La campera de cuero de Saúl Ubaldini: el regalo que recibió Alberto Fernández de la CGT
El Presidente participó de la conmemoración por los 40 años de la movilización gremial por Paz, Pan y Trabajo; Hugo Moyano estuvo entre los presentes
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El presidente Alberto Fernández encabezó este miércoles el homenaje del Partido Justicialista (PJ) a los trabajadores sindicalizados, a 40 años de la movilización gremial por Paz, Pan y Trabajo. De la actividad en el Instituto Juan Domingo Perón de la ciudad de Buenos Aires participaron el cotitular de la CGT Carlos Acuña y el secretario general de Camioneros, Hugo Moyano, además del referente Lorenzo Pepe, entre otros dirigentes.
A 40 años de la marcha del 30 de marzo de 1982 que protagonizó la CGT encabezada por Saul Ubaldini y que fue brutalmente reprimida por el gobierno de facto, el Presidente recibió del hijo de Ubaldini, también llamado Saúl, la mítica campera de cuero que se convirtió en marca registrada del sindicalista.
Además de Moyano, Acuña y Pepe, participaron en el acto los sindicalistas Antonio Caló -quien la semana pasada perdió el control de la UOM-, Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento) y Víctor Santa María, entre otros. También el canciller Santiago Cafiero; el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; el diputado (y expresidente del PJ) José Luis Gioja y el secretario de Políticas Parlamentarias, Fernando “Chino” Navarro.
La presencia del líder del clan Moyano en el acto con Fernández fue una de las notas más significativas del encuentro, en medio de la pulseada que dentro del sindicato de Camioneros mantiene con su hijo, Pablo Moyano. También, por la distancia que este tomó con respecto al Gobierno. Hoy mismo, de hecho, Pablo Moyano recibió en la sede gremial al diputado Máximo Kirchner, líder de La Cámpora.
Pablo Moyano también difundió este miércoles un comunicado junto a Hugo Yasky y Sergio Palazzo y otros sindicalistas identificados con el kirchnerismo. En el documento, titulado “Paz, pan y trabajo. Que la deuda no la paguen los de abajo”, reclamaron que se extienda el aporte extraordinario a las grandes fortunas hasta que dure el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Además, cuestionaron el pacto que selló la gestión de Fernández con el organismo de crédito porque, afirmaron, “conlleva en términos de pérdida de soberanía sobre nuestras políticas económicas, fiscales y cambiarias”.
En su discurso durante el acto, Fernández rememoró la marcha motorizada en 1982 por Ubaldini y señaló que, gracias a esa protesta, “millones de argentinos salieron a la calle a pedir el fin de la dictadura”. El Presidente dijo que aquel día hubo “3000 argentinos que terminaron presos” por manifestarse en contra del gobierno de facto, pero destacó que “ese 30 de marzo de 1982 la dictadura empezó a caerse”, según consignó la agencia Télam.
”Estamos conmemorando el coraje de un grupo de sindicalistas que se puso de pie frente al terrorismo de Estado cuando la Argentina estaba aterrada, viendo desparecer gente todos los días”, destacó el mandatario.
Por otro lado, Fernández llamó a “debatir qué país queremos” y afirmó que el peronismo “protege la industria” y “promueve la producción y el empleo”, además de “preservar la producción argentina”.
“No abrimos alocadamente las importaciones, cuidamos nuestra moneda y preservamos las reservas, eso hacemos cuando gobernamos en cualquier tiempo”, subrayó el mandatario.
La figura de Ubaldini
Saúl Edolver Ubaldini nació el 29 de diciembre de 1936 en el Hospital Salaberry, en pleno barrio de Mataderos. Su segundo nombre, que respondía al personaje de una novela que cautivaba a su madre, Carmen Guida, no le gustaba, y prefería el apodo de “Chichín” con que lo conocía su familia.
Gran degustador de mate cocido, fanático del club de fútbol Huracán y sin conocimiento del manejo de un automóvil, Ubaldini se casó dos veces: primero con Felisa Paz, con quien tuvo dos hijos, Saúl Edolver y Juan Pablo; y luego con Margarita Muñoz, madre de María Eva y de Nicolás.
Apenas a los 23 años, Ubaldini fue elegido delegado en un frigorífico hasta que ingresó en el gremio cervecero gracias a su trabajo en la Compañía Argentina de Levaduras (Calsa). En 1972 fue elegido secretario de la Federación Obrera Cervecera Argentina.
Siete años más tarde, con la bendición del titular de la UOM Lorenzo Miguel, que buscaba un dirigente desconocido y neutral para designarlo al frente de la CGT, Ubaldini se convirtió en el nuevo secretario general de la central obrera. Desde allí, además, se transformó en un emblema de la reorganización del peronismo y de la recuperación democrática del poder después de la primera derrota electoral del justicialismo en manos del radical Raúl Alfonsín, en 1983.
También, para sus críticos, fue un símbolo de la intransigencia: durante su mandato en la central obrera, los trece paros que realizó contra la administración alfonsinista contribuyeron a alejarlo de la imagen de un dirigente moderado y asociarlo con la de alguien que hizo todo lo que pudo para debilitar a un gobierno democrático.
En rigor, Ubaldini fue un estandarte de la resistencia sindical. Tras el golpe militar que derrocó a María Estela Martínez de Perón el 24 de marzo de 1976, los gremios fueron intervenidos y la decisión provocó un enfrentamiento interno en el sindicalismo peronista. Así, hubo un sector más dialoguista, representado por la Comisión Nacional del Trabajo y que integró la CGT Azopardo, conducida por el dirigente plástico Jorge Triaca, el telepostal Ramón Baldassini y el sindicalista del vidrio Jorge Luján, entre otros. Y también existió un sector intransigente, que se opuso al régimen militar, en el que estuvo Ubaldini como aliado del Grupo de los 25, un sector renovador del PJ que también integraban Osvaldo Borda (caucho), Roberto García (taxistas) y Roberto Digón (tabaco), entre otros, que terminaron formando la CGT Brasil.
Ubaldini organizó la primera huelga contra la dictadura militar el 27 de abril de 1979, que concluyó con represión y cientos de dirigentes heridos y presos. Tras la reunificación obrera, en 1984, compartió el cuarteto de secretarios generales cegetista junto a Triaca, Borda y Baldassini. Apenas un año después, fue el único titular de la CGT.
Con la normalización de los gremios a partir de 1982 (un año antes del regreso a la democracia) y luego, con el PJ derrotado por primera vez en las urnas, comenzó para Ubaldini una doble tarea: la recuperación del justicialismo como alternativa de poder político y la constitución de la CGT como ariete de los reclamos salariales frente al gobierno radical.
En sus constantes enfrentamientos, Alfonsín llegó a calificarlo de “mantequita y llorón” y Ubaldini no dudó en contestarle, en pleno acto callejero, en mayo de 1984: “Llorar es un sentimiento; mentir es un pecado”.
Contra Menem
Pero su pelea no fue sólo con el gobierno radical: Ubaldini también se opuso a Carlos Menem cuando éste, tras su triunfo electoral, en 1989, viró hacia una política económica de matices “neoliberales y no peronistas”, tal como cuestionaba el líder sindical.
Las distintas posturas frente al gobierno menemista motivaron una nueva fractura cegetista. Ubaldini encabezó la antimenemista CGT Azopardo, mientras que, alineada con el oficialismo, se estructuró la CGT San Martín, liderada por el mercantil Güerino Andreoni.
Sólo dejó la CGT cuando, en 1991, decidió convertirse en candidato a gobernador bonaerense y, durante un congreso cegetista, se acordó que su sucesor fuera Rodolfo Daer, del gremio de la alimentación.
Ubaldini también fue dos veces diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, y en ambas, apadrinado por Eduardo Duhalde. Ocupó los mandatos en la Cámara baja entre 1997 y 2001, y fue reelegido hasta 2005. En mayo de ese año, el Ministerio de Planificación Federal, que encabeza Julio De Vido, lo contrató como asesor de esa cartera.
Ubaldini falleció el 19 de noviembre de 2006.
Su hijo Saúl, que este miércoles entregó el presente a Fernández, fue uno de los dirigentes que, junto a Gerónimo “Momo” Venegas, acompañó a Mauricio Macri y al gobierno de Cambiemos.
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