Kirchner defendió la "transversalidad" en su paso por Rosario

ROSARIO.- El presidente Néstor Kirchner visitó ayer esta ciudad para anunciar junto con las autoridades provinciales y municipales un plan de obras públicas por 60 millones de pesos. Pero en su paso no sólo dejó contratos de licitación por firmar.

En rigor, el jefe del Estado aprovechó su viaje para dejar asentado aquí un concepto político resonante: que sigue apostando a un proyecto transversal de poder, a pesar de la invitación para presidir el justicialismo que le formuló Eduardo Duhalde a comienzos de la semana.

"Tenemos que gobernar el país. No importan los partidos a los que pertenecemos cuando tenemos una tarea así por delante", dijo el Presidente, consultado por la prensa. Y, en lo que parece constituir su respuesta más clara al ofrecimiento del PJ, agregó: "Yo creo en una Argentina transversal, ya vimos lo que pasó cuando teníamos una Argentina uniforme".

Kirchner encabezó en Rosario el acto de firma de contratos de adjudicación de las obras de rehabilitación y mantenimiento de las mallas de la autopista de circunvalación.

Pero, pese a ese mascarón formal, la de ayer fue una jornada política. El jefe del Estado pisó tierra santafecina por primera vez luego de las elecciones que consagraron al peronista Jorge Obeid en la gobernación y que dejaron fuera de carrera al socialista intendente rosarino Hermes Binner, que contó con su guiño solapado.

Además, los principales referentes del peronismo que estuvieron con él durante toda la visita se dedicaron, básicamente, a reafirmar sus intereses de contar con su presencia exclusivamente en las filas partidarias.

El gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, fue el primero en reiterar el llamado del PJ. Coincidió con Duhalde en que Kirchner debería ser el conductor del partido en el nivel nacional. Al igual que el referente del PJ, consideró que "normalmente el Presidente es quien conduce el partido".

Pero lo suyo no se quedó sólo ahí. El ex corredor de Fórmula 1 buscó tender puentes con el jefe del Estado, y negó que él estuviera oponiéndose al proyecto nacional que encabeza el Presidente. Por el contrario, dijo que está "para acompañarlo" y para "que al pueblo y al país les vaya bien".

Aun así, cuando se preguntó si podría definirse entonces como un hombre cercano al kirchnerismo, puso sus reparos. "Yo soy argentino y peronista...", dijo. Y agregó: "En el Senado voy a apoyar las medidas de Kirchner siempre y cuando sean buenas para el país".

Camiseta justicialista

También Obeid buscó ponerle la camiseta justicialista a Kirchner.

"El ofrecimiento para que conduzca el partido es muy acertado, aunque la decisión final la tendrá él... y no sé si le interesará. Sería muy bueno que haya una coincidencia entre quien conduce el país y el PJ", afirmó.

Pero el gobernador electo fue mucho más categórico que Reutemann. Sensibilizado por los guiños de Kirchner a Binner durante la campaña, el mandatario no tuvo pelos en la lengua para disentir abiertamente con las ideas de la transversalidad que parecerían guiar los impulsos del Presidente.

"No me gusta nada todo eso de la transversalidad. No tengo inconveniente en incorporar al movimiento peronista a todas las voces y sectores posibles, pero yo creo que hay que respetar las estructuras partidarias", dijo a LA NACION.

El Presidente llegó a las 13.20 al edificio de la ex jefatura de policía. Como es su costumbre, se salió una vez más del protocolo,y se acercó a los centenares de personas que lo aguardaban para saludarlo.

En la ceremonia, en un primer plano estaban Reutemann, Obeid y Binner, en lo que parecía una postal algo forzada de armonía política. Para suavizar la imagen, los acompañaban los funcionarios que formaron parte de la comitiva: los ministros de Planificación Federal, Julio De Vido, y del Interior, Aníbal Fernández.

En el discurso que pronunció allí, Kirchner buscó confrontar con el pasado. En uno de los pasajes salientes de su alocución, disparó: "Es difícil recuperar el vínculo de credibilidad de la sociedad con los dirigentes porque lamentablemente durante mucho tiempo estuvimos jugando a la ruleta rusa en la Argentina, apostando y prometiendo durante los tiempos electorales futuros promisorios para todos".

El Presidente dijo que es momento de cumplir, pero no especificó bajo qué signo político.

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