Julio César Urien: un exmontonero detrás de las incursiones al Lago Escondido
Fue funcionario bonaerense; apoya las marchas kirchneristas en la Patagonia; junto a D’Elía y Mariotto respaldó a Boudou frente a las denuncias
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Su nombre completo es Julio César Urien. Se presenta como el presidente de la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua (Fipca) y en un video que circula en las últimas horas defiende la incursión en el Lago Escondido de un grupo de dirigentes vinculados al kirchnerismo y solicita a las autoridades que “garanticen” la seguridad de sus “compañeros”.
Urien fue uno de los que organizadores la sexta marcha a ese espejo de agua en Río Negro titulada “soberanía del Lago Escondido”, que terminó en un conflicto con lugareños.
Además de Fipca, este año la marcha fue convocada por CTA, ATE y otras organizaciones gremiales y políticas y juntó a varios manifestantes cercanos al kirchnerismo: el médico y asesor de Axel Kicillof Jorge Rachid, miembro del Instituto Patria, dirigida por Cristina Kirchner; Alfredo “el Vikingo” Meyer, dirigente de la CTA, y Facundo Montesino Odarda, legislador del Frente de Todos que es además el hijo de Magdalena Odarda, la presidenta del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), señalada por su avenencia ante la ocupación de tierras por parte de grupos autodenominados mapuches.
Urien, de 72 años, vive actualmente en Bariloche. Proviene de una familia militar y entró a las Fuerzas Armadas por esa tradición. Fue compañero de promoción de Alfredo Astiz, jerarca de la ESMA condenado a prisión perpetua por cometer delitos de lesa humanidad en ese lugar durante la última dictadura.
“Muchos de quienes estaban ahí formaron parte de los grupos de tareas, salvo quienes nos sublevamos porque no quisimos actuar como represores... Pero gran parte de mi promoción, como Ricardo Cavallo, fue procesada y detenida por delitos de lesa humanidad”, dijo Urien en una entrevista con el diario de Bariloche El Cordillerano.
Como hacen todos los cadetes navales en el último año, en 1971 viajó por el mundo. Al año siguiente se convertiría en uno de los militares afines a Juan Domingo Perón que organizaron la sublevación de la Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada (ESMA) en noviembre de 1972 cuando el líder volvía del exilio.
En la revuelta, un cabo fue asesinado.
Después de la rebelión, Urien fue preso y no salió en libertad hasta que los militares dejaron el poder y luego de la amnistía dictada por Héctor Cámpora.
“En aquel momento, fue una lucha que dimos en contra de la dictadura, y durante el terrorismo de Estado enfrentamos lo que fue esa dictadura. Durante todo ese proceso, estuve preso. Fueron más de ocho años; recién salí cuando recuperamos la democracia, en 1983. La Constitución plantea, en caso de que se la viole, que la resistencia es legítima, más que nada en contra de las dictaduras. Nosotros reivindicamos, sobre todo, lo que fue la lucha contra el terrorismo de Estado y, justamente, la política de resistencia. Una vez recuperado el proceso democrático, la pelea se da en los términos que plantea la democracia”, recuerda Urien al ser consultado por su paso por Montoneros.
La relación con Kirchner
En 2006, Néstor Kirchner –en ese entonces presidente– lo reivindicó en el Salón Blanco de la Casa Rosada con un reconocimiento oficial, reincorporándolo a la Armada en situación de retiro.
Un año antes Kirchner lo había designado director del Astillero Río Santiago y durante su gestión se remodeló la Fragata Libertad.
Abandonó ese cargo en 2008 con la llegada de Daniel Scioli a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, argumentando diferencias con los planes del entonces flamante gobernador, a quien no había apoyado en la campaña electoral.
En 2016 firmó, junto a Luis D’Elía y Gabriel Mariotto, un respaldo al entonces vicepresidente Amado Boudou, condenado por apropiarse por la imprenta de billetes Ciccone.
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