Juan Pablo Cafiero, "conmovido" por su designación como embajador

Juan Pablo Cafiero se manifestó hoy "conmovido" por su designación como embajador ante el Vaticano por parte del Gobierno nacional, y se apresuró a echar por tierra algunas especulaciones al afirmar que si la Santa Sede lo acepta, no trabajará para el ala progresista de la Iglesia, sino "para representar a la Argentina" sin distinciones.

Cafiero se declaró consustanciado con el "estilo" de la administración de Cristina Fernández, al que consideró "vinculado a trabajar al lado de los sectores más humildes, con una fuerte política social y un idea de la distribución de la riqueza", y destacó que "para representar al Estado argentino" hay que "estar con la política del gobierno que lo está designando".

En diálogo con las radios La Red y Diez, el actual asesor del gobierno bonaerense de Daniel Scioli evitó explayarse ante una consulta sobre su cercanía al ala progresista de la Iglesia: "Eso lo vamos a dejar porque yo no trabajo para un ala sino para el país, yo represento a la Argentina, no a un sector de la Iglesia", subrayó.

Fortalecer la relación. Ayer se supo que la Presidenta designó a Cafiero como embajador argentino ante la Santa Sede para "fortalecer la relación", y ahora la decisión depende del Vaticano.

Según trascendió, la idea de la Casa Rosada es "cerrar" el capítulo de tensión con el Vaticano que se desencadenó a partir de la negativa de la Santa Sede de aceptar la designación del ex ministro de Justicia Alberto Iribarne por su condición de divorciado. El asesor de Scioli, hijo del histórico dirigente peronista Antonio Cafiero, casado, con cuatro hijos y cuatro nietos, evitó responder qué significaba pertenecer al ala progresista de la Iglesia, como lo destacan hoy diversos medios de prensa.

"En la Argentina existe la libertad de creencia, es un país en el que si bien hay una inmensa mayoría católica, la libertad de creencia que nace con el hombre que le permite creer o no creer y que le otorga esa libertad es una garantía de la Constitución nacional, un derecho humano fundamental y básico que debe respetarse", remarcó.

Aclaró que "en el caso de concretarse esta propuesta del Gobierno, yo tengo que representar al Estado argentino frente a la jerarquía de esa religión, frente al Estado del Vaticano que representa justamente la religión más cultivada y arraigada en el pueblo argentino".

Cuestión de familia. Cuando radio La Red le inquirió, al promediar la entrevista que le realizaba, cómo se componía su familia, Cafiero inició su respuesta de manera insólita: "Tengo un gran cariño por Alberto Iribarne y no quisiera que su pregunta se tomara de una manera equívoca".

"Los actos privados de los hombres están exentos de la autoridad de los magistrados, por lo tanto, la vida privada de cada uno es algo sagrado, donde no se debe ingresar, pero en mi caso personal he tenido la fortuna, la suerte de tener una compañera toda la vida, mi esposa, hijos, cuatro nietos y me siento orgulloso de esto", continuó.

De esta forma, Cafiero, designado por el Gobierno nacional como representante argentino ante el Vaticano, aludió al conflicto con la Iglesia que involucró a Alberto Iribarne, cuyo nombramiento para el mismo cargo fue rechazado por la Santa Sede por su condición de divorciado.

Ante la consternación del periodista que le realizaba el reportaje -que recién pudo aclarar hacia el final que sólo pretendió que la audiencia supiera algo más de un funcionario que "tiene un bajísimo perfil"-, Cafiero insistió en manifestar una cierta tensión por la pregunta sobre su familia y, presuntamente, por su propia respuesta.

"No quiero que con esto se menoscabe en absoluto la figura de ninguna otra persona ni de ningún otro candidato que pudiera tener la Argentina para cumplir una función que, en definitiva, es representar el Estado argentino", destacó.

"Para representar al Estado argentino tiene que ser una persona íntegra y estar con la política del gobierno que lo está designando, ése es mi caso y eso es lo sustantivo. Las otras cosas pueden obedecer a usos y costumbres, pero de ninguna manera la Argentina, como país soberano, puede aceptar ningún tipo de condicionamiento", concluyó.

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