Con duras críticas a Milei y sin La Cámpora, Kicillof inauguró su proyecto para convertirse en una “alternativa del campo popular”
El gobernador encabezó un acto en Florencio Varela, desde donde apuntó contra Milei; “se siente, se siente, Axel presidente”, corearon los militantes; al encuentro no asistieron Máximo Kirchner ni el massismo
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El gobernador Axel Kicillof buscó posicionarse este sábado como el principal referente de la oposición a Javier Milei. Lo hizo desde una tribuna montada en Florencio Varela, en el conurbano profundo, desde donde impugnó al Presidente por haber perpetrado “una de las más formidables estafas electorales” y lo acusó de “mentir, porque “el ajuste lo está pagando el pueblo” y no la casta, como prometió el mandatario durante la campaña que lo llevó a la Casa Rosada. Inauguró, de esa manera, su propio espacio dentro de un peronismo que ahora no tiene un liderazgo indiscutido.
Con estética peronista y algunas reminiscencias kirchneristas, Kicillof buscó plantarse como el primer opositor a Milei. “Es nuestra obligación trabajar a contramano de esa idea que tienen de que el Estado es una organización criminal”, remarcó, luego de quejarse por el recorte de recursos nacionales a la provincia de Buenos Aires. “La provincia va a defender con el cuerpo lo que es de la provincia”, advirtió el gobernador. Y subió el tono, en una suerte de grito de guerra: “Acá nadie se resigna, este es un pueblo que va a defender a sus familias, sus puestos de trabajo, sus universidades”.
El gobernador anunció que durante el encuentro -del que participaron 35.000 militantes, según los organizadores- se resolvió “oponerse hasta que se derrumbe la ley”, en referencia a la Ley Bases, sobre la que consideró que “no tiene ni un artículo a favor del pueblo argentino”. También rechazó el Pacto de Mayo: “Pretenden que firmemos la plataforma de Milei. Nunca nos llamaron, nunca nos escucharon. Les sugiero una fecha, por el contenido que tiene, por qué no convocan para el 4 de julio”, dijo en irónica referencia a la fecha de la independencia de Estados Unidos.
Pero el gobernador, que surgió del riñón del kirchnerismo y viene teniendo últimamente cortocircuitos con Máximo Kirchner, no se limitó a declararse como un opositor directo de Milei. También se propuso como “una alternativa del campo popular” a la administración libertaria. “Estamos acá para poner en marcha la imaginación política que piense el futuro de la provincia y del país”, blanqueó, luego de que los militantes corearan “se siente, se siente, Axel presidente”. En la misma línea, el gobernador presentó sus credenciales: “En la Provincia también fuimos a elecciones y ganamos las PASO, las generales y el balotaje, eso es algo que el Presidente tiene que respetar”, aseguró.
Al encuentro no asistieron dirigentes de La Cámpora ni del Frente Renovador de Sergio Massa, a excepción del ministro de Transporte, Jorge D´Onofrio. Desde ambos espacios buscaron aclarar a LA NACION que tuvieron contacto con Kicillof y los organizadores, aunque evaluaron que el acto era de carácter “interno” y no incluyó a los otros sectores del panperonismo. El propio gobernador habló con Máximo Kirchner el viernes. “Fue avisado de que no íbamos, cero tensión, todo hablado”, afirmaron desde La Cámpora. En el acto, Kicillof citó en un par de oportunidades a la expresidenta Cristina Kirchner, a quien siempre consideró su jefa política.
Estilo propio
Kicillof nunca lo dirá abiertamente, pero el estilo de conducción que busca consolidar no sigue el modelo de La Cámpora. Por el contrario, el gobernador y sus partidarios entienden que en la etapa que se abrió con la irrupción de Milei en el tablero grande de la política argentina, el peronismo “necesita abrirse” a nuevos formatos de participación. De ahí la idea de las multisectoriales, que este sábado alimentaron la convocatoria al encuentro de Florencio Varela. El factotum de ese emprendimiento político es Carlos Bianco, ministro de gobierno de Kicillof, más conocido como “el hombre del Clío”.
“Abrirse, siempre abrirse”, deslizó a este medio uno de los colaboradores más cercanos de Kicillof, al cabo de una semana en la que el gobernador tuvo gestos poco habituales para alguien surgido en el kirchnerismo, como las visitas a los gobernadores Ignacio Torres (Chubut) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe) fuera de las fronteras bonaerenses y partidarias. “Axel emerge como un referente de lo que debe ser un político en la Argentina”, dijo Andrés “Cuervo” Larroque. En el entorno del gobernador, nadie replicó las críticas que recibió por volcar recursos de la Provincia hacia otros distritos.
En el plano interno, Kicillof exhibió este sábado una ristra de apoyos que se encolumnan detrás de su incipiente liderazgo. En Varela estuvieron los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada), los primeros que tomaron distancia del camporismo, pero también adoptaron un papel relevante los matanceros Verónica Magario y Fernando Espinoza, jefe político de un distrito que suele inclinar la balanza en la interna del PJ bonaerense. En cambio, brillaron por su ausencia la camporista Mayra Mendoza (Quilmes) y el lomense Federico Otermín. Tampoco fueron de la partida los 20 jefes comunales del Frente Renovador.
El partido que fundó Massa tuvo una reunión interna para definir si enviaría una delegación al acto de Kicillof en Varela. En ese encuentro, del que participaron Malena Galmarini, Alexis Guerrera, Rubén Eslaiman, Javier Osuna, Mónica Litza y Juan Andreotti, se decidió comunicarle al gobernador que no serían de la partida, pero tampoco le cerraron las puertas: acordaron reunirse con el mandatario dentro de dos semanas.
Entre los que ya no tienen dudas de embarcarse en el neo-kiciloffismo estuvieron Julio Alak (La Plata), Juan José Mussi (Berazategui), Mariel Fernández (Moreno) y Fabián Cagliardi (Berisso), además del anfitrión Andrés Watson, quien se paró junto al gobernador y salió en todas las fotos. Entre las organizaciones sociales, en tanto, se los pudo ver a Gildo Onorato y Daniel Menéndez, ambos funcionarios incorporados al gobierno bonaerense, además del líder de la Corriente Clasista Combativa (CCC), Juan Carlos Alderete y el jefe del Movimiento Evita, Emilio Pérsico. También hubo varios sindicalistas, entre los que sobresalió Pablo Moyano.
Al cabo del “Plenario de la Militancia La Patria no se Vende”, como se denominó al encuentro, entre las diez mesas temáticas que debatieron en el lugar emitieron un documento titulado “el pacto es con el pueblo”, en directo rechazo al Pacto de Mayo al que convocó el presidente Milei. Se trató de un decálogo de reafirmación de los principios del kirchnerismo, aunque con un elemento que puede sonar autocrítico: “gobernar de manera transparente”. Se trata, en rigor, de un elemento que en La Plata consideran como un sello propio de la figura de Kicillof.
Sobre el final del acto, Kicillof sugirió que podría haber una acción conjunta de los gobernadores para reclamar los fondos que recortó Nación. “Hemos agotado todas las instancias administrativas y judiciales, eso nos pone en situación de ir a reclamar todos juntos”, advirtió, sin profundizar en la idea. La mira político-electoral del flamante kicillofismo ya está fijada en 2027, cuando será el próximo recambio presidencial, pese a que el gobernador intentó frenar, sin éxito y con un gesto que denotó cierta vergüenza, los cánticos que le dedicaron este sábado los militantes.
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