Juliana Di Tullio, la provocadora senadora que lleva a Cristina Kirchner en la piel
Después de casi cuatro años de ostracismo político, la legisladora quiere recuperar el protagonismo como defensora del kirchnerismo en el Congreso
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Feminista, frontal, polemista, provocadora. Esa es Juliana Di Tullio, la senadora que Cristina Kirchner sumó a su bancada tras la renuncia a su banca de Jorge Taiana y que promete convertirse en el azote de todo aquel que ose oponerse a las ideas kirchneristas, que ella interpreta como pocos dirigentes políticos en la actualidad.
Tanto es así que lleva en su piel marcada a fuego, en tinta para ser más precisos, una frase de su amada líder. El famoso “no fue magia” se puede leer tatuado en su espalda desde hace seis años.
Para los que miran al kirchnerismo con cariño y la aprecian, Di Tullio es una oradora de nota, una polemista de primer orden que no rechaza ningún desafío y que siempre sale airosa, a pesar de caer en contradicciones como cuando la semana pasada intentó vincular al periodista de LA NACION Hugo Alconada Mon con las operaciones denunciadas por el Gobierno sobre un supuesto plan para armar causas contra sindicalistas durante la gestión de Mauricio Macri. Paradójicamente, Alconada Mon fue víctima de espionaje durante el macrismo y fue quien reveló en el libro “La raíz de todos los males”, en 2018, la existencia de una reunión en la que funcionarios, empresarios y espías se reunieron en una sede del Banco Provincia para diseñar una estrategia judicial contra Juan Pablo “Pata” Medina.
Para los que se paran en la vereda de enfrente, es una canchera que habla siempre con tono sobrador y que le gusta decirle a sus rivales de la oposición que viven equivocados y cómo deberían pensar. Tal vez sea el reflejo de su título de licenciada en psicología social de la Escuela Pichón Riviere.
Según su propia biografía, comenzó a militar en el peronismo en la escuela secundaria. Oriunda de Morón, eran las épocas en que Juan Carlos Rousselot era amo y señor del distrito. Militó junto al exdirector General de Escuelas bonaerense Mario Oporto y gracias a esos contactos, y ya con el kirchnerismo en el poder obtuvo un cargo en la Cancillería.
En 2005, en plena euforia kirchnerista, logró entrar como diputada nacional por la provincia de Buenos Aires. Fue desde su banca en la que empezó a mostrarse como una afilada espada en defensa del oficialismo.
Sus críticas al periodismo no son nuevas. Di Tullio siempre formó parte del sector kirchnerista que con más énfasis defendió la ley de Medios y la de control de Papel Prensa.
Por eso a muchos sorprendió que en 2009 quedara relegada en la lista del PJ y sin banca porque las peores expectativas se cumplieron cuando Francisco de Narváez dividió el voto peronista.
Sin embargo, la suerte tocaría el hombro de Di Tullio. La actriz y cantante Nacha Guevara decidió no asumir la banca que había ganado en una lista llena de candidatos testimoniales y así fue como Di Tullio retuvo el escaño que las urnas le habían negado.
Era una oportunidad que no iba a dejar pasar. Elevó su perfil más que nunca, en gran parte empujando proyectos de ley de la agenda feminista y de diversidad de género. También jugó un rol activo en el impulso de la ley de matrimonio igualitario. Así, en 2013, otra elección en la que el peronismo marchó dividido, logró su re-reelección. Esa vez fue segunda de Martín Insaurralde, aunque la lista perdió con Sergio Massa.
Aquella derrota, sin embargo, tuvo su recompensa cuando fue elegida presidenta del bloque peronista de la Cámara baja. La primera mujer en ocupar ese sitial. Pero ese paso le dejó el amargo sabor de no haber conseguido que Cristina Kirchner impulsara la legalización del aborto.
En 2015 su estrella empezó a eclipsarse. Fue reemplazada por Héctor Recalde al frente del bloque peronista y dos años después perdió su banca. En 2019, con el regreso del peronismo al poder, fue nombrada directora del Banco Provincia, un cargo considerado un ostracismo político de lujo.
Sin embargo, otra vez la suerte volvió a tocar a su puerta y la partida de Taiana al Ministerio de Defensa, luego de otra derrota del kirchnerismo, esta vez en las primarias de este año, la devolvió al ámbito legislativo.
Ahora, como senadora por la provincia de Buenos Aires, promete recuperar protagonismo y amenaza con desplazar a Oscar Parrilli, siempre endeble en su rol de orador, como la voz que Cristina Kirchner no puede tener en el recinto del Senado.
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