La AFIP pide la detención de Abadi
Es el argentino que maneja millonarias cuentas en Suiza
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP ) pidió ayer a la Justicia que libre una orden de detención internacional contra el argentino Miguel Gerardo Abadi, número uno en el ranking global de las cuentas en el HSBC de Ginebra.
El argentino gestiona la mayor fortuna de la lista de los 106.498 clientes del HSBC Suiza que el informático del banco Hervé Falciani entregó a las autoridades de Francia, tal como reveló LA NACION.
Este contador de 51 años, que reside en Londres, era un desconocido que llegó a manejar en 2008 hasta US$ 6700 millones como administrador del fondo de inversión Gems, con sede en la capital británica.
El pedido de captura fue solicitado por el titular del organismo, Ricardo Echegaray, a la juez María Verónica Straccia, a cargo del Juzgado Penal Tributario N° 3, quien ahora deberá decidir si le da curso al pedido en el que también está incluido el argentino David Raúl Goldfarb, socio de Abadi en Gems Fund.
La AFIP los acusa, junto a otros tantos intermediarios, de crear una asociación ilícita fiscal que facilitaba la evasión impositiva de clientes argentinos. "Nos enfocamos en ellos por la gran cantidad de dinero que manejan", dijo una fuente de la entidad.
Si bien los gestores del fondo de inversión tienen operaciones comerciales en la Argentina y el fondo Gems tiene una sucursal en el país, ninguno es residente fiscal argentino, aseguraron en la AFIP. Abadi tributa en Inglaterra y Goldfarb, en Israel, donde reside, aclararon desde el organismo.
La autoridad fiscal desea indagar sobre el origen de los fondos que Gems administró en el HSBC Ginebra y también quiere saber si entre sus clientes hay ciudadanos argentinos. Por eso, el organismo también requirió a la Justicia que pida información a los gobiernos de Islas Vírgenes, Uruguay y Bermudas.
Tal como había informado LA NACION el 9 de febrero pasado, las operaciones de Gems están centralizadas en Islas Caimán y Luxemburgo, otros dos paraísos fiscales, según los parámetros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Desde allí mueve el dinero hasta las latitudes menos pensadas: desde El Líbano hasta Grecia, Panamá o Brasil.
Sus clientes son un misterio. Gems impone una madeja de sociedades, registradas mayormente en jurisdicciones en las que rige el secreto bancario, que hace imposible que se filtre la información. Tienen firmas registradas en al menos 12 países. "Nuestros clientes son fuentes corporativas e institucionales", reconoció Abadi en la entrevista.
Operar en paraísos fiscales es una práctica frecuente, ya que son territorios con bajísimas tasas. Al registrar una sociedad offshore, los clientes pueden ocultar su identidad, otra conducta habitual entre los clientes del HSBC. Abadi también aparece como dueño de ocho cuentas (entre las 65 que maneja) por un total superior a los US$ 4 millones. Lo mismo sucede con Goldfarb, que compartía con sus familiares la sociedad Los Potillos, registradas en Islas Vírgenes Británicas, con un saldo de casi US$ 5 millones.
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