La alianza con México, la interna con Almagro y la diferenciación de EE.UU: las razones del voto argentino en la OEA
El Gobierno se abstuvo de condenar las detenciones de opositores del régimen de Daniel Ortega; las tratativas y el malestar por el trato hacia Vidal en Washington
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La decisión del Gobierno de abstenerse de votar una resolución de la OEA que condenó la detención de líderes opositores en Nicaragua tuvo una trastienda política cuyos ingredientes principales son la alianza diplomática con México, el enfrentamiento con el titular del organismo, Luis Almagro, y la idea de marcar una postura distinta de Estados Unidos, pero sin llegar al punto de incomodarlo realmente.
Según pudo saber LA NACION, la postura expresada en la OEA por el embajador Carlos Raimundi estuvo conversada previamente al más alto nivel del gobierno, entre el presidente Alberto Fernández y el canciller Felipe Solá. También hubo un contacto entre el jefe del Palacio San Martín y su par mexicano, Marcelo Ebrard. Y se plasmó pese al llamado del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, quien el viernes pasado había pedido a Solá apoyo a una inminente la resolución de condena contra el régimen de Daniel Ortega.
Sin embargo, la Cancillería relativizó ayer por la tarde que la postura argentina haya sido manifiestamente contraria a la de Washington. “No es una postura que a Estados Unidos le incomode, porque no se puso en riesgo el resultado final de la votación”, afirmaron fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores, apelando a la contundencia de los números: hubo 26 votos por la condena, tres en contra y cinco abstenciones: Argentina, México, Bélice, Dominica y Honduras.
Aunque parezca increíble, también hubo motivaciones de larga data, vinculadas a la política doméstica: a la Cancillería le cayó muy mal que Almagro haya convocado a la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal a la Organización de Estados Americanos y que la invitara a participar como veedora de procesos electorales, por caso en El Salvador. A tal punto, que el embajador Raimundi redactó una nota de protesta formal en febrero pasado.
Almagro recibió a Vidal en los Estados Unidos, acompañada de Santiago Cantón –un diplomático de trayectoria que fue secretario de Derechos Humanos de su gestión en la provincia de Buenos Aires- y de Fulvio Pompeo, el referente de Pro en materia de relaciones exteriores, lo que fue considerado por el gobierno como una injerencia interna del titular de la OEA en la política doméstica.
El enfrentamiento entre la administración de Fernández y Almagro tuvo un hito cuando Argentina votó en contra de su reelección al frente de la OEA, también en alianza con México, aunque la postura quedó en una clara minoría. Este martes, la votación sobre Nicaragua también fue coordinada con la gestión de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). El secretario de Relaciones Exteriores, Pablo Anselmo Tettamanti, estuvo en contacto con su par mexicano, mientras que ambas cancillerías emitieron comunicados con alineamiento discursivo.
Invocaron, en ese sentido, el “principio de no intervención en asuntos internos” y advirtieron, al unísono, sobre la inconveniencia de “imponer pautas desde afuera o de prejuzgar indebidamente el desarrollo de procesos electorales”. Si bien rechazaron la detención de líderes opositores en Nicaragua, al mismo tiempo reclamaron que la OEA “retome el espíritu constructivo de su Carta” fundacional.
En ese punto, el mensaje fue directo contra la conducción de Almagro. “No cumple el requisito de ser equilibrado, ni tampoco ejerce el rol de un moderador”, deslizaron en el Palacio San Martín ante una consulta de este diario.
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