Juntos por el Cambio busca hacer control de daños tras la crisis interna que provocó Elisa Carrió
Hubo gestiones para bajar la tensión y tratar de encapsular el conflicto; preparan una reunión cumbre para enviar una señal de unidad
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Juntos por el Cambio atravesó una de las semanas más convulsionadas desde que Mauricio Macri perdió el poder en 2019. El inesperado ataque de Elisa Carrió contra sus socios por sus presuntos vínculos con Sergio Massa generó reproches, acusaciones cruzadas y abrió interrogantes sobre el futuro de la coalición opositora. Perplejos por la magnitud de la crisis interna, los jefes del espacio pusieron en marcha un operativo para aplacar el conflicto e impedir una mayor atomización de la fuerza y que el dispositivo electoral que nació en 2015 estalle cuando falta un año para las PASO presidenciales. De vuelta en su refugio de Exaltación de la Cruz, Carrió se mostró “dolida” ante sus leales. Interpretó que hubo una “sobreactuación” en la réplica de sus aliados de Pro y la UCR, pero tendió puentes para frenar la espiral de tensión. Por caso, retomó el diálogo con Gerardo Morales, titular de la UCR, a quien había apuntado por sus lazos con el massismo. “Parece que Carrió acusó el golpe”, reflexionó uno de los protagonistas del almuerzo de la tropa macrista en la Costanera.
En la cúspide de JxC pretenden “cerrar el capítulo” en torno a la ofensiva que activó la líder de la CC para impedir el avance en la fuerza opositora del “pan-peronismo” y bloquear un eventual diálogo con Massa, uno de sus históricos enemigos en el mapa político. Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich también hicieron gestiones para sellar una minitregua en la batalla desatada en el espacio por el rosario de críticas de Carrió contra referentes de la fuerza, como Rogelio Frigerio, Emilio Monzó, Facundo Manes y Cristian Ritondo, entre otros. De hecho, Macri y las autoridades de Pro se abroquelaron y salieron a bajar la tensión para evitar que la guerra opositora eclipse la peripecia del Gobierno, que lidia con un creciente deterioro de la economía. “Carrió se equivocó y generó un conflicto innecesario. Cambiamos el eje en el peor momento del Gobierno”, se lamenta uno de los jefes de la fuerza.
El martes próximo estaba prevista una reunión de equipos técnicos y mesa nacional de JxC en el sindicato de los gastronómicos de la Capital. Debido al terremoto que provocó Carrió y una serie de problemas logísticos, los jefes partidarios prefirieron postergar el cónclave. Después de que “bajara la espuma”, intercambiaron mensajes y pactaron que la mesa nacional se reunirá el próximo 24 de agosto. Si bien no hay temario definido, la intención es enviar una señal de unidad. Lo acordaron Bullrich, Morales, Maximiliano Ferraro (CC) y Miguel Ángel Pichetto (Encuentro Republicano Federal).
Pese a las secuelas que dejó el sorpresivo ataque de Carrió, los jefes de Pro y la UCR descartan una ruptura con la CC. Se aferran a la creencia de que preservar la unidad es la única manera de recuperar el poder en 2023. “Vamos a superar esta crisis”, confía uno de los principales referentes de JxC.
Eso sí, tanto en Pro como en la UCR admiten que la convivencia con Carrió representa un nuevo desafío. Le reprochan no haber planteado sus objeciones sobre las conductas “éticas” de otros miembros a través de los canales institucionales de JxC. “Queremos debatir las cosas de frente y en público. Esto no perjudica, sino que fortalece”, replican cerca de Carrió.
Tensiones
Pese a los esfuerzos para aquietar las aguas, los detractores de Carrió la acusan de haber causado un “daño inconmensurable” en la coalición opositora en un momento en el que el Gobierno sufre el desgaste por el alza imparable de la inflación y las revelaciones del juicio en la causa de Vialidad. Descreen de los argumentos que esgrimió la líder de la CC para iniciar la “limpieza” del espacio y bloquear la contaminación de sectores del PJ. No son pocos los radicales y macristas que están convencidos de que la exdiputada pateó el tablero para marcarles la cancha a sus socios de cara a la negociación por las listas electorales de 2023. “Hubo premeditación y alevosía. Y esto responde a una estrategia personal de posicionamiento”, apunta uno de los caciques de la UCR.
La embestida de Carrió contra sus aliados despertó un amplio rechazo entre los referentes del radicalismo, con la excepción de Mario Negri, amigo de la exdiputada. En un sector de la UCR reclaman terminar con el “método extorsivo” de la exdiputada -la acusan de apelar a su poder de fuego para preservar cierta centralidad- y ya pergeñan un contragolpe: ajustar cuentas con los alfiles de la CC y cerrarles la chance de ocupar casilleros en las nóminas del partido en 2023. En la cima del radicalismo no pasaron por alto que Carrió no haya atacado a Macri y Larreta. Sospechan que preservó esos vínculos porque imagina que el postulante presidencial de Pro será uno de los dos. En Pro también asocian la ofensiva “preventiva” de Carrió con la discusión por la estrategia electoral de 2023. Creen que la líder de la CC perdió margen para negociar en la nueva configuración de JxC y que la posibilidad concreta de una interna competitiva entre candidatos de Pro y la UCR les restaría espacios a sus representantes.
Quienes frecuentan a Carrió rechazan esas especulaciones y aseguran que, con la asunción de Massa como ministro de Economía, la exlegisladora decidió jugar fuerte para discutir el rumbo y la fisonomía de JxC. “La unidad está garantizada y seguiremos trabajando por ella, dentro de un esquema pan-republicano”, advierten. El debate sobre la identidad de la coalición opositora quedó abierto.
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