Jubilados pobres
El veto de la presidenta Cristina Kirchner a la ley del 82 por ciento móvil de las jubilaciones deja ganadores, perdedores y, sobre todo, jubilados pobres y nuevos miles de juicio.
Cristina Kirchner buscó disimular la derrota y rodeó su veto de palabras duras.
Julio Cobos vio reverdecer su sueño político, que venía en declive frente a un creciente Ricardo Alfonsín.
El Senado dejó de ser un bastión inexpugnable del kirchnerismo.
La oposición tuvo su primer éxito político luego de las elecciones legislativas, innegable más allá del veto.
Pero el 70 por ciento de los jubilados seguirá cobrando la mínima de 1000 pesos. Se les negó a los jubilados un haber digno, con el que alguna vez soñaron mientras, durante treinta años de trabajo, aportaron al Estado.
La jubilación es un derecho que se va comprando durante toda la vida y, al final de la vida, se lo licuan. Se lo expropiaron a quienes aportaban a las AFJP: el Estado se quedó con esos fondos. Y, ahora, les expropian a los jubilados el sueño de un haber apenas un poco mayor.
Curiosa paradoja para un gobierno progresista, negarles dinero a quienes ya no tienen fuerza para trabajar.
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