La aprobación de la reforma jubilatoria se anticipa difícil en Diputados y serán decisivas las terceras fuerzas
La discusión sobre la nueva fórmula de la movilidad jubilatoria, que el Gobierno enviará al Congreso en los próximos días, se anticipa difícil en la Cámara de Diputados, donde el oficialismo es minoría. Ante el rechazo de Juntos por el Cambio, serán las terceras fuerzas las que definirán la votación y éstas, por el momento, se muestran renuentes a apoyar sin cambios la propuesta del oficialismo por considerar que, así planteada, los haberes jubilatorios irán a la baja.
Sin los votos garantizados en la Cámara baja, no se descarta que el Poder Ejecutivo opte por enviar su proyecto primeramente al Senado, donde el Frente de Todos cuenta con una mayoría holgada. Fue la estrategia que aplicó con la reforma judicial: con la media sanción asegurada, por más cambios que se le introduzcan en la Cámara baja el Senado tendrá siempre la potestad de ratificar el texto original.
La Comisión Bicameral Mixta de Movilidad Jubilatoria, presidida por el diputado oficialista Marcelo Casaretto, finalizó el jueves pasado su labor y elevó el dictamen correspondiente al Poder Ejecutivo, que ahora deberá remitirlo en el formato de proyecto de ley para su debate en el Congreso. El dictamen propone reeditar la fórmula que estuvo vigente entre 2009 y 2017, durante la última etapa del gobierno de Cristina Kirchner: propone un aumento semestral, en marzo y en septiembre, mediante un mix de índices de la evolución de los salarios y de la recaudación de la Seguridad Social.
Los legisladores de Juntos por el Cambio anticiparon su rechazo en un dictamen de minoría. Aseveraron que, al estar excluido de la fórmula el componente de la inflación, los haberes jubilatorios perderán poder adquisitivo.
"Hay que tener en cuenta el contexto cuando se aplica la fórmula. Cuando hay crecimiento las variables evolucionan favorablemente, pero esta no es la situación actual, la recaudación cayó y los salarios crecieron por debajo de la inflación", advirtió el radical Alejandro Cacace, vicepresidente de la Comisión Bicameral Mixta. "Quitar la inflación es quitar la garantía que los jubilados mantengan su poder adquisitivo. La caída real de las jubilaciones sería mayor", insistió el legislador.
En el oficialismo tienen una visión más optimista y sostienen que, tras el desplome que padeció este año la economía por efecto de la pandemia, habrá un crecimiento por rebote en 2021 y, como consecuencia de ello, mejorarán las dos variables contenidas en la fórmula jubilatoria, la recaudación de la Anses y los salarios. Ergo, concluyen, las jubilaciones no perderán frente a la inflación.
Dudas y el valor de las terceras fuerzas
En el medio de la grieta, las terceras fuerzas legislativas serán clave para definir la aprobación de la iniciativa en la Cámara de Diputados. Se trata de una veintena de diputados que oscilan su apoyo al oficialismo según el proyecto que se trate; en la mayoría de los casos acompañaron al Gobierno, pero cuando se les pregunta sobre la nueva fórmula de movilidad jubilatoria prefieren no adelantar públicamente su postura. Señal de que el tema, por lo sensible, les incomoda.
Uno de los bloques que podría inclinar la balanza hacia uno u otro lado es el que preside Eduardo "Bali" Bucca, el interbloque Federal. Integrado por once miembros, este bloque es por demás heterogéneo en su composición y cada uno vota según su parecer o sus intereses políticos.
Consultados sobre la nueva movilidad jubilatoria, los dos diputados socialistas Enrique Estévez y Luis Contigiani se muestran renuentes a apoyarla. Los diputados cordobeses que responden al gobernador Juan Schiaretti, por el contrario, no descartan dar su apoyo pero esperan a ver cómo evoluciona la discusión legislativa. En Córdoba rige un sistema jubilatorio propio, por lo que se sienten liberados en términos políticos.
También anticipó sus reparos Graciela Camaño, de Consenso Federal. Pero Jorge Sarghini, su compañero de bloque, sostuvo que la fórmula de actualización de los haberes propuesta por el oficialismo "va en la dirección correcta", aunque cree necesario modificar algunos aspectos para evitar que las jubilaciones queden demasiado a la zaga de la inflación.
"Aquí el problema es que postergamos la discusión de fondo, y es que el sistema previsional no podrá sostenerse en el tiempo mientras persista un 40% de trabajadores en la informalidad laboral. Nosotros queremos dar ese debate", sostuvo Sarghini.
El economista observa que uno de los problemas de la fórmula propuesta por el Gobierno es que impone un tope a la actualización de los haberes dado por la evolución de la recaudación total de la seguridad social, por beneficio, durante los últimos 12 meses, incrementada en un 3% anual. El problema se agrava porque, además, la fórmula no contempla un piso mínimo que evite que los haberes se erosionen con la inflación. Eso es lo que Sarghini propondrá corregir, además de acortar el plazo de actualización, que se estiró a seis meses en la fórmula oficial.
El interbloque Unidad Federal para la Equidad y el Desarrollo, que preside el mendocino José Ramón, anticipó que adelantará su postura una vez que el proyecto se debata en el Congreso. Por de pronto, sus seis integrantes rechazan la posibilidad de reincorporar la variable de la inflación en la fórmula, como propone Juntos por el Cambio. "Ellos agitan una bandera mediática", acusan.
"Debemos propender hacia un sistema previsional sustentable en el largo plazo. Todos los pronósticos auguran un crecimiento en la economía el año próximo, por lo que, en principio, las jubilaciones no deberían quedar tan atrás con la fórmula que propone el Gobierno", opinó un legislador que integra la bancada y que suele acompañar al oficialismo.
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