La Alianza y el justicialismo buscan el apoyo del Mopof
USHUAIA.- El único perdedor de las elecciones de anteayer será el partido más importante de la provincia en las dos semanas que faltan para el ballottage. El comportamiento de sus principales dirigentes y, especialmente, el de sus votantes, será decisivo para que el PJ o la Alianza lleguen a la gobernación.
El Movimiento Popular Fueguino (Mopof), que gobernó Tierra del Fuego desde que se convirtió en provincia a principios de la década, hizo la peor elección de su breve historia. Muchos de sus dirigentes aseguran que el pacto con el PJ está cerrado desde hace días, y que el Mopof llamará a votar por el peronista Carlos Manfredotti, quien obtuvo anteayer el segundo lugar, luego de Jorge Colazo, del Frente Cívico y Social para la Alianza. El gobernador, José Estabillo, sugirió lo mismo a La Nación .
El candidato derrotado, sin embargo, aseguró que no todos han tomado esa decisión. "No dialogué con ninguno de los partidos -dijo Roque Martinelli, actual ministro de Economía-. Veré qué intenciones tienen y me inclinaré por uno u otro."
Martinelli duda de la fidelidad de sus votantes. "Ninguno de los tres candidatos tiene carisma suficiente o poder de convocatoria para instruir al electorado de lo que tiene que hacer -dijo-. Desde Perón en España, nadie más tiene ese poder". Algo parecido opinó el candidato peronista.
En la campaña, la Alianza había denunciado un acuerdo de cúpulas entre el PJ y el Mopof para la segunda vuelta. El jefe de campaña de Fernando de la Rúa, Rafael Pascual, que estuvo en Río Grande, aseguró que los tres puntos de diferencia que consiguió la Alianza son "irremontables" para el PJ. "Nosotros ya ganamos", garantizó.
Por unas horas, el PJ se había sentido el ganador. Hasta las 23.15 de anteayer, las cifras que la Junta Electoral fueguina enviaba a la pantalla de una computadora en los tribunales de Ushuaia daban ganador a Manfredotti por uno, por dos puntos, por cuatro centésimas. La tendencia se había mantenido sin cambios desde que a las 21 habían aparecido los primeros números. Pero a las 23.15 hubo un vuelco: la Alianza se puso a la par del PJ, volvió a estar abajo y cuando ya se había contado más del 80 por ciento de los votos comenzó a subir. A la 0.20 de ayer, la Alianza ganó por escasos tres puntos.
Variaciones
Tres minutos más tarde, apareció Colazo en el raleado centro de convenciones de Río Grande, 240 kilómetros al norte de esta ciudad, donde lo aguardaban sus seguidores. "Quería esperar los resultados oficiales", explicó. Anunció que el trabajo de las próximas semanas será "seducir al electorado" del Mopof.
Fue el triunfo menos festejado de los últimos tiempos, porque cuando llegó, los partidos ya habían levantado las tarimas y altoparlantes que tenían preparados para una celebración temprana. El PJ podría haber festejado cuando creyó que ganaba, pero la procedencia del pequeño porcentaje faltante generaba dudas: aquí, el domicilio pesa mucho en el comportamiento electoral y se sabía que Colazo tenía más posibilidades en su ciudad, Río Grande, que en Ushuaia, donde vive Manfredotti. El último 15 por ciento de los votos que se contó anteanoche, y que dio vuelta la elección, era de Río Grande.
El día después fue de análisis y autocrítica. Martinelli reconoció que su propuesta "no fue atrapante". Sólo logró un 21,1% de los votos, cuando su partido hizo buenas elecciones en la capital provincial (60%), en Tolhuin (una comuna de mil habitantes), en la Legislatura local (aunque perdió dos bancas) y hasta en la Antártida (logró 58 votos, cinco mas que el PJ y 36 más que la Alianza).
Sistema de tachas
USHUAIA (De una enviada especial).- El sistema electoral provincial de tachas surgió con la Constitución de 1990, que nació con la provincialización del entonces territorio nacional de Tierra del Fuego. El Movimiento Popular Fueguino, entonces la fuerza política dominante impuso el desdoblamiento de las elecciones provinciales respecto de las nacionales (para evitar una nacionalización que perjudicara al partido provincial), la presentación de boletas separadas por cargos e identificadas por colores y el sistema de tachas. El gobernador José Estabillo dijo a La Nación que éste último fue "un error".
Se privilegió la "selección de los mejores". Los votantes, al tachar los nombres de los dirigentes que no aceptan, rompen con el principio de la lista sábana. La experiencia demostró que beneficiaba a los candidatos más desconocidos, ya que nadie tacha a quien no conoce.
En esta elección se estableció que, para que un postulante tachado bajara posiciones en su lista, debía ser rechazado por más del 50 % de los electores. Así se anularon los efectos negativos de un sistema que condena todo el arco político local.
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