Kicillof, ante la disyuntiva de competir en Provincia o en Nación tras el “renunciamiento” de Cristina
Reelegir, sin un candidato fuerte a la Casa Rosada, es un objetivo complicado para el gobernador; los gestos de la jefa del kirchnerismo lo posicionan como alternativa para una fórmula presidencial
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LA PLATA.- La renuncia de Cristina Kirchner a competir en las elecciones de 2023, anunciada tras recibir una condena judicial de seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, provocó un cimbronazo de magnitud aún desconocida en el interior del Frente de Todos. Pero impactó, en particular, en el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
El nuevo escenario abre interrogantes sobre el futuro del mandatario bonaerense: ¿Será un candidato presidencial, tras la renuncia de su conductora política? ¿Mantendrá de todos modos la aspiración de gobernar cuatro años más en la provincia de Buenos Aires? ¿Quién traccionará votos en el cuarto oscuro desde el primer tramo de la boleta del Frente de Todos?
Un indicio de los planes que tiene la vicepresidenta- sobre la elección de sus dirigentes favoritos- ocurrió al final del acto en el estadio único de La Plata, durante el operativo clamor: los dos únicos hombres que subieron al escenario para acompañarla fueron Eduardo “Wado” de Pedro, ministro del Interior, y Axel Kicillof. Pareció convalidar así la fórmula de Cristina, al menos en los gestos.
“Desde el Gobierno de la Provincia seguimos trabajando para tener la mejor gestión, y que sea el camino a la reelección. Aspiramos a seguir gobernando la provincia”, dijo Kicillof pocas horas después del “renunciamiento” de Cristina Kirchner, en una entrevista con el canal de noticias C5N.
Según pudo saber LA NACION, la vicepresidenta no le pidió aún al gobernador que la releve como candidata nacional por el espacio que conduce, tras su autoexclusión. Kicillof y Cristina Kirchner ya se vieron a solas y la jefa del espacio no requirió a su delfín político que la releve en la competencia nacional.
En ese contexto, los planes del gobernador Kicillof no cambiaron, al menos en el plano formal. La renuncia de Cristina Kirchner es prematura y aún no terminó de decantar. Pero el tablero electoral es distinto desde el martes último. El principal aliado político de la vicepresidenta en este territorio ya no tendrá a la figura que más convoca en el Gran Buenos Aires para traccionar votos por su boleta, como sucedió en 2019.
Ese dato es mayor: los 4,9 millones de votos que sacó Kicillof al llegar al poder fueron más que los 4,2 millones que obtuvo la boleta de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Pero la vicepresidenta fue, sin dudas, la figura más convocante en este territorio. En particular en la primera y tercera secciones, es decir en el conurbano bonaerense, donde el kirchnerismo sigue asentando su poderío electoral.
Kicillof sabe que los votos son, ante todo, de la vicepresidenta en el conurbano. Y no imagina recorrer este territorio sin su conductora. Pero la apuesta podría flaquear sin un candidato a presidente fuerte por el Frente de Todos: en el imaginario peronista hay un antecedente no tan lejano. Ocurrió en 1999, cuando Eduardo Duhalde perdió frente a Fernando de la Rúa pese a que Carlos Ruckauf retuvo la provincia para el PJ.
La apuesta a salvarse solo o replegar en la provincia más grande del país es un escenario posible, pero complejo para un gobernador que depende de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) o del direccionamiento de fondos coparticipables, por ejemplo, para evitar un alzamiento de la Policía, como sucedió en 2020 para frenar una protesta frente a la quinta de Olivos.
Un fallo de la Corte Suprema adverso a la Provincia en la puja por los fondos cedidos entonces por Alberto Fernández pondría a Kicillof en una situación de vulnerabilidad, ante una pérdida de $200.000 millones, una suma equivalente al déficit financiero del distrito ($249.000 millones). Gobernar en la Provincia sin estas transferencias y con un gobierno nacional de signo adverso sería un escenario sumamente complicado.
El gobernador tiene un punto a favor en caso que las circunstancias o la vicepresidenta lo empujen para postularse como emergente nacional: a diferencia de Cristina Kirchner, no acumula causas por corrupción. Pero su talón de Aquiles es la dificultad para abroquelar a intendentes y gobernadores peronistas de otras provincias, que aún no lo reconocen como líder ni tampoco como primus inter pares.
“Obviamente al Frente de Todos y al peronismo le impactan la decisión de Cristina de no participar en las listas”, admitió la senadora provincial Teresa García, una de las referentes del círculo rojo de la vicepresidenta y el gobernador. “Será tarea del Frente de Todos ver cómo se reconstruye. ¿Cómo no va a impactar? Es la dirigente que más concita la adhesión popular”, analizó.
“El tiempo dirá como se integran los distintos sectores del Frente de Todos: hay que ver cómo se ordena el año que viene. Es difícil reemplazar la candidatura, no la conducción porque eso no se reemplaza”, dijo García y agregó, en diálogo con LA NACION: “La renuncia a cargos electorales genera la obligación de que aparezcan nuevos dirigentes nacionales con vocación y capacidad de conducción. Es un agujero difícil”.
El factor Massa
“Creo que falta una eternidad”, dijo Sergio Massa ante una consulta de este medio sobre cómo emergerá una figura nacional del Frente de Todos para 2023. El tigrense está enfocado en su tarea urgente como ministro de Economía. No quiere ni hablar de candidaturas extemporáneas.
Lo cierto es que el ministro tiene su propia contradicción: la aspiración de presidir algún día el gobierno nacional y un frente que por ahora lo designó para ordenar una economía desquiciada con 90 por ciento de inflación interanual. No se expresará antes de abril y lo hará solo en caso que logre bajar para entonces la inflación a un tres por ciento mensual.
Aún así, no buscará competir como Presidente en 2023, afirma entre sus íntimos. En el gabinete de Kicillof, en tanto, aseguran que la discusión recién se dará en marzo o abril del año que viene. Hasta tanto, trabaja para ser reelegido como gobernador.
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