La actividad parlamentaria, más baja que en otros años electorales
Es ya un clásico en todos los años electorales que el Congreso disminuya el ritmo de su tarea cotidiana mientras los legisladores se encuentran de campaña. Sin embargo, nunca como en estos primeros cinco meses del año hubo tan pocas sesiones en ambas cámaras. Los legisladores batirán un récord, pero por su baja productividad.
Tal como consignan las versiones taquigráficas, la Cámara de Diputados celebró desde el 1° de marzo -fecha de inicio del período ordinario de sesiones- hasta ahora sólo dos sesiones. En el Senado apenas tres en el mismo período. Un balance por demás escuálido si se lo compara con la ya de por sí baja productividad legislativa de los años electorales inmediatamente anteriores.
En efecto, en 2013 la Cámara baja celebró cinco sesiones en los cinco primeros meses de ese año, mientras que el Senado otras ocho sesiones. En 2011 -año de elecciones presidenciales, como el actual-, la Cámara de Diputados efectuó cuatro sesiones en idéntico período, mientras que el Senado, seis.
Si bien la responsabilidad mayor de esta parálisis parcial que hoy padece el Congreso le corresponde a la mayoría oficialista en ambas cámaras, lo cierto es que la oposición es corresponsable por dejar hacer sin mover demasiado el avispero. Lo cierto es que las comisiones permanentes prácticamente no se reúnen y, por ende, hay cientos de proyectos que esperan ser tratados. Los únicos que tienen vía rápida son los de inmediato interés del Gobierno; por caso, el paquete de iniciativas enviado por el Poder Ejecutivo, que procura dotar de un blindaje judicial al kirchnerismo cuando se retire del poder el próximo 10 de diciembre (ver aparte).
Otros dos proyectos que el Congreso sancionó este año es el que dispone la estatización de la administración de los ferrocarriles -hecho a medida del precandidato presidencial y ministro de Transporte, Florencio Randazzo-, y el que establece un resarcimiento económico a los ex trabajadores de la petrolera YPF no incluidos en el programa de propiedad participada que se instrumentó tras la privatización de la petrolera en la década de los 90.
Más que leyes en el recinto, el oficialismo concentró su actividad en un puñado de comisiones muy puntuales y con claros propósitos políticos. La Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados, por caso: con tal de lograr una vacante en la Corte Suprema, la mayoría oficialista desplegó una fuerte embestida contra el veterano juez del alto tribunal Carlos Fayt. Para ello conformó una subcomisión integrada sólo por diputados oficialistas, dedicada a evaluar si el magistrado, con sus 97 años, está en condiciones de permanecer en su cargo.
Otra comisión que cobra un alto perfil es la bicameral creada para investigar las supuestas maniobras de evasión fiscal por parte del banco HSBC por medio de cuentas en Suiza. Presidida por el diputado oficialista Roberto Feletti, presidente de la Comisión de Presupuesto, por esta comisión ya desfilaron los titulares de la AFIP y de la Unidad de Investigación Financiera, UIF, Ricardo Echegaray y José Sbattella, respectivamente. Ambos funcionarios abonaron la tesis que agita el oficialismo sobre las supuestas maniobras ilícitas cometidas por el banco.
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