La Cámara, frente a un largo camino por desandar
Si la Sala I de la Cámara Federal decide confirmar el sobreseimiento del ahora presidente Mauricio Macri, deberá volver sobre sus pasos y desandar un largo camino.
Hace cinco años y medio, los camaristas Eduardo Farah, Eduardo Freiler y Jorge Ballestero dieron por probado que Macri estuvo detrás del espionaje a Néstor Leonardo y a Sergio Burstein. Pero, además, consideraron que había intervenido en el montado de un "aparato de inteligencia prohibido", "clandestino", que definieron como una "vertiente paralela" de la Policía Metropolitana, para hacer operaciones de inteligencia ilegales. Confirmaron entonces, con un fallo durísimo, el procesamiento que había dispuesto Norberto Oyarbide.
Cuando las querellas apelen el sobreseimiento de ayer, el caso volverá a la Sala I. A pesar de la suerte que ha corrido en la Cámara, la defensa de Macri es optimista. Porque -dicen los abogados- la causa es un dibujo; pero sobre todo porque saben, aunque no lo dicen, que el nuevo mapa político, con su defendido devenido presidente es, por lejos, su mejor carta.
La Cámara ya dio algunas señales de que ese optimismo tiene fundamentos. Por lo pronto, cuando avaló que se reabriera el caso que Oyarbide había cerrado. Pero además uno de los camaristas ya cambió de opinión. Fue Farah, que en julio pasado se separó de sus colegas y votó en soledad por hacer lugar a un pedido de sobreseimiento de la defensa de Macri. "Las pruebas actualmente reunidas apuntan decididamente en otras direcciones", alegó.
El fiscal del caso, Jorge Di Lello, recorrió un camino similar. Después de haber promovido el procesamiento y el juicio, a principios de este mes, dijo: "Un cuadro nuevo y distinto se abre ante los ojos del suscrito". Se refería al resultado de las medidas de prueba que ordenó Casanello cuando reabrió la causa. Fueron favorables a Macri, pero ninguna muy sorprendente.
Una es la declaración de Guillermo Montenegro. El ex ministro de Justicia y Seguridad porteño dijo que Macri designó a Jorge Palacios como jefe de la Metropolitana sobre la base de una terna que él le había preparado y negó haber conocido reuniones entre Palacios y Macri. Según Casanello, la declaración "destruye la hipótesis" que asignaba a Macri incidencia en lo que hacían Palacios y Ciro James, que sí irán a juicio por espionaje.
Otra nueva prueba son las declaraciones de directivos de Ackerman Group, que dijeron haber sido contratados por Franco Macri para seguir a su entonces yerno, Néstor Leonardo. "Aquellas tareas respondían a un expreso pedido de Franco Macri y no, así, a un interés, al parecer inexistente, de Mauricio Macri respecto de la seguridad de su hermana Sandra", afirmó Casanello.
Además, la Justicia dio por probado que el rol de Mariano Narodowski, ex ministro de Educación porteño, había sido malinterpretado en 2010. Él tenía al presunto espía James trabajando bajo sus órdenes. Cuando se procesó a Macri, se sostuvo que sólo Macri podía haber puesto a James en Educación para que, en realidad, trabajara para Palacios. Después, se consideró probado que había un "vínculo personal" entre Narodowski y James.
La Cámara deberá darle un peso decisivo a estos elementos si quiere volver sobre sus pasos para rever lo que sostuvo cuando consideró parte de una "asociación ilícita" a quien hoy es el Presidente.
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