A continuación, sus principales conceptos:
- La campaña electoral sucia se basa en la desinformación, y en tratar de enchastrar al otro. En general sucede cuando los candidatos no pueden explicar sus virtudes, entonces prefieren mostrar que el otro es más feo que ellos. A veces se trata de desinformar, y a veces de poner al contrincante a la defensiva: en vez de que pueda trazar su propio plan, debe salir a explicar lo que ya dijo.
- ¿En cuántos de los WhatsApp que uno recibe hoy en día, con videos, memes, y demás, se puede identificar quién realmente hizo el contenido? En muchos casos es simplemente reenviado. Y no solamente estamos hablando de fanáticos que hacen memes rápidos apoyando a sus candidatos o criticando a los opuestos. Muchas veces hay equipos de campaña por detrás, manos profesionales dedicados a armar este contenido.
- Es fundamental remarcar que, más allá de los esfuerzos de los equipos de campaña, la responsabilidad principal está del lado del usuario, al igual que a la hora de ir a votar. Cuando uno recibe algo en el celular, hay que frenar, respirar, antes de apurarse a reenviarlo. Cada uno puede chequear si es cierto o no, googlear, ver si figura en portales de noticias serios, y demás.
- Vamos con algunos ejemplos: es falso que el gobierno porteño haya multado a River por alojar a personas en situaciones de calle. Es falso el video que anda circulando que dice que Kicillof planteó que hay que expropiar los campos. Es falso que Vidal haya dicho que, si los maestros quieren ganar más dinero, tienen que buscar otro trabajo. Es falso que Prefectura y Gendarmería hayan allanado C5N. Es falso que Cristina Kirchner tiene una hija escondida con síndrome de down.
- Se tiran con cualquier cosa, para todos lados. Lo fundamental es que, todos nosotros, cuando recibamos información, la pensemos y la chequeemos antes de compartirla. Y el punto clave está en los sentimientos. Los periodistas tratamos de informar desde un plano racional, pero el que recibe del otro lado muchas veces responde con el corazón. "Estás afectando a alguien que me cae simpático o que voté, rechazo lo que estás diciendo".
- Dicho todo esto, este tipo de campaña sucia también tiene, a veces, un enorme riesgo para el que la impulsa. Puede salirte el tiro por la culata y generarse una victimización de aquel que querías enchastrar. Donald Trump fue un caso de esto en Estados Unidos. Cuando, en campaña, empezó a recibir ataques terminó generando un aumento de su núcleo duro y una victimización bajo la lógica de "lo atacan a Trump porque vino a cambiar Washington". Esto lo blindó y ayudó a que gane las elecciones.
- Para cerrar, dos recomendaciones. Para los ciudadanos: la moderación, pensar, evaluar, informarse. Y para los candidatos: ¿Y si empiezan a presentar propuestas, en vez de atacar al otro?
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