La Cámpora se abroquela con Mayra Mendoza y el PJ no la desafía, pero está latente el fantasma de la traición interna
La intendenta de Quilmes logra el apoyo sin fisuras de la agrupación de Máximo Kirchner y tiene al peronismo local alineado; en la oposición aseguran que en el justicialismo “nadie se le anima”; el clima político en el distrito, agitado por la investigación sobre la actividad de las cooperativas
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Visitas en señal de apoyo, ausencia de reproches y varias acusaciones de “operación” política y mediática. Tribus peronistas alineadas que no amenazan su autoridad. Rumores de filtraciones internas detrás de una causa judicial que la tiene hace más de un mes en el centro de las noticias. La sumatoria de elementos describe el escenario político que vive la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, quien cosecha el respaldo unánime de La Cámpora y maneja un Partido Justicialista quilmeño en el que no tiene desafiantes porque “están todos adentro”, o porque “nadie se le anima”.
La investigación por el presunto desvío de alrededor de $535 millones destinados a cooperativas que habrían terminado en cuentas offshore en el exterior agita el clima político local, en el que están a la orden del día las especulaciones sobre una filtración interna como punto de inicio de una trama que protagonizan viejos conocidos en la Municipalidad de Quilmes.
La Cámpora se mostró en Quilmes con dos de sus representantes más importantes. El lunes, Andrés Larroque (ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense) estuvo con la intendenta junto al gobernador Axel Kicillof; el martes, reforzó el respaldo camporista el ministro del Interior, Eduardo de Pedro.
“Máximo [Kirchner] siempre está en contacto con Mayra. Es una gran compañera que está siendo hostigada por el trabajo que viene realizando en Quilmes. Es una burda operación, porque la inversión cuestionada está en las calles del distrito. Acusar a Mayra de fugar plata es una mentira con mala leche”, asegura a LA NACION una fuente de trato cotidiano con el diputado. Agrega que la denuncia “no generó ningún ruido” en La Cámpora. “Sabemos que nuestra pertenencia y el trabajo excelente que viene realizando Mayra llevan a que se coma este tipo de ataques”, completa.
Uno de los últimos cimbronazos que había sufrido La Cámpora fue en enero, con la difusión de imágenes de Luana Volnovich y Martín Rodríguez, máximos responsables del PAMI, de vacaciones en el Caribe, cuando el presidente Alberto Fernández les recomendaba a sus funcionarios veranear en el país. “En ese caso sí hubo alguna puteada interna”, recuerda otra fuente camporista que coincide en que la trama que salpica a Mendoza “no generó ruido”.
“Lo tomamos como algo que viene pasando desde el primer día. Son ataques de un sector de la prensa porteña y con condimentos de la política local”, evalúan en el gobierno de Quilmes. Esperan “aguantar el embate”, según indica un funcionario, que subraya: “Lo importante es que los vecinos estén al tanto de que es una maniobra. Después, es todo animosidad contra una mujer que es representativa del cristinismo y del kirchnerismo”.
Dentro del gobierno quilmeño no descartan que el origen del escándalo haya sido una filtración interna de información. También lo consideran probable fuentes de La Cámpora ajenas al distrito. “No lo descarto, siempre hay un condimento local. Pero no es del macrismo, son cooperativas que trabajaron con ellos y con la gestión anterior a ellos también. Pueden ser sectores marginales que están siempre mandando cosas a medios nacionales”, indican desde la municipalidad a LA NACION.
Para diversas fuentes opositoras, el origen interno de los datos es claro. “La filtración es interna. Es mucha información; a nosotros se nos estaba complicando conseguir información los dos primeros años de gestión”, subraya un dirigente opositor.
El peronismo local está alineado con la jefa comunal, aunque las razones varían según la fuente que se consulte. “Hubo lista de unidad [en la interna del PJ]. Están todos alineados: El Barba [por el exintendente Francisco Gutiérrez], Aníbal [Fernández], los movimientos sociales, los gremios, agrupaciones menores. No quedó nadie afuera”, indica un integrante del gabinete municipal. Mendoza preside el PJ de Quilmes y Gutiérrez es vicepresidente. “Si alguna vez hubo un matiz, desapareció. Todos cerraron filas con Mayra, entienden que es algo contra el gobierno peronista”, completa una fuente cercana a la intendenta.
Sin embargo, en otras veredas de la política quilmeña observan una convivencia menos armoniosa en el PJ. “A Mayra le tienen miedo”, sostiene un dirigente peronista de Quilmes que no está alineado con la intendenta. “Ella dejó afuera a grupos del peronismo, es ‘mala pagadora’ y hay mucho recelo. No es como en otros distritos, que un intendente peronista se fue de licencia y dejó a uno de La Cámpora. Acá es todo ella”, indica otra fuente opositora.
“En el PJ nadie se le anima. Los que podrían armar algo, como los sectores del anibalismo, están adentro. No hay albertismo. El Frente de Todos acá es un unicato de ella. La Cámpora la banca y los otros ni se le animan porque es la niña mimada de Cristina”, describe un opositor que cree que Juntos tiene “una oportunidad gigante para ganarle” a la intendenta el año que viene.
El caso de las cooperativas es, para los opositores, un punto de inflexión para Mendoza. “La sociedad política quilmeña está peor con ella que lo que estaba con El Chino Villordo [por Sergio Villordo, intendente entre 2003 y 2007, vinculado a Aníbal Fernández]”, comparan. “Profundizó la soberbia y las posturas extremas. El nivel de tensión con nosotros en el Concejo Deliberante es cada vez peor. La Cámpora gobierna Quilmes pensando que es la Anses, pero siempre fue una ciudad con múltiples actores”, dice un integrante de Juntos.
“La gestión no es mala. La hace poniendo a laburar a miles de cooperativistas ideologizados. Intenta imitar la gestión de [Jorge] Ferraresi, que cambió Avellaneda. Los ingresos al distrito los mantiene bien. Pero la inseguridad es galopante y es la primera preocupación de la gente”, evalúa un referente opositor. “La gestión no es un desastre; tampoco es buena. La diferencia con la de [Martiniano] Molina es que la inseguridad está desbandada y que Martiniano dejó obras de envergadura. Hay 2400 calles sin pavimento. Aunque las haga todas, el 65% de Quilmes la va a repudiar por su origen camporista”, considera otra fuente que milita en la oposición.
En la política de Quilmes, ninguno de los involucrados en el caso cooperativas sorprende. Con el exsubsecretario de Hábitat Sebastián Raspa a la cabeza, el grupo que incluye, entre otros, a Martín Bordalejo (exfuncionario y abogado) y a José Alejandro Scozzari (socio de Raspa y Bordalejo en una firma offshore), tiene un recorrido en las cooperativas que se remonta a la gestión Gutiérrez (2007-2015). Como saldo, quedaron causas judiciales por los desmanejos de fondos y advertencias del Tribunal de Cuentas porque había funcionarios, como Raspa, que eran titulares de cooperativas contratadas por el municipio ya en los años 2009 y 2010.
“En la era barbista eran bebés de pecho. Aprendieron. En la era Martiniano se guardaron. Cuando vino Mayra, reaparecieron. Durante dos años nadie los miró, hasta que los descubrieron. Están todos esperando que la Justicia pegue un guadañazo”, resume un dirigente de largo recorrido en la municipalidad.
“No creo que ella haya estado enterada de todo, pero sabía quiénes eran y los dejó. Las cooperativas se adjudican directamente por decreto del intendente”, señalan en la oposición. “Con El Barba era más burdo. Gastaban en pavimentación y los proveedores eran insolventes. Ahora contrataron para limpieza, tareas en plazas”, añaden.
En el gobierno quilmeño confían en que la intendenta saldrá indemne. “Se va a desarticular la maniobra rápido porque no hay nada de lo que se plantea en la denuncia: no hay giros, no hay plata afuera y no hay funcionarios involucrados. Cualquiera que baje por un acceso a Quilmes puede ver trabajando a las cooperativas”, aseguran.
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