Juntos por el Cambio: intendentes bonaerenses trabajan para frenar un desembarco porteño en las listas
Por debajo de las preocupaciones prioritarias de la pandemia, los intendentes bonaerenses de Juntos por el Cambio están abocados a la política partidaria y procuran consolidar una suerte de espacio de liderazgo compartido, por ahora horizontal, basado en la territorialidad y en la pertenencia histórica a la provincia. El objetivo real, que se hace menos público, es resistir unidos un eventual desembarco de figuras porteñas del espacio, de cara a la conformación de las listas electorales del año que viene.
Se trata, sobre todo, de una movida que se da en el Pro, uno de los socios de la alianza opositora. En la lógica amarilla, sobresale un nombre que encarnaría la amenaza de "extranjerización" de las listas: el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli.
Desde lo personal, el "Colo" es amigo de casi todos los caciques opositores. Incluso son de la misma generación. Pero desde lo político, se escucha en forma reservada alguna queja porque el hombre ha comenzado a pescar punteros no solo en distritos gobernados por el peronismo sino también en varios en los que mandan los macristas.
Santilli se mueve, por supuesto, con la venia de Horacio Rodríguez Larreta, quien pacientemente esculpe su propio liderazgo opositor nacional post Mauricio Macri, pensando en los comicios presidenciales de 2023.
Los dirigentes macristas bonaerenses saben perfectamente que el jefe porteño hizo trasladar a su batallón de encuestadores del otro lado de la avenida General Paz y están incluyendo el nombre de a su pupilo en las preguntas con las que se elaboran los sondeos.
Entre los alcaldes provinciales sobrevuela cierto temor a la repetición de la historia. En 2015, la entonces vicejefa porteña, María Eugenia Vidal, de histórica militancia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue bendecida por Macri para competir como candidata a gobernadora de la provincia. Se sabe: Vidal no solo le arrebató el distrito al peronismo, después de casi tres décadas de hegemonía, sino que fue la clave del triunfo nacional del ex presidente.
Para que eso ocurriera, Vidal pasó antes por un proceso de nacionalización de su figura, con mucha presencia mediática. Los intendentes Pro ven, justamente, que ese mismo camino emprendió hace rato Santilli, quien según versiones internas habría fijado domicilio legal en un barrio cerrado del Gran Buenos Aires. Barruntan que, otra vez dentro de tres años, y eventualmente antes, observarían la posible reiteración de ese dato incómodo de los últimos 20 años, con el que el PJ hizo escuela: un gobernador sin verdaderas raíces bonaerenses.
En aquella ruta para la construcción del liderazgo horizontal, los intendentes Pro tienen un ancho de basto en la mano: ellos son los que pudieron triunfar el año pasado, en medio de la ola de derrota nacional cambiemista, que incluyó la contundente caída electoral de la propia Vidal frente al hoy gobernador, Axel Kicillof. Algunos, incluso, pueden mostrar la épica de la remontada entre las primarias de agosto de 2019, en las que quedaron detrás del PJ, y el posterior resultado reeleccionista de octubre.
Pero hay un as de espadas en este juego, que aún aparece sin dueño designado: en la política de los últimos años, suelen encabezar las ofertas electorales de cada espacio los que lideran las encuestas de opinión pública. "El que mejor mide", en la jerga reduccionista de los entendidos. También, el que más campo tiene para crecer.
Vidal, cabeza de lista
Mirando a las legislativas del año próximo, parece haber consenso entre los alcaldes opositores en no discutir la candidatura de Vidal como cabeza de lista de diputados nacionales por la provincia. A pesar de la derrota reciente, conserva buenos niveles de imagen positiva. Pero Vidal, más allá de que viene teniendo apariciones por Zoom con la dirigencia provincial que buscan apuntalar su liderazgo, también ha dejado trascender que no descarta competir por la Capital. Rodríguez Larreta sería el principal impulsor de esa tesis, que se complementaría con la eventual mudanza de Santilli.
"Ahora nos sentamos en una mesa sin cabecera", explica uno de los intendentes como para graficar el tipo de modelo de conducción partidaria que buscan en esta etapa. Traducido: que, a la hora de las discusiones decisivas, todos tengan que pasar a charlar por allí. Incluidos Larreta, Vidal, Santilli y demás.
Por la cantidad de electores que reúnen sus distritos todos sumados, pilotean esa mesa Jorge Macri (Vicente López), Julio Garro (La Plata), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Néstor Grindetti (Lanús), quienes ya hicieron un encuentro público y mandaron el primer mensaje: la necesidad del "bonaerensismo" en las decisiones. El encomillado es de uno de los presentes en esa cita.
Pero también, y más allá de los cargos formales partidarios que, en rigor, maneja Jorge Macri, se conformó un espacio político/ejecutivo para abocarse a las cuestiones políticas importantes.
Lo integran los mencionados intendentes más un alcalde extra conurbano por cada una de las secciones electorales del interior de la Provincia; el diputado Cristian Ritondo y el senador Esteban Bullrich, por los legisladores nacionales; y Federico Salvai, exjefe de Gabinete provincial y lugarteniente de Vidal.
Prioridad: ampliar la base de sustentación política de Juntos por el Cambio, algo de lo que indefectiblemente deberán conversar también con los radicales y con los "lilitos", socios del Pro en la coalición que ahora es oposición en la provincia y en la Nación.
Aquella idea de la mesa "sin cabecera" supone dos mensajes hacia adentro.
El primero: al contrario de lo que pasó en 2017, los alcaldes resistirán cualquier intento del vidalismo puro de hegemonizar el armado de las listas seccionales para cargos legislativos provinciales. Muchos de los mandatos de Juntos por el Cambio que se vencen el año próximo, en efecto, corresponden a decisiones que la entonces gobernadora aquella vez no "socializó".
El segundo: que para acordar hay que conversar -dicen- "con todos nosotros", no con alguien en particular. No quieren que haya por ahora un "primus inter pares". Acaso un freno, comentan intramuros con cierta malicia, a la voracidad del intendente Macri, quien no oculta sus aspiraciones de liderar el espacio en la provincia y, eventualmente, candidatearse a un puesto mayor al de jefe comunal.
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