La Argentina se disoció de la agenda 2045 de la ONU y Milei marginó al embajador de la delegación oficial
La canciller Mondino anunció que el país no adherirá al “pacto del futuro” y advierten fuentes diplomáticas que significaría un aislamiento; Ricardo Lagorio, el representante argentino en Naciones Unidas, no participa de la gira
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“Quedaron 192 países de un lado. Y nosotros, Argentina, del otro”. De ese modo tajante se expresaron altas fuentes diplomáticas, enojadas con la decisión del gobierno argentino, expresada ayer por la canciller Diana Mondino, de disociarse del denominado Pacto por el Futuro 2045, la continuidad cronológica de la agenda 2030 para el desarrollo, planteada por las Naciones Unidas.
En medio de una tensión interna indisimulable, que incluye al embajador argentino en la ONU, Ricardo Lagorio, marginado de la gira presidencial por Estados Unidos, Mondino destacó ante el plenario de la Asamblea que la Argentina disiente con varios de los puntos de la agenda consensuada por todos los miembros de las Naciones Unidas, sin otra excepción hasta el momento.
Mondino no los mencionó, pero está claro que ni las políticas de “igualdad de género” que promueve la ONU, ni el feminismo, ni la despenalización del aborto forman parte de la cosmovisión de la actual administración, como lo demuestran las designaciones en Cancillería de la asesora y experta en temas de familia Ursula Basset y el nuevo secretario de Culto, Nahuel Sotelo, quien viajó junto a la delegación que acompaña al Presidente. Tampoco el reconocimiento de la intervención humana en el cambio climático y la “protección social” para combatir la pobreza, otros de los principios de la agenda 2030 que el Gobierno cuestiona.
Se espera que el propio Milei critique esos y otros puntos de la agenda 2030 durante su exposición de mañana ante el plenario de presidentes en el recinto de la ONU. Insistirá, además, en cuestionar lo que considera una postura laxa de Naciones Unidas en relación con China.
“Queremos enfrentar los retos del terrorismo, las amenazas a la integridad territorial, a la democracia, a la seguridad internacional y al desarrollo económico. Para ello, tomamos como guía los propósitos y los principios de la Carta de las Naciones Unidas. Los desvíos respecto a estos propósitos y principios generan problemas no sólo al propio país -que pierde su propio faro de libertad- sino para los que con él interactúan”, dijo Mondino anoche en la ONU.
“En ejercicio de esa libertad, mi país quisiera recordar que agendas como esta que nos reúne aquí están compuestas por aspiraciones jurídicamente no vinculantes y que cada Estado, en el ejercicio de su soberanía, tiene derecho a interpretar y perseguir con autonomía, teniendo en cuenta las diferentes realidades, capacidades y niveles de desarrollo de cada uno y respetando sus políticas y prioridades nacionales, tal como ya lo dispone la Resolución 70/1 de la Asamblea General”, dijo Mondino para justificar el paso, que según distintas fuentes de la Cancillería (y también de embajadas extranjeras consultadas por este diario) “aisla” a la Argentina de un modo inédito.
Mondino aclaró, además, que “muchos de los puntos de este Pacto, con sus anexos, presentan reservas y objeciones o son retardatarios de la nueva agenda de Argentina”. Destacó que varios compromisos fueron asumidos por el gobierno de Alberto Fernández, y que desde la gestión libertaria “propusimos acciones constructivas que no siempre fueron tomadas en cuenta y eso nos lleva a disociarnos”. En tren de conciliar posiciones, destacó que “nuestras reservas y objeciones al Pacto del Futuro no son, sin embargo, un obstáculo para la Argentina porque, por el contrario, queremos tener alas para nuestro crecimiento en libertad”.
La virtual “intervención” de la Cancillería, personificada en Basset y Moreno, es reconocida puertas adentro del Palacio San Martín. “Con ella trabajamos muy bien, pero tiene poco margen de acción”, reconoció un alto funcionario de la diplomacia nacional, con tono resignado. Las nuevas directrices también se orientaron a marginar a Lagorio, ex embajador en Naciones Unidas y Rusia, esta última durante el gobierno de Cambiemos, y que paradójicamente también dejó de ocupar roles relevantes en la política exterior durante el gobierno del Frente de Todos.
“Estoy aquí cumpliendo funciones como embajador. No me corresponde opinar de otra cosa”, fue todo lo que dijo Lagorio en diálogo con LA NACION, mientras otras fuentes confirmaron que hubo orden de la Casa Rosada para que el embajador en la ONU no participe de ninguna actividad oficial junto al Presidente. Es el embajador en Washington, Gerardo Werthein-uno de los seis embajadores “políticos”, sin experiencia diplomática previa, designados por la actual gestión-quien acompaña a Milei desde que arribó a Estados Unidos, en la noche del sábado.
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