¿Juntos o el cambio? Mauricio Macri juega a fondo para “reforzar la esencia” de Pro frente a Javier Milei y crece la tensión con la UCR
El expresidente teme que su partido deje de representar el “cambio” y pierda terreno frente al discurso disruptivo del libertario
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Convencido de que Juntos por el Cambio debe unificar un relato y redefinir su fisonomía política para tener chances de recuperar el poder en 2023, Mauricio Macri decidió tomar la ofensiva. Inquieto por la incómoda aparición del libertario Javier Milei en el tablero electoral, el expresidente reactiva el debate sobre la identidad del conglomerado opositor y juega a fondo para “reforzar” la esencia de Pro. Su temor, coinciden quienes lo frecuentan, es que el partido que fundó hace casi veinte años “deje de ser el cambio” para adoptar un perfil “burocrático” y “corporativo”.
Mientras transita un resurgimiento político por la crisis y la feroz interna en el Gobierno, Macri pretende marcarles la cancha a sus herederos en Pro y a sus socios de la UCR y la Coalición Cívica. El jueves, el exmandatario les pidió a sus diputados que no duden en diferenciarse de radicales y lilitos a la hora de votar en el recinto. En pos de la unidad, les advirtió, no deben resignar el principio fundacional de su partido: el cuestionamiento al “statu quo” y a la cultura de poder del peronismo. Está claro que Macri no quiere que la identidad de Pro quede diluida en una coalición cada vez más heterogénea.
La ofensiva que lanzó el expresidente para ejercer un rol de líder, imponer su cosmovisión -insiste en que JxC debe definir el “para qué” pretende volver a gobernar- y mostrarse como el garante del “cambio” tensiona el vínculo entre el Pro y la UCR y la CC. Por caso, a los radicales los altera ver a Macri en modo “influencer”: lo acusan de tirar de la cuerda para recuperar la centralidad e incrementar sus chances de volver a la Presidencia. “Si Macri quiere que seamos una opción de derecha, menemista y libertaria, se va a reconfigurar el esquema de alianzas”, avisa un referente de la UCR.
¿Macri tensiona para romper o para fijar el rumbo? Los laderos del expresidente repiten que el fundador de Pro aboga por fortificar la unidad de la principal coalición opositora, pero al mismo tiempo quiere blindar el concepto del “cambio”. Es más, el exmandatario considera que el Pro no puede perder la frescura y debe retomar su fisonomía política originaria, sobre todo, ante el avance de los libertarios.
“No hay que perder el foco de lo que siempre propusimos. No podemos entregar la novedad y lo disruptivo en manos de Milei”, dicen cerca de Macri.
Sin ataduras
Mientras juega al misterio sobre su futuro político -dicen que definirá recién en marzo o abril si competirá o no-, el expresidente apostará durante los próximos meses a resaltar sus posiciones políticas y condicionar a sus socios. A sabiendas de que no carga con la mochila de una candidatura presidencial, Macri se siente liberado para opinar sin filtro sobre los lineamientos estratégicos que debe tener el proyecto de JxC para derrotar al kirchnerismo en 2023. “Está desatado”, coinciden macristas y larretistas.
En paralelo, el expresidente se pone por encima de la disputa interna entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich por el liderazgo de la fuerza y, tras recuperar terreno en el universo opositor, busca incidir en la discusión de fondo: qué narrativa debe tener el Pro y cuál es el método para reconstruir una mayoría social que permita hacer reformas estructurales en el país en 2023. En ese punto radica su principal diferencia con Larreta, quien apuesta por conformar un gobierno con una base de sustentación del 70% del sistema. Para Macri, ese plan -que incluye a un sector del peronismo- no solo bloquearía la chance de reformas de fondo, sino que disolvería la esencia de Pro. Larreta se encargó durante los últimos días de explicar que ese número figurativo del 70% excluye al kirchnerismo, la izquierda y Sergio Massa.
El jueves pasado, Macri participó vía Zoom de la reunión del bloque de diputados de su partido. Atento a los últimos movimientos de sus aliados en el Congreso, donde hubo ruidos internos por la ley que regula la industria del cannabis medicinal, apalancada por Gerardo Morales (UCR), la protección a los enfermos de VIH y la prórroga del blanqueo a los incentivos para la construcción, el expresidente optó por organizar junto con Ritondo una charla con los legisladores macristas.
En un puñado de minutos, Macri, quien regresará hoy desde los Estados Unidos, arengó a su tropa en el parlamento con un mensaje orientado a influir en el futuro perfil del espacio. Les pidió que no teman en tomar distancia de sus socios del radicalismo o la CC a la hora de votar proyectos que pongan en jaque la identidad de Pro o leyes que consideren “irregulares”, que impliquen un aumento de la estructura estatal o suba de impuestos. De hecho, les sugirió que rechacen la nueva ley de alquileres si el texto no era “perfecto”.
Esa no fue su primera intervención de la semana. En la reunión de la cúpula del partido que se celebró el lunes pasado en Puerto Madero, pidió resistir la modificación en las jubilaciones del Banco Provincia que negociaban los intendentes de Pro y la UCR con Axel Kicillof.
Frente a sus leales, Macri insistió en que si la UCR se inclina por la idea de defender la existencia de “un Estado grande” y “paternalista”, el Pro debe diferenciarse de sus aliados y sostener sus ideas. “Somos el cambio o no somos nada”, predica.
Si bien evitó inmiscuirse en la interna, el expresidente les transmitió a sus legisladores que no deben inquietarse por la chance de que Larreta y Bullrich -citó a la exministra en un pasaje de su mensaje- compitan en las PASO. Volvió a ponderar la competencia y sostuvo que el Pro tiene mejores candidatos que sus contrincantes internos. Y se mostró optimista: dijo que la próxima administración tendrá la impronta de Pro y que gobernará con mayoría parlamentaria.
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