La agenda de Máximo Kirchner abre nuevas tensiones en el peronismo del Congreso
En el bloque de diputados oficialistas hay inquietud porque avanzan los proyectos impulsados por La Cámpora, mientras que otras iniciativas prometidas por el Gobierno aún no se presentaron
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La puja entre el kirchnerismo y el ala peronista-albertista dentro del Frente de Todos empezó a hacer eco en el Congreso. Cuando falta apenas un mes para el fin de las sesiones ordinarias, los proyectos sobre empleo y producción que anunció el Gobierno avanzan a marcha lenta, algunos están estancados y otros ni siquiera se presentaron aún. Esto inquieta a varios legisladores del PJ no kirchnerista, que temen que la agenda parlamentaria termine cooptada por los intereses de La Cámpora.
La derrota del oficialismo en las últimas elecciones alentó las diferencias y los cuestionamientos, por ahora en sordina. En el Senado, los representantes de los gobernadores ya no disimulan sus diferencias con sus colegas kirchneristas y amagan con gestos de rebeldía. En la Cámara de Diputados, donde el peso específico del kirchnerismo es mayor, nadie le disputa a Máximo Kirchner la conducción del bloque, aunque ya se escuchan voces de representantes provinciales –sobre todo de aquellas donde el PJ triunfó- que, envalentonados, reclaman una mayor injerencia en la agenda parlamentaria.
Estos tironeos internos, sumados a las dificultades para acordar un temario con la oposición, hicieron fracasar los intentos del oficialismo para convocar a una sesión esta semana. El sector kirchnerista del bloque pretendía apurar el polémico proyecto que grava con una “tasa ambiental” del 3% los productos envasados, resistido no sólo por casi todo el arco opositor, sino también por algunos miembros oficialistas, que en silencio despotrican contra una iniciativa que impactaría de lleno en las economías regionales de sus distritos; además, la recaudación del tributo –que se estima millonaria- no se coparticipa entre las provincias, sino que será administrada por el Ministerio de Ambiente, comandado por La Cámpora.
Esto explicaría el paso rasante que tuvo el proyecto por las comisiones, que en tiempo récord obtuvo dictamen. El mismo trámite tuvo otra iniciativa, también promovida por el kirchnerismo, que prorroga la suspensión de los desalojos de las comunidades indígenas; si bien el Poder Ejecutivo emitió un decreto ante el vencimiento del plazo, los oficialistas insistirán con la sanción de la ley pese a los recelos de un amplio abanico opositor, agudizados en medio del conflicto con un sector de la comunidad mapuche en Río Negro y la sucesión de distintos episodios violentos.
Por el contrario, el paquete de iniciativas que anticipó Alberto Fernández para cimentar la segunda etapa de su gestión aún están en veremos. Se trata de la ley de hidrocarburos; el régimen de fomento al desarrollo agroindustrial; la ley de Compre Argentino; el régimen de promoción de inversiones en la industria autopartista, la ley de electromovilidad y la prórroga de la ley de promoción de la construcción privada.
“Esas leyes son muy importantes porque definitivamente garantizan y aseguran la posibilidad de promover inversiones productivas en sectores determinantes de la economía argentina. Son fundamentales porque tienen que ver con el futuro de la Argentina y necesarias para poder movilizar más velozmente la economía”, enfatizó Fernández.
Sin embargo, los proyectos no avanzan. La ley de hidrocarburos está estancada en el Senado, mientras que la referida a la promoción de la construcción privada tiene dictamen desde julio pasado, pero inexplicablemente no se lleva al recinto pese a que cuenta con el apoyo de Juntos por el Cambio. En tanto, las iniciativas que incentivan la industria autopartista y el desarrollo agroindustrial todavía ni se discutieron en las comisiones.
De los proyectos sobre Compre Argentino y de electromovilidad aún no hay noticias: todavía no se presentaron en el Congreso. El proyecto de presupuesto 2022, presentado en setiembre pasado, quedó en el olvido a la espera del promocionado presupuesto plurianual prometido por Martín Guzmán. Tampoco hay fecha de presentación.
Tanta parsimonia del Gobierno inquieta a los legisladores peronistas, que esperan una señal del presidente para que ordene las prioridades. “Tenemos que pasar de una agenda ideologizada a una agenda basada en la producción y el empleo. De lo contrario no vamos a encontrar consenso en otros bloques, salvo la izquierda. Eso no sirve”, enfatizaba, casi en tono de ruego, un importante miembro del bloque oficialista.
En la cúpula del bloque que conduce Kirchner niegan que haya una preferencia de unos temas sobre otros en la agenda parlamentaria. “Esta semana activamos en comisión la ley de agroindustria y la de promoción de la industria automotriz. Pero el Poder Ejecutivo sigue demorado en el envío de sus proyectos. El problema es que el tiempo apremia y no es fácil, estando en minoría, conseguir los consensos para alcanzar el quórum”, explicaba un miembro de la conducción del bloque.
En efecto, el tiempo es escaso: faltan apenas diez días para el recambio legislativo, con lo que volverán a fojas cero todos aquellos dictámenes que no sean tratados hasta entonces. Para evitar que esto suceda, el oficialismo convocará a contrarreloj a una sesión el lunes 6 de diciembre con la actual integración. Será un fin de año agitado; el presupuesto plurianual y el acuerdo con el FMI serán las prioridades de la agenda. Difícilmente sean aprobadas en apenas 15 días.
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