Kirchner hizo promesas en Wall Street
El Presidente aseguró que en la Argentina existen reglas claras para la inversión y que no se abandonará la previsibilidad
NUEVA YORK.- ¡Tang, tang, tang! Y por cinco segundos, la imagen de Néstor Kirchner ocupó las pantallas que miran los operadores de bolsa de todo el mundo. Con un dedo en el botón que hace sonar la campana de inicio de los negocios en Wall Street y una sonrisa tímida, el Presidente cumplió ayer su mayor acto de fe capitalista en el centro mismo del poder financiero mundial.
Tres metros bajo sus pies, un hormiguero de brokers a los gritos evaporó en un flash el cotidiano juego de marketing al que se prestó Kirchner. Pero ese gesto y, sobre todo, el mensaje que llevó a la Bolsa de Valores de Nueva York marcaron un salto en su política de atracción de inversiones.
Durante algo más de una hora, había afirmado allí, en una sala reservada y ante siete grandes empresarios norteamericanos con intereses en la Argentina, que el país ofrece "reglas claras" para invertir y que su gobierno "no va a abandonar la estabilidad, la previsibilidad, el superávit fiscal y el desendeudamiento".
Se llevó -de camino a las Naciones Unidas, donde daría luego su discurso anual ante la Asamblea General- la promesa de nuevas inversiones en el área energética y el peso de su foto al lado de su mujer y del CEO de la Bolsa, John Thain, en el balcón que domina el recinto desde el que se mueven por día acciones por 4000 millones de dólares.
Funcionarios que lo acompañaron a la reunión privada en el sexto piso de Wall Street 11 relataron que el Presidente invitó a las empresas estadounidenses a invertir en la Argentina y repasó los ejes de su política económica: afirmó que "no hay control de precios", desestimó el riesgo de una crisis energética y auguró un futuro sin sobresaltos y con una política monetaria cautelosa.
"Elegimos el camino de la sustentabilidad", les dijo, según reconstruyó LA NACION. Con tono sereno, Kirchner había arrancado su exposición con un mensaje a sus anfitriones, que apuntó más allá de las paredes de ese saloncito: "Agradezco el gesto del mercado de invitarnos aquí. La Argentina está volviendo al lugar del que nunca debió haber salido".
Alrededor de una mesa en forma de U, escuchaban su discurso, entrecortado por la traducción, altos ejecutivos de las empresas Occidental Petroleum (Oxy), AES, Barrick Gold, Lockheed, Eaton Park, Tenaris y Exxon.
Ambiente agradable
Era un ambiente para nada hostil en la primera visita de Kirchner a la Bolsa de Nueva York (de entre los presidentes argentinos, sólo Carlos Menem, en 1996, había pasado por ese edificio).
Las empresas elegidas para participar del desayuno con Kirchner tienen fuertes inversiones en el país, en el área de la energía y los recursos naturales. Además, la delegación oficial llevó dos empresarios argentinos invitados: Jorge Brito (Banco Macro) y Paolo Rocca (Techint).
"Me acusaron de ser heterodoxo y progresista, pero elegimos seguir políticas que no eran aceptadas por algunos organismos de crédito multilaterales y nos fue bien", dijo Kirchner en el desayuno. No mencionó al Fondo Monetario Internacional. Como si hiciera falta
Pero tanto era previsible que reafirmara su crítica al Fondo como sorprendió a algunos que no hiciera mención alguna de los analistas financieros de Wall Street, férreos defensores de las políticas aplicadas en los años 90 en la Argentina, demonizadas por Kirchner.
"El Presidente dio un discurso sólido y de aliento a las inversiones. Mostró un panorama de previsibilidad hacia el futuro", dijo el ministro de Planificación, Julio De Vido, cuando salió del edificio de la Bolsa, parado entre turistas japoneses que le sacaban fotos por si acaso era alguien famoso.
Durante la reunión, Kirchner ametralló a los empresarios con los números de la economía argentina.
Explicó la baja de la exposición de la deuda, la tasa de crecimiento, el nivel de reservas recuperado tras el pago al Fondo, los niveles de inversión energética (negación de la crisis tácita) Llegó un momento que el CEO de Oxy, Ray Irani, le dijo, con una sonrisa: "Presidente, ya no puedo tomar nota. Sería estupendo que nos mandaran esos datos por escrito".
Kirchner habló durante 10 minutos y después cada una de las siete empresas de Estados Unidos relató el estado de sus proyectos en la Argentina. El que más entusiasma al Gobierno es el de Oxy, que prometió duplicar su producción de petróleo en la Argentina.
Justamente Kirchner había sugerido a los empresarios invertir más en la exploración de recursos naturales: "Hay un campo enorme para ganar mucho dinero".
Campanita puntual
La reunión no podía extenderse mucho más: a las 9.30, sin un segundo de dilación, Kirchner debía apretar el botón que acciona la campana de inicio de las operaciones.
Primero, el Presidente y su esposa, Cristina Kirchner, cumplieron el protocolo oficial de firmar el libro de visitas. Y se fueron directo al recinto: miles de señores trajeados esperaban agazapados el sonido de largada, hecho un murmullo ensordecedor.
Las grandes cadenas de noticias (CNN, Bloomberg, BBC ) pedían aire para transmitir la ceremonia, como todos los días.
Thain le dijo ahora, y Kirchner presionó el botoncito. ¡Tang, tang, tang! Estaba cumplido el gesto (en este caso el sonido) más elaborado de esta gira presidencial.
En alza
- El índice Dow Jones, principal indicador de la Bolsa de Nueva York, subió ayer, el día en que Kirchner tocó la campana de apertura, un 0,62 por ciento. El cónsul en Nueva York, Héctor Timerman, principal operador de la entrada del Presidente en Wall Street, dijo al salir: "Hoy, al menos al abrir la ronda el índice subió. Podemos decir que Kirchner trajo buena suerte". Respiró cuando terminaron las operaciones, aunque se había cubierto: "El resultado final depende del que toca la campana de cierre". Fue el presidente de Georgia, Mikheil Saakashvili.