La Argentina loteada y la puja estéril del kirchnerismo en caída
En su etapa de declinación, el loteo es la forma que ha adquirido el poder kirchnerista. En lugar de esfuerzos por sacar a la Argentina de la crisis, hay un país tironeado como Tupac Amaru por la competencia por el poder, y la supervivencia, dentro del oficialismo. El loteo es político, pero no solamente político: también impacta en un loteo económico y productivo clave si la Argentina quiere tener un futuro, en la parcela de los recursos energéticos.
Mientras el presidente se esfuerza en vano por ejercer el poder desde Casa Rosada, la vicepresidenta Cristina Kirchner hace lo suyo para moldear los destinos de la Argentina desde el Palacio del Congreso, convertido en una especie de Poder Ejecutivo paralelo: eso ya lo sabíamos. Ahora, lo nuevo es que el loteo se reconoce a cielo abierto: Alberto Fernández dejó claro, a viva voz, que el gabinete de ministros no le obedece: “No le voy a dedicar un segundo a la interna. Yo sé con quién puedo gobernar y con quién no”, dijo. Fue una referencia tácita, pero obvia, al ministro del Interior , Eduardo Wado de Pedro.
A las palabras presidenciales, no le siguió un pedido de renuncia al ministro que, según Fernández, no trabaja en su cargo para acompañar el rumbo decidido por el presidente elegido por la ciudadanía. Por no trabajar en lo suyo, De Pedro cobraba en el primer semestre de 2022 $565.154,09 sólo en el item “asignación mensual”, pagado por los impuestos de todos, según los últimos datos oficiales expuestos en el portal Datos Abiertos del gobierno nacional en el informe “Asignación salarial de las autoridades superiores del Poder Ejecutivo nacional”.
No es la primera vez que queda en evidencia el modo en que De Pedro maneja el ministerio para jugar el juego del poder en el tablero de la interna al ritmo que impone su jefa política, la vicepresidenta. Se vio claramente después de la derrota electoral de 2021, cuando De Pedro encabezó la táctica de “la renuncia a disposición” como amenaza para tensarle la realidad al presidente. Lo que eleva al infinito la lógica del loteo es por un lado, la aceptación pública de Fernández y, por el otro, la rendición del presidente que se resigna a la evidencia, no contar con el poder para echar a los ministros que no lo acompañan.
El problema de la interna convertida en el parcelamiento del poder Ejecutivo tiene consecuencias delicadísimas. Mientras el ministerio del Interior queda atrapado en la interna entre Cristina Fernández y La Cámpora versus el presidente, una disputa reconcentrada en el tironeo por la provincia de Buenos Aires, deja a la deriva una estrategia nacional clave que requiere negociaciones del Estado nacional con las provincias de intereses, a veces, contrapuestos entre ellas y, especialmente, con la Nación: la de la administración de los recursos naturales y estratégicos. La Liga de Gobernadores viene alambrando silenciosa pero consistentemente ese lote que más le interesa: el de los recursos petrolíferos y mineros como el litio y el sector de energías renovables.
El lotecito energético se consolida en manos del embajador de los gobernadores en la Capital, Juan Manzur. Hay una novedad que circula en el sector de la energía que ratifica ese avance creciente de los intereses provinciales sobre los intereses nacionales. A instancias de la influencia de Manzur, otra tucumana llegaría al Poder Ejecutivo nacional, más precisamente a la Dirección de Energías Renovables de la Nación, que depende de la Secretaría de Energía. Sería la joven Florencia Terán.
El área de recursos renovables es otra de las áreas estratégicas por el nivel de inversión en infraestructura que demanda en el presente y en el mediano plazo la transición energética en el contexto de los compromisos asumidos globalmente por el cambio climático. Para tamaña tarea Manzur confía en la joven Terán, abogada por la Universidad Nacional de Tucumán, graduada a fines de 2019, abanderada por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de esa universidad. Terán, de 27 años, cumple sus 28 el próximo 28 de febrero.
Con apenas tres años de recibida, Terán no tiene todavía mucho para mostrar en su curriculum. Desde febrero de 2020 y hasta el momento, es abogada fiscal del Tribunal de Cuentas de la provincia de Tucumán, profesora de la materia “Destrezas I: interpretación y escritura de textos jurídicos básicos” en la facultad donde estudió. Antes de recibirse, desde octubre de 2018 a diciembre de 2019 fue asesora legal del Ente Unico de Control y Regulación de los Servicios Públicos Provinciales de Tucumán. Entre 2014 y 2015 hizo voluntariado en distintas ONGs. Terán hizo su secundario en el Colegio FASTA Angel María Boisdron O.P., que se convirtió en noticia en 2020 por denuncias de egresados que alertaron sobre humillaciones y abusos sexuales padecidos en el colegio.
“Una chica inteligente. Con capacidad de liderazgo. Ambiciosa”, dice un joven dirigente tucumano que la conoce bien. Hasta el año pasado era impensable que Terán tuviera en su futuro tan cercano un cargo como el que le depara, de concretarse, en la Dirección de Energías Renovables. Se fogueaba en el debate político en los programas de formación de las becas de la Fundación Universitaria Río de La Plata (FURP). Entre 85 candidatos, fueron elegidos 15 para un viaje de una semana a Estados Unidos para conocer la organización del poder en ese país. Terán estuvo entre ellos. Cuenta orgullosa su militancia en el “Movimiento Arraigo”, fundado por Paco Durañona, porque su mamá, que era del sur de Córdoba tuvo que desarraigarse e ir a estudiar a Tucumán y luego, otro desarraigo para ir a trabajar a la Ciudad de Buenos Aires. Quizás de esa militancia le llega su interés por el medioambiente y la energía.
El manzurismo y su voluntad de consolidar su lote energético le abrió las puertas a la joven Terán, que es hija del ex vicegobernador de Tucumán durante la gobernación peronista de Julio Miranda entre 1999 y 2003, Sisto Terán Nougués, y actual responsable de la Unidad Belgrano - Norte Grande, dependiente del Ministerio de Obras Públicas. Terán fue alperovichista en su momento; manzurista, en otro momento.
Aunque esas secretarías dependen del ministerio de Economía, el lote tamaño Titanic con el que se quedó el ministro de Economía, Sergio Massa, cuando asumió aceptó ese límite. El margen de maniobra que tienen los gobernadores para nombrar a responsables claves en esas secretarías encuentra parte de su explicación en aquel apoyo que los gobernadores le dieron a Massa en la crisis de Batakis. Otro reparto de lotes.
La secretaria de Minería de la Nación, Fernanda Ávila, llegó al puesto por un acuerdo entre los gobernadores de Catamarca, Raúl Jalil, y de San Juan, Sergio Uñac, con la intermediación clave de Manzur. Flavia Royón llegó a la secretaría de Energía a partir de su alineamiento con el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz.
Otro capítulo de esa avanzada de la Liga de Gobernadores sobre los intereses de la ciudadanía en general se da en La Rioja. El gobernador Ricardo Quintela suspendió por decreto los permisos de cateo, prospección y exploración de litio en La Rioja y declaró al litio “recurso estratégico”. Las empresas mineras están poniendo el grito en el cielo. Se toparon con una “incertidumbre de superficie”, como se llama en el sector a los obstáculos imprevistos en la operación minera. En este caso, incertidumbre jurídica. Un panorama delicado que enfrenta a provincias y Ejecutivo nacional. Salvo que el Ejecutivo esté mirando para otro lado.
Lo que está claro es que en pleno 2023, en la esfera material o en la simbólica, la Argentina kirchnerista acampa decidida en el siglo XIX. Cada asunto se resuelve como si no hubiera un Estado nacional, un Poder Ejecutivo presidencialista y una institucionalidad en marcha. Quizás no la haya.
Y entre lo material clave para la salida de la crisis y la entrada al futuro, el kirchnerismo se muestra más consistente con su simbología que con la realidad. En lo simbólico, atrasa con consistencia. De la maceta de lechuga en la batalla de Entre Ríos al combate de los aspersores en Lago Escondido o a la reaparición de gauchos contra chicos de ciudad en la narrativa política en la otra batalla de Lago Escondido.
Una suerte de revival de la Argentina decimonónica, o de pandillas de Nueva York en versión local. Como si la Argentina fuera un territorio desierto de institucionalidad donde el único camino es el encontronazo cuerpo a cuerpo. Un futuro cada vez dominado por el pasado y por sus contiendas. Por ejemplo, unitario versus federales, Liga de Gobernadores vs Estado nacional en el asunto de los recursos. Es decir, la Argentina decididamente instalada en modo retroceso.
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