La Argentina, ante su última oportunidad: la elección que marcará el futuro del país
Una sociedad cansada y una clase política cuestionada convergen con un contexto económico en profunda crisis; el actual proceso electoral define mucho más que el próximo presidente
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La situación en la que se para la Argentina este 2023 es compleja. No solo la economía presenta números rojos, sino que una sociedad cansada le demanda a una política desgastada soluciones diferentes y un cambio de rumbo. Esa premisa es de la que parte Jorge Liotti, prosecretario de Redacción de Política de LA NACION, en su reciente libro La última encrucijada. Y también fue el disparador de una conversación que mantuvo con Ignacio Federico, prosecretario de Redacción de Economía del diario, durante el encuentro La Nueva Argentina. En ese diálogo, Liotti advirtió que esta elección define mucho más que el próximo presidente.
Tal y como definió en su libro, el país llega a la situación en la que se encuentra hoy a raíz de “varias crisis acumuladas a lo largo de los años”: la económica, que arranca a mediados de los 70, “cuando el país agota el modelo de sustitución de importaciones”; la social, agravada fundamentalmente tras la debacle de 2001, “con una pobreza muy cristalizada que ofrece una imagen muy diferente de la tipología de sociedad”; y la política, mucho más reciente y presente desde el surgimiento de la famosa grieta.
“Todo eso se fue acumulando y generando un embudo que converge en este presente en el cual hay un nivel de consenso que nunca vi: se concibe la idea de que se vive un fin de ciclo”, analizó Liotti. “No tiene que ver sólo a una imputación al actual Gobierno o al anterior, sino que es una mirada estructural y sistémica. La sociedad empieza a entender que este es un problema mucho más profundo”, completó.
La última encrucijada se refiere a la última oportunidad que tiene el país para volver a la senda del desarrollo, según su autor. “La Argentina se ha ido separando de su propio recorrido que tuvo al principio de la democracia, cuando todavía generaba una expectativa de desarrollo y cuando el futuro era identificado como promisorio. El país se desvió de esa senda y no tiene muchas más chances de volver. Además, se fue alejando de las dinámicas globales del siglo XXI, quedando apartado de la evolución tecnológica, las cadenas de producción globales y de los grandes centros de mercado y consumo. Si tiene la expectativa de regresar, la resolución es en esta elección y el próximo mandato. Si la Argentina no empieza a rectificar el rumbo, creo que indefectiblemente va a ser un país declinante y crónico”, analizó.
El desafío de la próxima administración
A diferencia de otros países de la región, donde el concepto de futuro está incluido en la discusión de la agenda, en la campaña local casi no se menciona. “La Argentina tiene una patología con el pasado que algunos autores llaman ‘utopías retrospectivas’, que es encontrar el paraíso en algún momento del pasado, y es distinto según cada persona. Esa patología expone lo que representa el futuro para los argentinos en general, más como una amenaza que como posibilidad”, explicó el periodista.
“Nos hemos transformado en una sociedad muy pro statu quo: ‘estamos mal, pero no sabemos si lo que viene puede ser peor; entonces, fijate si podemos no tocar tanto’. Eso se convierte en una inhibición para las transformaciónes”, agregó.
Con este panorama, la pregunta, bien enunciada por Federico, es central: ¿La crisis económica es un obstáculo para mejorar la política o es la política la que no puede resolver los temas macro? En otras palabras, ¿alcanza con solucionar los problemas económicos o la sociedad demanda, además, otras modificaciones? “Creo que no hay futuro posible si la Argentina no empieza a crecer nuevamente”, respondió Liotti con contundencia, y comentó cómo todos los indicadores de los últimos años denotan estancamiento o declinación. Ante “una política muy cuestionada”, ese cambio que tanto piden los argentinos o bien nace de la propia política o de actores externos. Ahí es donde aparecen los resultados de las PASO.
“El triunfo de Milei, la abstención y el voto nulo y en blanco son expresiones que resignificaron el sentido del libro y empezaron a darle respuesta a esta última encrucijada, [pero] no podés hacer reformas sin parte de lo que Milei llama ‘la casta’. Si uno toma como ejemplo a los países excomunistas, tras la caída del Muro de Berlín y la disolución de la URSS, varios de los que habían sido parte del aparato comunista se reciclaron de alguna manera y terminaron en la política o en los negocios. Tiene que haber una depuración de la política, pero no implica decir ‘todo esto no sirve más’”, señaló Liotti.
“Ahora, dicho esto, estas elecciones van a generar un recambio generacional inevitablemente, van a ser de oxigenación. Lo que representan [Patricia] Bullrich y [Sergio] Massa en términos de coaliciones, en 2019 habían sacado el 90% de los votos y ahora, el 55%. Hay una impugnación de la política clásica que no quiere decir que lo que venga sea más virtuoso, pero es algo a lo que la política le tiene que prestar atención. No puede haber muchos casos ‘Chocolate’ o ‘Insaurralde’ más porque la sociedad no los va a tolerar”, completó.
Así se llegó a octubre y sobre este escenario se para el país a días de elegir quién será su próximo jefe de Estado. Independientemente de ese resultado, el desafío ya está planteado. “La sociedad verbaliza casi como un gesto desesperado la idea de cambio y mejora, pero eso no se transforma en un plan de gobierno. Los que tienen que hacerlo son los dirigentes, quienes todavía no terminan de explicar, ni Massa ni los opositores, en qué consistiría ese cambio. El desafío que va a tener quien gane las elecciones va a ser articular la idea de cambio y ejercer una tarea casi docente de explicarle a la sociedad de qué esfuerzo se está hablando, cómo se lo compensa, cuál es la expectativa y la narrativa por la cual se promete algo. Cuál es la ilusión que va a lograr vender para ganar tiempo y adhesión social. Si tenemos un presidente con un tercio de los votos es un problema si se pretende ser muy reformista”, cerró.
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