La atomización del Grupo Calafate, el origen del proyecto
Fue el embrión del kirchnerismo, pero hoy muchos de sus miembros son opositores
El Grupo Calafate fue un think tank progresista que nació en apoyo de la candidatura de Eduardo Duhalde. Sería más tarde el núcleo político nacional que llevó a Néstor Kirchner a la presidencia. Con el paso de los años, fue testigo de las escisiones que sufrió el movimiento político que dominó el escenario en la última década.
Su primera reunión fue en octubre de 1998 en la ciudad que le dio su nombre. Buscaba ideas y proyectos para un futuro posterior al menemismo. Eran los tiempos en que Carlos Menem aún coqueteaba con la idea del tercer mandato y la oposición no peronista se aglutinaba en lo que sería la Alianza. Participaron de ese encuentro 45 dirigentes y académicos. Todos recuerdan un foro abierto al debate.
Quienes están alejados, como es el caso del ex ministro de Justicia Alberto Iribarne, contrastan el espíritu de debate original con el "sistema vertical y la ausencia del debate actual". En el caso del diputado Héctor Recalde, que mantiene aún su afinidad, sostiene que "el espíritu del Calafate sigue vivo en el gobierno de Cristina".
Tras el encuentro en El Calafate, hubo una cita en Tanti, Córdoba, y el grupo comenzó a reunirse semanalmente en 1999, con la coordinación de Alberto Fernández.
Además del entonces gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, se sumaron militantes del peronismo de izquierda de los 70, como Carlos Kunkel y Esteban Righi, otros peronistas, como Aníbal Fernández y Julio Bárbaro, y algunos extrapartidarios. A pesar de que existieron fuertes diferencias, por ejemplo sobre la alternativa al modelo de convertibilidad, todos buscaban reivindicar el espíritu de la renovación peronista de los 80.
Al grupo inicial se sumaron más figuras, como León Arslanian, José Pampuro, el ex dirigente montonero Elvio Vitali, y el periodista Carlos Campolongo.
La eclosión de 2001, el gobierno de transición de Duhalde y su renuncia a optar en 2003 por la primera magistratura revivieron al Grupo Calafate, que se convirtió en el principal sostén nacional de la candidatura de Kirchner.
Ya en el poder, el santacruceño supo procurar entre sus filas a muchos ministros y directores de organismos estatales clave. El primer gran cisma llegó con la pelea contra Duhalde y el ascenso de la "transversalidad".
"En las primeras reuniones", recuerda Campolongo, "ya había una tensión entre Kirchner y Duhalde, pero no presagiaba lo que iba a suceder". La ruptura llevó a algunos de los políticos más afines al dirigente bonaerense a separarse del grupo. La última intervención pública fue en la Feria del Libro de 2006, cuando se presentó un libro con los textos de sus integrantes. En ese momento se intentaba institucionalizar el espacio, bajo la dirección del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, por lo que se constituyó como fundación.
La ruptura del Gobierno con el campo en 2008 y el alejamiento de Fernández del Gobierno motivó la segunda divisoria de aguas, que llevó al alejamiento de otras figuras, como Iribarne y Bárbaro, quien en ese año declaró: "Los dialoguistas no podemos ser parte de esta política". En otros casos, como Jorge Taiana, salieron de los primeros planos, pero mantienen su apoyo.
Otros integrantes fueron desplazados durante el segundo mandato de Cristina. El caso más resonante fue el de Righi, que renunció en 2012 a la Procuraduría General tras la denuncia en su contra del vicepresidente Amado Boudou.
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