Julio Vitobello, el amigo encargado de cubrir la espalda del presidente
Julio Vitobello tendrá una responsabilidad intangible, pero central para el flamante presidente: cuidar su espalda. Amigo desde hace 22 años de Alberto Fernández, como secretario general de la Presidencia este abogado de 62 años tendrá bajo su responsabilidad la seguridad y la agenda del próximo jefe del Estado.
Parte de grupo de amigos, Vitobello conoció a Fernández en 1998, cuando los dos militaban en el duhaldismo. Los presentó otro integrante del círculo íntimo de Fernández, Alberto Iribarne, que tendrá un lugar reservado en la mesa de decisiones como parte del cuerpo de asesores del presidente.
Vitobello siempre estuvo al lado de Fernández. En el 2000 ambos llegaron a la Legislatura porteña. En 2003, ya con Néstor Kirchner en la Presidencia y su amigo entronizado como jefe de Gabinete, fue parte del equipo en la Jefatura hasta 2007. Ese año, por decisión de la expresidenta Cristina Kirchner se hizo cargo de la Sindicatura General de la Nación (Sigen), durante dos años. Finalmente, en 2009, ocupó la Oficina Anticorrupción (OA).
Hombre de confianza del nuevo mandatario, como secretario general de la Presidencia es uno de los pocos portadores de la llave de ingreso a la oficina que ocupará a partir del martes Alberto Fernández en el primer piso de la Casa Rosada. Además de tener a su cargo la Casa Militar, a cargo de la seguridad presidencial –en este punto Vitobello trabajará y escuchará los consejos del entrante ministro de Defensa, Agustín Rossi–, tendrá injerencia en el diseño de políticas públicas, en las tareas de ceremonial y protocolo presidencial. Es también el encargado de todo lo que ocurre en la Casa Rosada y la quinta presidencial de Olivos.
Vitobello es parte de elenco estable de personas que caminan en estas horas por las oficinas de Puerto Madero. En ese lugar, el hombre que cuidará la espalda del presidente, se muestra tranquilo. "Será un gran presidente", dice cuando habla del Fernández, su amigo, del que también asegura tiene una visión moderna de la economía.
Otro de los puntos que tendrá que resolver Vitobello es qué hará con la flota presidencial de aviones y helicópteros. En la actualidad, solo se mantienen en funcionamiento el Tango 04 –con capacidad para unas 40 personas– y el Tango 10, un Learjet 60 con capacidad para 10 pasajeros; ambas aeronaves sólo se utilizan para vuelos hacia el interior.
Si bien el presidente Mauricio Macri inició una licitación para reemplazar al Tango 01 para los viajes al exterior, la crisis económica terminó por sepultar esa intención. Vitobello también entiende que no es momento para plantear una compra de esa envergadura pese a los riesgos que conlleva que un mandatario tome vuelos comerciales.
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