Juntos por el Cambio ya discute un programa económico: las diferencias entre sus gurús y los pedidos del “círculo rojo”
Tras el debate por la deuda, la oposición busca consensuar miradas para mostrar un frente económico unificado
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Mientras el Gobierno sigue inmerso en una interna feroz por la rebelión del kirchnerismo, los jefes de Juntos por el Cambio (JxC) sienten que la coalición opositora salió fortalecida de su trance más complejo desde la derrota electoral de Mauricio Macri: la votación del proyecto que avala el financiamiento de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Exhiben como un trofeo la foto de unidad de la madrugada del viernes en el Congreso y el voto cohesionado -con la única excepción del desmarque de Ricardo López Murphy- de la fuerza en Diputados, un aporte clave que le permitió a Alberto Fernández alejar el fantasma del default.
Sorteado en Diputados el incómodo debate sobre la deuda, los popes de JxC apuestan a tomar distancia de las medidas que adoptará el Gobierno para cumplir con las metas pactadas con el Fondo y, a su vez, mostrarse como una alternativa de gobierno para 2023. Con esa premisa, JxC acelera la discusión interna para consensuar el diseño de un programa económico. Está claro, reconocen en el seno de la fureza, que la disputa entre las figuras del espacio por la candidatura presidencial dificulta las chances de llegar a puntos de acuerdo y exhibir unidad en frente económico. Esta semana se abroquelaron en rechazo de una eventual suba de las retenciones a los granos y criticaron con dureza al Gobierno por la disparada de la inflación que alcanzó el 4,7% en febrero y acumula 52,3% en 12 meses.
A partir del triunfo electoral de la oposición, los aspirantes a la presidencia de JxC reciben presiones de aliados y del “círculo rojo” para que diseñen y exhiban un plan, y expliciten cuál será el rumbo del país en caso de que la coalición opositora logre volver al poder en 2023. Los empresarios, cuentan en Pro, les demandan “equipos y un programa consistente”.
Los economistas más influyentes dentro de JxC –desde Hernán Lacunza (Pro), Luciano Laspina (Pro) hasta los radicales Martín Lousteau y Eduardo Levy Yeyati o el liberal López Murphy-, coinciden en que el país enfrenta un panorama sombrío. Con matices, consideran que el acuerdo con el FMI es apenas un puente hasta 2023, porque no contiene reformas estructurales –ni laboral ni previsional ni tributaria- y no aportará soluciones de fondo. Al contrario, los más críticos, como Laspina, aventuran que si bien el trato permite evitar el default, generará una “bomba inflacionaria y fiscal” y una “deuda doméstica que será impagable”. Macristas y radicales sospechan –algunos hablan con funcionarios del FMI- que el organismo de crédito y los mercados están “desahuciados” con el kirchnerismo y que prefieren que la Argentina no caiga en default, para sentarse a negociar con el próximo gobierno.
Los gurús económicos de JxC, además, dan por hecho que el impacto de la guerra en Ucrania en la economía global le quitará margen de maniobra al Gobierno y generará mayor incertidumbre en la economía. En ese marco, coinciden en que sería prematuro anticipar detalles de un programa económico porque desconocen cuál será el escenario con el que se toparán en 2023.
Debate interno
La disputa política entre las figuras de JxC por la candidatura presidencial tiene su correlato en el armado de los planes económicos para 2023. Sin embargo, los popes de la coalición concuerdan en que el desafío será consensuar puntos básicos en torno a un programa de gobierno. En la fuerza saben que unificar equipos económicos de la coalición será una tarea engorrosa: “Todos quieren jugar de diez″, dice un economista del macrismo.
Lacunza, uno de los economistas más escuchados por Horacio Rodríguez Larreta, trabaja desde hace meses en el diseño de un plan económico “integral”, que incluye programas para aplicar en materia energética, fiscal, productiva y tributaria.
Con el aval de Macri, Larreta y María Eugenia Vidal, el extitular del Palacio de Hacienda conformó un equipo de 75 personas para bosquejar medidas. Si bien es un programa “orgánico” de Pro, que tiene “vasos comunicantes” con la Fundación Pensar, Patricia Bullrich se distancia del proyecto Lacunza-Larreta. “Ese plan tendrá que tener el acuerdo de todos”, avisan en el entorno de la exministra.
Bullrich valora a Lacunza, pero prefiere asesorarse con Laspina y busca seducir a Carlos Melconian, un líbero en la oposición, quien confecciona un programa económico “ambicioso” bajo la órbita de la Fundación Mediterránea, el think tank que sirvió de plataforma política de Domingo Cavallo. Melconian, el ministro de Economía que anhela Bullrich, se vio hace unos días con Larreta. El alcalde porteño -que suele decir que ya no se siente “economista”- se fue conforme con la ideas que le comentó el exfuncionario. Bullrich habló con él por el tema FMI pero trabajó “codo a codo” con Laspina.
Melconian -quien calificó el acuerdo con el Fondo como un plan “pegatina”- apuesta por “un cambio de régimen” en la organización económica que genere expectativas. Ayer, anticipó que apuesta por “un replanteo fiscal, monetario y financiero”, compatible con “un modelo de desarrollo productivo y federal”. E instalar al país “en el marco de un capitalismo moderno, occidental y progresista”. “El futuro del país depende de los argentinos, el Fondo es un ambulancia”, dijo ayer Melconian, durante su presentación como titular del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral).
Los gurús de Pro
Con el background de los traspiés económicos de Macri, Lacunza traza la hoja de ruta con una serie de premisas: el próximo gobierno no puede gastar más de lo que recaude y debe volver a integrar al país al mundo. “No se puede vivir aislado, en el plano comercial y financiero. Tener crédito es bueno, pero no hay que abusar”, explican cerca del exministro de Hacienda. Lacunza está convencido de que el próximo gobierno deberá tener una conducción económica unificada. Entiende que uno de los errores de Macri fue conformar un gabinete económico atomizado. Por ese motivo, apuesta por un modelo compacto, con un equipo que trabaje “espalda con espalda”. Larreta, dicen uno de sus laderos, imagina aplicar una política de “schok”, sin gradualismo, en los primeros cien días de gobierno, pero repite que dependerá del momento de arranque.
Laspina, uno de los economistas predilectos de Macri y Bullrich, coincide con Lacunza en que JxC debe debatir internamente un marco programático para el próximo gobierno. En rigor, el diputado de Pro, quien tuvo un rol activo en la negociación con el oficialismo por el aval al acuerdo con el FMI, considera que los economistas de JxC deben discutir en reserva una hoja de ruta con miras a 2023, con definiciones medulares. “Hay que acordar los grandes títulos y después discutir los contenidos y los alcances”, dicen cerca de Laspina, quien también dialoga con Larreta. De hecho, uno de los primeros borradores del texto de la ley que aprobó Diputados se lo envió al jefe porteño.
Laspina, quien ya arma un equipo propio, trazó un duro cuadro para el próximo gobierno tras el trato que cerró Guzmán con el FMI. Considera el plan le da sobrevida al modelo del kirchnerismo y no corrige los problemas estructurales del país ni encara las reformas centrales: la previsional, la laboral, la tributaria y el cepo cambiario. E insiste en que será “una bomba inflacionaria y fiscal” para la próxima administración.
“El primer waiver que pida el Gobierno será con el argumento del desvío de metas fiscales, producto del aumento de las importaciones energéticas”, aventura.
La visión de la UCR
Entre los referentes políticos y asesores económicos de la UCR también visualizan que el país atravesará un camino árido. Después de meditar su postura sobre el acuerdo con el FMI, Lousteau, quien lidera el espacio Evolución Radical, empujó para unificar visiones en JxC frente a la discusión “incómoda” por la deuda. Entendía que un default hubiese tenido consecuencias catastróficas en la economía.
Con miras a 2023, Lousteau -como Larreta, repite que ya es un “execonomista”- está convencido de que JxC no puede repetir la misma fórmula de Macri. Para el senador, el expresidente se equivoca cuando piensa que su modelo fracasó porque le faltó apoyo político. “Con la misma receta, no hay futuro”, dicen cerca de Lousteau.
En discusiones reservadas con Larreta, el senador suele indagarle al alcalde para qué pretende llegar a ser presidente y qué implicar armar un gobierno con el 70% de sustentación. “Antes de diseñar un programa, hay que saber cuál va ser el marco político”, les dice a los suyos. Repite que antes de hablar de reformas o planes económicos, JxC debe tener una discusión profunda y definir un diagnóstico sobre las razones del estancamiento de la Argentina. ¿cómo resolver las restricciones externas para generar divisas? ¿Cómo generar un Estado eficiente?
El senador, quien encabezará los próximos días el primer encuentro nacional de Evolución, su fuerza nacional, está convencido que “la solución a la crisis” no es encargarle un plan a un economista, sino apostar por un trabajo colectivo y multidisciplinario”. Por tanto, lanzará un think tank integrado por “profesionales que conozcan el Estado y que hayan pasado por la gestión”, para elaborar “una idea de país sustentable”.
Eduardo Levy Yeyati, a quien escuchan desde Macri hasta el médico Facundo Manes -integra los equipos de ConArgentina- o el jujeño Gerardo Morales, concuerda con Lousteau o Lacunza en que JxC debe pensar posicionamientos, reformas y regulaciones con miras al 2023. “No hay que pensar un programa, sino en seis o siete iniciativas para impulsar al inicio de tu gobierno”, dicen en el equipo de Levy Yeyati, quien abogó por evitar el default.
Levy Yeyati aventura que el próximo gobierno tendrá dos desafíos en el primer semestre de gestión: impulsar una estabilización y una inclusión sociolaboral. Y, tras el acuerdo con el FMI, considera que habrá que debatir un plan de estabilización. “Hay que llegar con las diferencias saldadas antes de asumir”, les dice a Morales y Manes. El macrista Laspina coincide en ese punto.
Considera que el acuerdo con el FMI es apenas un puente para llegar al 2024: “Es el único posible con un gobierno que no tiene capacidad ni ganas no capital político para hacer reformas o corregir problemas estructurales”, dicen cerca del economista. Para Levy Yeyati, un default agravaría la crisis y complicaría aún más el margen de maniobra al próximo gobierno. Y estima que lo más probable es que la Casa Rosada llegue a fin de 2023 saltando de waiver en waiver.
El liberal López Murphy también pide que JxC prepare un programa que vuelva a poner “en el centro del proceso de desarrollo al sector privado”. “La Argentina está frente a un nuevo paradigma en materia de defensa, de energía y de cómo responde al cambio de circunstancias a nivel internacional”, dijo a LA NACION.
Días atrás, Miguel Ángel Pichetto (Peronismo Republicano) presentó la usina de ideas de su espacio: “Encuentro Federal”. La fundación, presidida por Eduardo Mondino, también diseñará un plan de gobierno para 2023 junto con Pensar (Pro), Alem (UCR) y Hannah Arendt (CC). En el plano económico, apuestan a “eliminar” la inflación; un rediseño del Estado, para que “no sea una máquina de impedir, sino un instrumento de promoción de la actividad genuina”, y a generar “un sistema tributario razonable y una legislación laboral moderna”. “Los planes y subsidios crearon el ‘pobrismo’, causa de atraso y clientelismo”, sostienen.
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