Kirchner echó a Beliz y a Quantín
El Presidente desplazó al ministro de Justicia por sus desafíos públicos y colocó en su lugar a Horacio Rosatti; Alberto Iribarne será secretario de Seguridad; Beliz dijo anoche: "Me metí con el aparato más oscuro del país, que es la SIDE"
El Presidente le pidió ayer la renuncia a Gustavo Beliz por sus ataques públicos a la SIDE, donde Néstor Kirchner tiene a dos de sus hombres de máxima confianza. "Los dichos de Beliz fueron determinantes para su final", dijo a LA NACION el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
Beliz señaló anoche a este diario que el desenlace era "el costo de decir la verdad; me metí con el aparato más oscuro de la Argentina, que es la SIDE".
Kirchner designó ministro de Justicia y Seguridad a Horacio Rosatti, que estaba al frente de la Procuración General del Tesoro. Se trata de un hombre de confianza del Presidente, a quien conoce desde 1994.
También formalizó el desplazamiento de Norberto Quantín, hasta anoche secretario de Seguridad Interior, y puso en su lugar a Alberto Iribarne, que era titular de la Sindicatura General de la Nación (Sigen), es amigo personal del jefe de Gabinete y fue viceministro de Carlos Corach durante el gobierno menemista.
El alejamiento de Quantín estaba decidido por el Presidente desde el miércoles último y, según indicaron altísimas fuentes de su entorno, la razón se debía a haber desobedecido una orden de Kirchner, previa a los graves incidentes en la Legislatura, para reforzar los operativos de seguridad en las protestas sociales.
Quantín, sin embargo, redactó anoche su renuncia y aclaró que se va con la "tranquilidad de conciencia de no haber desobedecido ninguna de las órdenes recibidas".
Kirchner tomó la decisión de echar a Beliz ayer por la mañana antes de irse de la Isla Margarita y la maduró en el Tango 01, pese a que dos de sus ministros (Rafael Bielsa y Julio De Vido) negaron el alejamiento de Beliz apenas llegaron a Buenos Aires. El canciller Bielsa había ayudado a conectar al Presidente con Rosatti porque ambos se conocían de Santa Fe. Así, horas después, el procurador se convirtió en el sucesor de Beliz.
Alberto Fernández fue quien llamó a Iribarne para comunicarle el ofrecimiento de Kirchner de reemplazar a Quantín, alternativa que el Gobierno ya manejaba hace 48 horas.
La definición de los primeros cambios en el gabinete se conocieron cerca de las 22.30 y, por primera vez durante la gestión de Kirchner, hubo una comunicación oficial en Olivos ante la gravedad de la crisis.
Quince minutos antes, el jefe de Gabinete, por instrucción del Presidente, se comunicó con Beliz y le pidió que dejara el cargo. “El Presidente me solicita tu renuncia y la de tu equipo”, le dijo.
“No tengo ningún problema, está a su disposición. Te mando un abrazo”, dijo Beliz, desde ese momento convertido en el primer ministro desplazado por Kirchner. La conversación había durado menos de dos minutos.
El jefe de Gabinete y Beliz habían discutido anteayer por teléfono cuando la mano derecha de Kirchner le cuestionó las declaraciones que terminaron por descolocar al Presidente.
En efecto, Beliz desató hace 48 horas una crisis al atacar a la SIDE (la acusó de manejar fondos millonarios, de fallar en la prevención y de dar información falsa a Kirchner en el tema de los casetes de la AMIA). Pero también destacó que el Presidente conocía perfectamente los cuestionamientos que los organismos de derechos humanos le hacen al designado jefe de la policía, Néstor Vallecca, que sucedió a Eduardo Prados, desplazado por no obedecer la orden presidencial de no usar armas de fuego en el operativo del jueves último ante la Legislatura porteña.
Además, el ministro dijo que el Presidente llamó a los diarios “más afines” a los derechos humanos para negar los cargos que se le hacen a Vallecca por la represión en una protesta de estudiantes, en 1998.
Altísimas fuentes del entorno del Presidente explicaron anoche a LA NACION que Kirchner sintió cuestionada su autoridad y no toleró sostener a Beliz ni un minuto más. Cuando leyó sus declaraciones, tomó la decisión de desplazarlo, aunque le llegaron mensajes de que el ministro de Justicia no tenía intenciones de irritarlo. Kirchner sintió primero que Beliz preparaba un escenario para salir escandalosamente del poder.
Los hombres que presencian las decisiones del Presidente aseguraron a LA NACION que, además, Kirchner se molestó porque el miércoles último le había dicho a Beliz que preparaba la salida de Quantín y que el entonces ministro le había asegurado que se iba a ocupar del tema. Por eso la ira presidencial se desató cuando Beliz, en la conferencia de prensa en la que se anunció la salida de Prados, dijo que no tenía novedades del relevo de Quantín.
Fuentes allegadas a Beliz y a Quantín niegan esa versión del Gobierno.
Cumbre en Olivos
El Presidente había llegado a Olivos en helicóptero desde el Aeroparque, junto con su esposa, la senadora del PJ Cristina Kirchner. Desde allí convocó al jefe de Gabinete, que, después de dejar su valija, fue rápidamente a la quinta presidencial.
El jefe de Gabinete operó directamente en nombre de Kirchner y habló con Rosatti y con Iribarne. El anuncio, que se hizo horas después en Olivos, se demoró por dos razones: la primera es que Rosatti viajaba en auto desde Santa Fe; la segunda, porque Kirchner debía acordar con sus nuevos funcionarios la política de sus áreas.
“El señor Presidente me ha encomendado que solicite la renuncia del ministro de Justicia Gustavo Beliz y de todo su equipo, cosa que he hecho, y Gustavo Beliz me ha transmitido que, obviamente, estaba a su disposición su renuncia”, anunció Fernández después de esa reunión.
Está previsto que los nuevos funcionarios juren mañana, a las 17, en el Salón Blanco de la Casa Rosada.
Según informaron a LA NACION fuentes de confianza del Presidente, éste eligió a Rosatti porque lo conoce desde 1994, cuando compartieron la Convención Constituyente, y reconoce su trayectoria y, además, su carácter afable y previsible. Quien conoce mejor a Iribarne es Alberto Fernández y el Presidente aceptó el consejo del jefe de Gabinete, que, en su momento, también le había aconsejado el nombre de Beliz cuando Kirchner tenía asegurada su llegada al poder tras la renuncia de Carlos Menem al ballottage.
No hubo comunicación entre el Presidente y Beliz. En la cima del poder había cierta inquietud por la actitud del renunciado ministro de Justicia. Cuando en la residencia de Olivos se descartaba un ataque de Beliz, éste aseguró a LA NACION que “decir la verdad le había costado el cargo” y que se había metido con el poder “más oscuro de la Argentina”, que es la SIDE.
El Presidente jamás barajó la posibilidad de mantener a Beliz en el cargo porque había sentido como un ataque personal sus denuncias públicas sobre fallas en la SIDE y sobre sectores “mafiosos” en el organismo de inteligencia que lo querían desplazar. Allí están dos de los hombres de máxima confianza de Kirchner: Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher.
También desechó la alternativa de desdoblar el Ministerio de Justicia y pasar a la cartera de Seguridad el manejo de la Policía Federal. Eso hubiera significado más poder para el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y, pese a que Kirchner lo valora, no quería que los cambios a los que lo obligó Beliz fueran más allá de reemplazos de funcionarios.
La primera instrucción que les dio Kirchner a Rosatti y a Iribarne fue que los operativos callejeros de seguridad se harán, de ahora en adelante, de la misma forma en que se hizo el del jueves último ante la Legislatura porteña.
Cansado, pero con las decisiones tomadas, el Presidente los despidió. No sabía que Beliz ya había hablado y disparado otra vez contra la SIDE.
Anuncio insólito
- El anuncio de la remoción de Gustavo Beliz tuvo ribetes inusuales. Fue la primera vez desde que asumió Néstor Kirchner que se abre a la prensa la quinta de Olivos, donde el Presidente deja entrar sólo a unos pocos. A las 22, el vocero Miguel Núñez convocó una conferencia de prensa. Pero sin tiempo a que llegue la prensa, el jefe de Gabinete salió a hablar ante un par de cámaras y se fue para no responder preguntas.
Más leídas de Política
En modo campaña. Cristina Kirchner afirmó que “la condena y la proscripción son un vuelto” y dijo que no se "arrepiente de nada"
Fueron dados de baja. Revelan que más de 200 presos cobraban pensiones por invalidez laboral
Con insultos. Un exministro de Alberto Fernández dijo que Cristina “está cooptada por un grupo de cincuentones de La Cámpora”