En Juntos por el Cambio creen que Cristina Kirchner detonó cualquier posibilidad de diálogo
El debate que abrió el oficialismo para eliminar las PASO y la avanzada para reformar la Corte Suprema ratificó la desconfianza de la oposición ante la convocatoria
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El experimento dialoguista que puso en marcha hace apenas dos semanas el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, tras el intento de magnicidio contra Cristina Kirchner quedó al borde del naufragio. La postura difusa de la Casa Rosada frente al reclamo de los gobernadores del peronismo de suspender las PASO del año próximo y la sorpresiva avanzada del kirchnerismo en el Senado para ampliar la Corte Suprema de Justicia pulverizó las chances de que Juntos por el Cambio acceda a un diálogo político con el Frente de Todos.
Las señales ambivalentes de los referentes del oficialismo durante los últimos días no hicieron más que ratificar la desconfianza que existía en la cúpula del conglomerado opositor en torno a la sinceridad de la convocatoria. Es que pocos días después de que De Pedro hablara de bajar el nivel de confrontación política en contactos informales con un puñado de dirigentes de la UCR y la CC o Cristina Kirchner llamara a consensuar acuerdos mínimos en torno a la economía y dejaba trascender que se reuniría con Macri, los gobernadores del PJ redoblaron la presión para eliminar las primarias, el oficialismo en el Senado convocó a una sesión para modificar la integración del máximo tribunal del país, aumentando la cantidad de sus miembros, y el presidente Alberto Fernández insistió en “regular el uso de las redes sociales” para frenar los denominados “discursos del odio”.
La renovada hostilidad del kirchnerismo puso en guardia a los jerarcas de la oposición, sobre todo, a los “halcones” de Pro, referenciados en Patricia Bullrich, que descreían de llamado a la concordia de La Cámpora. En las filas de los moderados admiten que el clima que generó el Gobierno no estimula la posibilidad de lograr una mayor articulación entre los distintos actores políticos. “Esto es una contradicción. Avanzan intempestivamente”, se quejó Gerardo Morales, gobernador de Jujuy y presidente de la UCR, mientras abordaba un avión en Milán, Italia, adonde viajó en el marco de una gira oficial. Morales fue uno de los dirigentes de JxC que seleccionó De Pedro para iniciar conversaciones con la oposición tras el atentado fallido. Esos diálogos no prosperaron. Tampoco hubo nuevos llamados a Emiliano Yacobitti (Evolución Radical) ni a Juan Manuel López (CC).
“Con esto ratificaron que el diálogo nació muerto. Fue un acting”, bramó Mario Negri, jefe del bloque del radicalismo en Diputados, desde Córdoba.
Por su parte, Mauricio Macri criticó con dureza la chance de que se frenen las PASO y la reforma de la Corte que aprobó el kirchnerismo en el Senado. “¿Quién va a invertir si en este país vale todo? Un país que cree que se puede hacer una Corte más grande que un equipo de fútbol”, enfatizó en diálogo con Radio Mitre.
En el entorno de Macri, con quien el cristinismo buscó explorar un acercamiento hasta hace pocas horas, ratificaron sus sospechas de que la convocatoria a la oposición era una maniobra distractiva. “Amagan con llamar y a la primera de cambio meten la reforma de la Corte y las PASO”, señalan.
A lo largo de la entrevista, el fundador de Pro insistió en que no se sentaría a dialogar con Cristina Kirchner sobre “cómo maniatar a la Justicia”, sino sobre cómo recuperar la cultura del trabajo, del mérito y la competencia. Eso sí, sugirió que la exmandataria debería hacer antes una autocrítica: “Acá el diálogo se puede construir sobre la base de decir: estas ideas que hemos aplicado son un fracaso”, manifestó.
Pese a los trascendidos, los colaboradores del expresidente -quien permanecerá varios días en el exterior- insisten en que no recibieron ningún sondeo formal o informal. Tampoco hubo contactos de emisarios del Gobierno con Cristian Ritondo, jefe de la bancada de Pro. “Es imposible. Dinamitaron todo. ¿Quién puede pensar que vamos a aceptar hablar de una agenda de temas que incluya una reforma electoral o a la Justicia?”, comentan en el macrismo.
Bullrich se siente reivindicada después de que el kirchnerismo amague con la suspensión de las PASO de 2023 e intente reformar la Corte sin consenso con la oposición. Es que la exministra fue de las primeras en poner reparos ante la pretensión de De Pedro de explorar un acercamiento a Juntos por el Cambio. Incluso fue blanco de las críticas de varios de sus socios por no haber condenado el ataque que sufrió la vicepresidenta en Recoleta. Ella se jacta que decidió esperar a escuchar el discurso en cadena nacional de Fernández porque intuía que el Gobierno radicalizaría su postura. “Yo nunca me creí la convocatoria al diálogo. Y dije que este mensaje de ‘paz y amor’ era una mentira”, lanza Bullrich.
Atenta a la maniobra del oficialismo en el Senado para ampliar la Corte, la presidenta de Pro está convencida de que Juntos por el Cambio debe endurecer su postura y mantener un perfil combativo frente al kirchnerismo y su “estrategia de demolición de la Justicia”. Repite que sus aliados no pueden ser “ingenuos” ni “tontos” ante el llamamiento al diálogo del oficialismo: “Hay que enfrentarlos con todo. No nos podemos comer una sola mentira ni entrar en su vocabulario”, señala.
Para Bullrich, JxC debe “poner una barrera clara” ante el Gobierno: “Su objetivo es mantener el poder y desarmar las causas de Cristina”, enfatiza la exfuncionaria.
Ayer, el jefe porteño, Horacio Rodríguez Larreta, rechazó el intento del oficialismo de avanzar con una ampliación de la Corte en medio de la profunda crisis económica: “No queremos que el Poder Ejecutivo maneje a la Justicia, la presione o la quiera limitar. Son acuerdos básicos que nos permiten organizarnos como sociedad y buscar una convivencia en paz. Si no se cumplen, todo lo demás es muy difícil”, subrayó.
Cerca de Larreta reconocen que es difícil que se genere un escenario propenso a lograr consensos frente a la radicalización del Gobierno o sus “inconsistencias”. Sin embargo, el jefe porteño apuesta a ratificar su perfil acuerdista: “Es imposible [dialogar en este contexto], pero en estos momentos precisamente es cuando más hay que sostener esa postura”, dicen fuentes porteñas.
En la UCR consideran que el kirchnerismo “utilizó el repudiable intento de magnicidio” contra la vicepresidenta como insumo político. “La primera ley que trata el Senado es la ampliación de la Corte. Se les cayó la máscara del diálogo”, dijeron fuentes del centenario partido.
Según Negri, el eventual llamado al diálogo fue una jugada del cristinismo para “cambiar la agenda” y evitar “explicar” las razones de la crisis económica y el ajuste del gasto público que implementa Sergio Massa: “Ningún tema supera su obsesión por la Justicia”, desliza.
En la Coalición Cívica, el espacio de Elisa Carrió, evalúan con preocupación el avance sorpresivo del kirchnerismo para ampliar la Corte. “Es imposible una agenda de diálogo donde los temas centrales del kirchnerismo son la impunidad, la injerencia en otro poder del estado y el cambio de reglas de juego para las elecciones de 2023″, advierte Maximiliano Ferraro, titular de la CC.
En la fuerza de Carrió reiteran que el ámbito institucional para que exista un diálogo es el Congreso y que debe estar circunscripto a “los problemas más urgentes” del país. “El diálogo debe ser sincero, sin mentiras ni trampas”, completa Ferraro.
Si bien en JxC creen que el Frente de Todos no tiene los votos para sancionar la reforma de la Corte en Diputados, hay dirigentes del espacio que temen que el Gobierne busque seducir a la UCR con sillas en el máximo tribunal. “A nadie le conviene quedar pegado con el kirchnerismo”, sugieren en Pro.
Entre tanto, el debate por el presupuesto 2023 ya genera ruidos internos en JxC. Es que Evolución Radical, el bloque que lideran Rodrigo de Loredo y Yacobitti, anticipó que podrían aprobar “en general” el proyecto diseñado por Massa. “¿Cómo vamos a negociar las cláusulas si ya tienen los votos?”, se quejaron los “halcones” de Pro. Sospechan de un acuerdo por fondos para universidades. Otra muestra de la desconfianza que sobrevuela entre los socios de la coalición opositora.