Espionaje. Mauricio Macri y las distintas estrategias de sus socios y exfuncionarios dentro de la causa penal
"No le pueden hacer esto. Es una locura". Así reaccionó, cuentan fuentes de su entorno, el expresidente Mauricio Macri, después de que a su secretario, Darío Nieto, le allanaran el domicilio, en el marco de la causa por presunto espionaje ilegal."Buscan embarrarnos a todos y mostrar que somos lo mismo que ellos", cuentan que dijo el expresidente, en clara referencia al kirchnerismo.
Más allá de no compartir abogado con Macri -que tiene la asesoría en esta causa de Pablo Lanusse- está claro que Nieto está y estará en "la misma campana legal y operacional" que el expresidente para enfrentar las acusaciones, que, dicen en el entorno de Macri, buscan "llegar al jefe". Pero no ocurre lo mismo con todos los dirigentes y exfuncionarios de su gobierno.
Una de las que no entra en la campana es Susana Martinengo, la exencargada de documentación presidencial detenida el martes por orden del juez federal Federico Villena, acusada de ser quien recibía los supuestos informes de inteligencia y los entregaba a Nieto, para que él los hiciera llegar a lo más alto del poder macrista. "No es del equipo, no tenía relación de confianza con ninguno de nosotros", asegura un funcionario que tenía despacho en Balcarce 50. La indagatoria de Martinengo está prevista para hoy en el juzgado federal de Federico Villena.
Los leales a Macri coinciden en que Martinengo "hacía bien su trabajo" en la distribución de la correspondencia que llegaba a la Casa Rosada, aunque recalcan que "siempre quería cargos más importantes, como ser diputada o al menos concejal". En tren de especulaciones, ahora sugieren incluso que pudo haber sido "presa fácil de los servicios de inteligencia", en relación a exespías que habrían reconocido reuniones con ella en Balcarce 50.
El silencio de Arribas
Señalado por varios testimonios como el que "ordenaba" los seguimientos a políticos opositores e incluso de la entonces coalición Cambiemos, el extitular de la AFI Gustavo Arribas tiene como abogado a Alejandro Pérez Chada, uno de los históricos letrados de la familia Macri, lo que para miembros del espacio es otra muestra de "coordinación legal" entre ambos. Sin contacto con los medios, poco se sabe del presente de Arribas, exjefe de los espías presos, que hasta hace diez días estaba en Buenos Aires.
Por carriles separados, los "espiados" del macrismo asumen estrategias diferenciadas. Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, por caso, ya se presentaron como querellantes ante el juez Villena, con la asesoría legal en común de Mariano Mendilaharzu, abogado de confianza de ambos. Lo mismo ocurre con Emilio Monzó y Nicolás Massot, con representación legal en común, y Diego Santilli, otro de los dirigentes del ex oficialismo que sufriera los seguimientos de los agentes de la AFI. "¿Por qué deberíamos tener una estrategia común? No coordinamos ni compartimos nada. Somos querellantes, queremos saber todo", coincidieron cerca de dos de los espiados. "Subjetivamente creo que Mauricio Macri no sabía que me estaban espiando", dijo Massot a LN+, anteayer.
"No importa quien los representa, lo importante es que todos firmaron la solicitada de apoyo a Nieto", afirmaron cerca del Presidente, en relación al texto consensuado días atrás, titulado "Unidos en defensa de la unidad y la transparencia", y que estuvo precedido de discusiones internas antes de salir a la luz. De todos modos, ni Monzó ni Massot -integrantes del ala dialoguista de Pro al igual que Larreta, Vidal y Santilli- firmaron el texto, y "otros ex funcionarios tampoco quisieron firmar", según comentaron desde este sector, diferenciado de los leales incondicionales del ex presidente.
"No firmar ese comunicado nos iba a traer más problemas", explicaron cerca de Rodríguez Larreta, dónde insisten en que una versión inicial de aquel texto, que afirmaba que "Macri nunca había recibido informes de inteligencia", fue morigerado por la comunicación de Pro para arribar a un acuerdo, algo que niegan los "halcones" que encabeza Patricia Bullrich. "La verdad es que ya no sabemos qué pensar. Seguir nos siguieron, eso está claro. Hay que ver quién dio las órdenes, estar tranquilos y esperar", expresó otro de los querellantes en la causa, que al igual que varios integrantes ilustres del espacio no tiene simpatías por Arribas. "Si alguien hizo algo, que se haga cargo. Lo triste es que van a caer muchos perejiles", comentaron desde el sector de los "moderados", sin ocultar su desconfianza.
"La causa es un papelón, y hay una clara intención de dividirnos. ¿No es raro qué solo están espiados dirigentes de un espacio de Cambiemos?", se preguntó ante LA NACION otro incondicional del expresidente, y volvió a apuntar a la vicepresidenta Cristina Kirchner por estar "detrás" del revuelo mediático en torno a la causa por presunto espionaje. "Algunas detenciones son un disparate. Martín Terra, por ejemplo, le fue a pedir laburo a Arribas y ahora lo acusan de espía", comentó una fuente bien informada de Pro, en relación al ex esposo de Analía Maiorana (actual pareja de Santilli), que también fue detenido el martes.
"Nadie se puede creer que teniendo a su amigo de toda la vida [Arribas] a media cuadra, Mauricio necesitara que una señora le pase información", definió otro referente de Pro cercano al expresidente sobre la hipótesis que se investiga en la causa que sacude a la principal fuerza de oposición.
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