La CGT, con dos cabezas paralelas
Fractura: el camionero Hugo Moyano será consagrado hoy titular de la central obrera en un congreso convocado por él mismo; Daer dice que es ilegal.
La fractura de la Confederación General del Trabajo (CGT) resultó inevitable. Luego del congreso de hoy, convocado por el sector liderado por el dirigente camionero Hugo Moyano, habrá dos conducciones paralelas en la central obrera.
Las diferencias políticas entre Moyano y el actual titular de la CGT, Rodolfo Daer, impidieron que se llegara a un acuerdo de unidad. El proyecto de reforma laboral impulsado por el Gobierno provocó la discordia entre ambos gremialistas.
El sector que lidera Daer acordó con el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, algunos puntos del proyecto de flexibilización, mientras que los "rebeldes" de Moyano se opusieron y convocaron a un paro en contra de la iniciativa.
Ayer se frustró un nuevo intento por evitar el cisma cuando Moyano no aceptó la propuesta de Daer de postergar para el 11 de mayo el congreso cegetista y el actual titular de la CGT dice que la medida no tiene validez.
Cuando el camionero Hugo Moyano levante sus brazos en el miniestadio de Ferro y el congreso al que convocó para ser ungido secretario general de la CGT lo respalde con los votos, quedará confirmada la ya anunciada ruptura de la central obrera.
"Voy a estar esperándolo en la sede de la CGT, solo", desafió, en diálogo con La Nación , el actual titular, Rodolfo Daer, que calificó como "irreconciliables" las diferencias con su par del gremio de los camioneros y desalentó, así, la posibilidad de llegar a un consenso para evitar la división del movimiento sindical.
Ni Moyano ni Daer están dispuestos a ceder en la negociación interna para posponer el congreso cegetista. Y parece que nadie los pudo convencer. El cardenal Francisco Primatesta los sentó a una mesa, pero tampoco pudo.
"Quisimos crear lo que tantas veces llamamos la cultura del encuentro", explicó ayer el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Bergoglio. Lo que el prelado pretendió dejar en claro al aludir que pretendió ofrecer "un ámbito de diálogo, un lugar moral" es que no hubo por parte de la Iglesia una mediación entre ambos sectores gremiales. Soñaban, sin embargo, con evitar la concreción de la ruptura de la CGT.
Una vieja historia
La sucesión de desencuentros tiene un punto de inflexión: el llamado del Gobierno a negociar el proyecto de reforma laboral.
Si bien "los gordos", como se denomina al sector que lidera Daer por el peso de los gremios que agrupa, ingresaron en el corral que acondicionó el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, Moyano se paró de manos y no sólo dio un portazo en las narices de Daer sino que organizó un paro con movilización para mostrar sus garras.
Ahí quedó planteada la diferencia entre ambos sectores: los rebeldes y los "negociadores", como calificó, con tono despectivo", el propio Moyano a los que se fotografiaron en el Salón Blanco con el presidente Fernando de la Rúa.
El último intento por consolidar una negociación que evite poner de manifiesto el cisma sindical se le sugirió anteanoche a Moyano. Los de Daer querían que aceptara posponer el congreso convocado para hoy y se aviniera a respetar la fecha del 11 de mayo. Pero no hubo caso.
Incluso Daer dijo a La Nación que habían intentado bajar la candidatura de Moyano e impulsar, como su sucesor, al transportista Juan Manuel Palacios. En ese caso no hubiera habido trabas y hoy se estaría hablando, otra vez, de unidad.
"Moyano quiere ser secretario general de algo. No quiere ceder. El es el que produce la fractura en la CGT. Va a terminar siendo el secretario general de la CGT de los camioneros", se despachó Daer.
Armando Cavalieri (empleados de comercio) ratificó que el diálogo con el sector liderado por Moyano está cortado, muerto, en realidad. Y definió: "Mañana (por hoy) va a haber una CGT legal y una corriente interna que pretende apoderarse desde la minoría".
Sin violencia
Al desafío de Daer de esperar "solo" a Moyano y sus adherentes en la sede de la calle Azopardo 802 se sumó Cavalieri. Menos diplomático, "el Gitano" se preguntó si el dirigente camionero pretendía entrar en la sede del gremio "a punta de pistola". Y se permitió aconsejarle que "tendrá que cuidarse del malevaje y de la violencia".
Sin embargo, Daer cree que no habrá incidentes, que todo pasará por la razón: "Cuando les pida los certificados de autoridades no los van a tener, por lo tanto quedará el claro que todo esto es ilegal".
La voces para intentar unir a la central obrera no sólo sonaron desde la Iglesia. En el peronismo también lo intentaron.
"Queremos una CGT unida, por favor -se preocupó el senador Antonio Cafiero mientras tomaba una posición-. Che, a ver si el bloque se pone de acuerdo y le pide a Moyano que se deje de jorobar con los paros y busquen una solución para la CGT."
Nada pudo torcer la voluntad de Moyano. Hoy, con menos congresales de los que soñó cuando con Daer eran amigos, buscará en el miniestadio de Ferro convertirse en el secretario general de la central obrera.
Y la ruptura de la CGT será un hecho.
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