oscile entre los 20.000 y 30.000 pesos para los salarios inferiores a $150.000. Otra posbilidad, que fue rechazada de manera tajante por los gremios, era avanzar con una suma fija de un monto mayor a cambio de suprimir las paritarias hasta fin de año. El canal de diálogo entre los sindicalistas y Massa se retomaría antes del lunes, cuando se discuta en el Ministerio de Trabajo la actualización del salario mínimo vital y móvil, que es hoy de $47.850. Se anticipa allí un choque: el Gobierno no está dispuesto a convalidar un aumento superior al 70% y los gremios piden un 90%, para aproximar el valor a la canasta básica de alimentos.
“El Gobierno no nos convocó”, dijo Daer, seco y tajante para evitar cualquier elucubración sobre un acuerdo reservado con Massa. El dirigente del gremio de la Sanidad apuntó también contra “los especuladores” y la oposición, y evitó destinarle críticas a la gestión de Fernández. “Hay que tomar las medidas necesarias para salir de este momento. Si vamos a incrementar el poder adquisitivo de los salarios y los jubilados no debe haber una transferencia a los precios. Si no se dejan de joder, no hay salida”, señaló Daer.
Acuña también pidió por las paritarias libres. Su participación en la marcha estuvo en duda por su alineamiento y cercanía con Massa. El jefe del personal de las estaciones de servicios estuvo finalmente presente en la calle y en la conferencia de prensa, aunque no criticó en ningún momento al Gobierno por la inflación.
Sin unidad y diferencias
Lejos de exhibir una foto de unidad, que refleje la masividad de la jornada de protesta, cada gremio de la CGT marchó por las suyas y coincidieron apenas unas pocas cuadras por la avenida de Mayo. El triunvirato caminó unido solo 10 minutos. También se movilizaron por separado los movimientos sociales que comulgan con el oficialismo y la CTA de Hugo Yasky, que evitó apuntar sus críticas al Gobierno por la inflación. “Queremos denunciar a los sectores especulativos de la economía que son los que provocan ataques a los precios de los alimentos”, dijo el jefe ceteísta, que además es diputado nacional del Frente de Todos.
La movilización dejó al descubierto las diferencias que tiene aún el sindicalismo con los movimientos sociales. Moyano se diferenció al decir que la CGT es “la única organización que moviliza a los trabajadores”. El mensaje abre un interrogante en la alianza que explora la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep), cuyos referentes son Esteban Castro y Juan Grabois, con la CGT.
Las diferencias con la izquierda, en cambio, quedaron plasmadas desde el comienzo de la jornada. Mientras que la CGT eligió como punto terminal de su marcha el Congreso, el trotskismo llevó sus reclamos a la Plaza de Mayo. Los dirigentes del Frente de Izquierda desafiaron a los gremios peronistas a convocar a un paro nacional, algo que no está en los planes de la central obrera. “Cuando hay mayor crisis, vemos a esos dirigentes vetustos, algunos con olor a naftalina, todos multimillonarios. Dirigentes que siempre están, antes para defender a Macri, hoy para defender a este gobierno y mañana a cualquiera con tal de defender la caja. Hoy salieron a pasear”, dijo Rubén Sobrero.
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