La actual devaluación no tiene nada que ver con lo que pasó en 2001
En contraste con países donde sus gobiernos y corporaciones pueden atender sus necesidades financieras colocando deuda, nuestro país no logra retornar a los mercados que perdió en octubre de 2000 a tasas de interés razonables. A pesar de que las necesidades de financiamiento del sector público son sumamente bajas (alrededor de 5% del PBI), el Gobierno tiene limitadas fuentes de financiamiento (intrasector público y del Banco Central).
El proyecto nacional y popular ha tenido como objetivo principal aumentar las prestaciones del Estado a la sociedad. Por eso el gasto público creció en relación con el PBI, acompañado por un incremento de la recaudación fiscal. La necesidad de cubrir el financiamiento fiscal con emisión monetaria en alguna medida no contribuyó -aunque no explica el 100% del problema-, por lo cual se intentó enfrentar la inflación anunciando con mucho anticipo el acuerdo de "precios cuidados".
Apresurarse a exteriorizar el acuerdo incitó a los empresarios a subir sus precios, lo que justificó una aceleración excusada. Para detener la disminución de reservas se acordó con petroleras, se estrenó la letra dólar link para que las exportadoras de cereales ingresen divisas, se subió el impuesto a vehículos y al turismo, se estrecharon los cupos de importación y hasta las compras en el exterior por Internet. Además, el control de cambios que se aplicó con la intención de frenar la baja de las reservas estimuló crecientemente el ascenso del dólar blue y la brecha cambiaria. Luego, para contener el blue, se vendieron bonos dolarizados con el fin de descomprimir la demanda y bajar el precio, pero los problemas pasan por más de un espacio.
Con el salto que pegó el blue en enero, toda la política económica apuntó a contenerlo, aunque subió 30 por ciento en el pico. El dólar blue fogoneado por "todas las voces" no tiene nada que ver con una crisis como la que ocurrió en 2001 o en 1989, como argumentan y espolean los economistas refractarios al oficialismo.
Los pagos de la deuda con reservas fueron altos; por lo cual, para contener el dólar blue y lograr un tipo de cambio más competitivo se tomaron las decisiones por todos conocidas. Se aceleró la devaluación del peso, se decidió flexibilizar la compra de dólares para ahorro y disminuir el anticipo del impuesto a las ganancias. Obviamente, quienes el lunes quieran comprar dólares deberán justificar el origen del dinero (verificación online de la AFIP, en vigencia para adquirir divisas para viajar al exterior). Además, deberá coincidir el monto de dólares por adquirir con el nivel de ingresos de los que se presenten en ventanilla.
En los últimos tres días, el dólar aumentó 16 por ciento, mucho menos que el 40% que reclamaban algunos economistas de la oposición. Es evidente que si bien se utilizó un ancla antiinflacionaria y se evitó una sangría de divisas al principio de las restricciones, luego estas medidas que debieron dar tiempo a que lleguen otras no evitaron que las reservas del Banco Central disminuyeran más de lo previsto.
Pablo Tigani
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