Juan Zabaleta: “Llega un momento en que el debate se termina y hay que tomar decisiones”
El ministro de Desarrollo Social apoya el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y asegura que no prevé recortes de planes
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A las puertas del tratamiento parlamentario del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, recibió a LA NACION en su despacho del piso 14 del histórico edificio ubicado sobre la avenida 9 de Julio. El exintendente de Hurlingham es optimista respecto del futuro de la economía y aseguró que el programa firmado con el organismo no implicará un condicionamiento para la política social. “El Fondo estuvo de acuerdo en poner en valor el abordaje integral que realizamos”, señaló.
Zabaleta es uno de los ministro más cercanos a Alberto Fernández y lo deja entrever en cada una de sus definiciones. “Llega un momento en que el debate se termina y hay que tomar decisiones”, indicó al ponderar la autoridad presidencial. Y si bien pondera el diálogo construido con las organizaciones piqueteras a lo largo de sus siete meses al frente de la gestión, no da el brazo a torcer en una decisión que considera tomada: la limitación de las altas para los programas Potenciar Trabajo.
-Es ineludible comenzar preguntándole por la noticia de la semana: el envío al Congreso del acuerdo con el FMI . ¿Qué implicaría su aprobación para el Ministerio de Desarrollo Social?
-Implica que vamos a seguir con todos y cada uno de los programas que hoy tenemos. Son 11 millones de personas las que el ministerio asiste en sus distintas políticas y lo va a seguir haciendo, ya sea a través del programa Potenciar Trabajo como de la tarjeta Alimentar, que hoy se percibe en la Asignación Universal por Hijo (AUH), una decisión que permite una mayor autonomía y mejor administración de los fondos por parte de las familias. También seguiremos con nuestra red de asistencia a merenderos y comedores, aunque todavía haya más de 6 mil que nos necesitan. Y continuaremos trabajando en todo lo que es la urbanización de barrios populares, una política que nos permitió saber que existen unos 5.400, según el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap).
-¿Todo esto está garantizado o puede pasar que el FMI lo cuestione en alguna revisión trimestral?
-Eso está garantizado. Es más, yo logré ver el párrafo del texto del acuerdo vinculado al ministerio y habla explícitamente del fortalecimiento de nuestras políticas. Lo hablé con el ministro Martín Guzmán, pero también tuvimos dos reuniones de Zoom con autoridades del FMI donde pusimos arriba de la mesa todo lo que el ministerio desarrolla. El Fondo estuvo de acuerdo en poner en valor el abordaje integral que realizamos.
"“Lo mejor para la Argentina es este acuerdo con el FMI”"
Juan Zabaleta
-Sin embargo, una decisión como la de limitar los planes sociales se parece mucho a un condicionamiento.
-Cuando llegamos el 10 de agosto al ministerio, la decisión era poner al trabajo en el centro de nuestras políticas públicas. Cuando decimos que no van a haber más altas de planes sociales es porque va a haber más programas que se vinculen a la generación de empleo genuino. Está claro que la economía popular es un fenómeno muy importante vinculado a sectores excluidos del mercado laboral que crean su propio trabajo y que hay que seguir fortaleciéndolo. Por eso, empezamos a pensar en direccionar los recursos que se vinculan al Potenciar Trabajo hacia todo lo que tiene que ver con la provisión de máquinas y herramientas a cada cooperativa, a cada unidad de gestión. Cuando hablamos de Textilcom, en Villa Lugano, hablamos de 150 nuevos empleos formales durante siete meses, a los que ahora se suman los 4 mil puestos comprometidos en un acuerdo con la Cámara Gastronómica de la ciudad de Buenos Aires. La Argentina está permitiendo transitar ese camino.
-A muchas organizaciones sociales, incluso cercanas al oficialismo, les hace ruido la medida porque sostienen que es volver a pensar al programa Potenciar Trabajo como un subsidio y no como una herramienta de fortalecimiento del trabajo comunitario.
-Es un salario social complementario, que claramente tiene que ir en el camino de la generación de empleo formal. Nadie puede estar en desacuerdo con que nosotros mejoremos las condiciones laborales y de empleabilidad de argentinos y argentinas. Me parece que la discusión es, en todo caso, cómo podemos hacer para que los que pensamos distinto logremos que en la Argentina la gente viva mejor. Todos coincidimos en que hay que llevar a las argentinas y a los argentinos hacia el empleo formal. Y ese es el camino que queremos transitar.
-¿Qué garantiza que esta vez la política no falle, como ya sucedió con el plan Empalme impulsado por Mauricio Macri?
-La Argentina está dando señales muy importantes de crecimiento. Eso hay que aprovecharlo. Pero también hay que laburar. Hay que ir a buscarlo, no hay que quedarse quieto. Más del 95% de los puestos de trabajo perdidos en pandemia se recuperaron. Hay que seguir este camino de acuerdo con sectores de la producción, como el automotriz, el gastronómico o el textil, para formalizar estos convenios.
-Según sus últimos datos, el Registro Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Economía Popular (Renatep) cuenta con casi 3 millones de personas inscriptas, mientras que el número de beneficiarios del Potenciar Trabajo es de 1.200.000. ¿No es contradictorio que se hable de fortalecimiento de la economía popular al mismo tiempo que se limita la posibilidad de una mayor cobertura?
-No, porque muchos de los inscriptos en el Renatep también están vinculados al trabajo informal. Lo que tenemos que hacer nosotros es lograr, en este tránsito, discutir algunas cuestiones vinculadas al camino de la formalidad. Por ejemplo, el monotributo inclusivo es una herramienta que hoy tiende a beneficiar a más de 6 millones de personas que están en la informalidad, que están en la changa, que producen pero que no pueden acceder al circuito de la formalidad. Es una herramienta que propusieron las organizaciones sociales y que ahora el Congreso debe debatir para que se apruebe. Eso es lograr que la economía popular se siga consolidando para restaurar la calidad del empleo.
-Hay otra demanda, muy difundida por el sector de Juan Grabois, que es la de un salario básico universal para todo ese universo de personas bajo la línea de indigencia que carece de algún ingreso fijo. ¿Qué opina de una medida así?
-Todo lo que vaya en el camino de la generación de empleo genuino merece ser discutido. En algún momento nos sentaremos a hacerlo.
-Junto a la suspensión de las altas de planes sociales, el ministerio también anunció que le garantizará a cada beneficiario del Potenciar Trabajo la libertad de elegir en dónde contraprestar. Las organizaciones piqueteras lo tomaron como un ataque directo y acusan al Gobierno de buscar crear “mano de obra barata” para los intendentes. ¿Qué tiene para responder?
-Nosotros jugamos a favor de la gente, no de alguien en particular. Tratamos todos los días de hablarle a la sociedad. Yo también represento a 1.200.000 beneficiarios y beneficiarias del plan Potenciar Trabajo. Y, en ese sentido, queremos que ellos y ellas puedan optar en dónde trabajar y que puedan cobrar esos $16.500 realizando el oficio que deseen. Tuvimos mucha adhesión de personas que quieren mejorar su condición laboral. Ahí nadie tiene que enojarse. Esto no es una discusión político-partidaria, esto es una discusión que tiene que ver con un Estado que quiere direccionar una política pública, de la asistencia a la generación de trabajo. Me parece que la política en esta etapa está teniendo un gran problema, que es el de hablar mucho hacia adentro. Tenemos que hablar más hacia afuera, saber a quienes representamos.
-¿Continúa el diálogo con las organizaciones de izquierda?
-Siempre hay diálogo.
-¿No se tensó en este último mes?
-No, y de mi parte nunca se va a romper. Porque no tomamos decisiones para que se rompan los diálogos. No tomamos decisiones unilaterales. Tomamos decisiones que tienen que ver con cómo direccionar las políticas del ministerio de Desarrollo Social hacia el trabajo. Y a partir de eso vamos generando una conversación, aunque, por supuesto, con muchas diferencias.
-¿Esas diferencias son únicamente con la oposición o también entre sectores del oficialismo?
-Hay que entender que, en el marco de la democracia, siempre hay diferencias. Y es un desafío que en este momento, cuando estamos discutiendo algo tan importante para la Argentina, aquellos que pensamos distinto entendamos que lo que propone el Presidente es un acuerdo para todas y todos los argentinos. Ahí creo que no hay que levantarse de la silla, hay que sentarse. Tenemos que tranquilizar un poco la política y buscar que haya cada vez más sentados y sentadas en las sillas, discutiendo. A mí me gusta mucho sentarme con opositores. Me parece que suma escuchar qué es lo que piensa el otro y, muchas veces, ponerse en su lugar.
-¿Ve complicado el tratamiento del acuerdo con el FMI la semana que viene?
-Necesitamos ese acuerdo. Y pedimos, con mucho respeto, que si alguno tiene expectativas políticas y electorales de cara al año que viene, que entienda que este es el camino. Hay que recuperar a la Argentina. Nosotros, en el Frente de Todos, el debate nos tiene que engrandecer. Pero llega un momento en que el debate se termina y hay que tomar decisiones. Y en este caso hay que respaldar la decisión del Presidente de salir de este atolladero, de este endeudamiento feroz que nos dejaron. Mirando al futuro, sin olvidar el pasado, como dijo en la apertura de sesiones. Y sin levantarse de la silla.
-¿Es un mensaje para sus compañeros?
-No, a mí no me gusta mandar mensajes. Me gusta decir siempre lo que siento. Lo mejor para la Argentina es este acuerdo. Es el mejor acuerdo posible y el que nos va a permitir que podamos seguir garantizando el crecimiento económico, sin que se toquen las políticas de inclusión social. A mí el Presidente me dijo que no iba a firmar ningún acuerdo que ajustara alguna política social del ministerio. Y este ministerio no va a ajustar. Por eso apostemos y acompañemos la salida del endeudamiento de la Argentina.
-¿Prima en eso su lealtad al Presidente?
-No es una cuestión de lealtad, es entender que hay decisiones políticas que son buenas y que hay que acompañarlas. Este es el mejor acuerdo posible. Yo entiendo que hay que acompañarlo y lo voy a acompañar. Y estoy convencido de que la enorme mayoría de los argentinos y de los espacios políticos que conforman la Argentina también lo hará.
-Esta semana, durante la apertura de sesiones ordinarias, se vieron banderas en apoyo a una virtual reelección de Fernández en 2023. ¿Ve factible esa posibilidad?
-Estamos más cerca de la elección que pasó que de la que viene. A mí ningún argentino me pregunta por las elecciones del 2023. El año que viene nos va a ir bien si en este 2022 logramos que los argentinos vivan mejor. Y los argentinos todavía no viven mejor. Hay problemas estructurales que hay que resolver, como la inflación o la inseguridad. Si el Frente de Todos puede hacerse cargo y resolver esos problemas, no tengo ninguna duda de que en 2023 va a haber una discusión, ya sea en el marco de la unidad o con alguna forma de elección que le permita opinar a los argentinos. Es muy bueno que los argentinos, los bonaerenses y los vecinos de Hurlingham puedan elegir.
-Estaría entonces de acuerdo con una PASO en el peronismo.
-Que opinen los argentinos. Cuando no hay acuerdo, tienen que opinar los argentinos y las argentinas.
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